RUSTAVELI, Chota

No figura en el Diccionario filosófico marxista · 1946

Diccionario filosófico abreviado · 1959:450-451

Chota Rustaveli (siglo XII)

Genial poeta georgiano, autor del poema El valiente caballero de la
piel de leopardo, uno de los grandes monumentos de la cultura mundial.
Veía en la poesía “una rama de la sabiduría”, y sintetizó bajo una
forma literaria todo el desarrollo anterior del pensamiento social y
filosófico en Georgia. Expresó en un lenguaje lleno de imágenes,
ideas profundas opuestas a las corrientes filosóficas dominantes en la
Edad Media. Profundamente popular, impregnado de humanismo, el poema
de Rustaveli exalta el amor, la amistad y el heroísmo; mina las bases
de la escolástica de la Edad Media y se opone al ascetismo de la
Iglesia. La obra de Rustaveli rompía audazmente con las tradiciones
de la literatura medieval. Rustaveli no evoca jamás en su poema, la
“trinidad” cristiana y demás accesorios religiosos propios de la
literatura de la Edad Media. Sus héroes viven en un mundo real que no
deja lugar al más allá. Tienen pasiones y aspiraciones verdaderamente
humanas y luchan en nombre de grandes ideales “terrenales” sin
preocuparse lo más mínimo de la vida de “ultratumba”. El dios del
poema es “la plenitud de todo lo que es”, la personificación de la
unidad del mundo y no el dios tradicional de la religión. El
nacimiento y la desaparición de las cosas es, según Rustaveli, la
unión y la disociación de los cuatro elementos: “fuego, agua, tierra y
aire”. El universo es eterno e infinito y es movido por leyes
internas imprescriptibles. Como todo en este mundo, la actividad
humana se halla estrictamente determinada. Sin embargo, el
determinismo (el destino) depende de la actividad del hombre, de su
lucha, que conduce a la victoria del bien sobre el mal. Para
Rustaveli, el mal no es un principio natural, sino que se origina en
las relaciones humanas. Por eso el hombre puede y debe vencer ese mal
por medio de su lucha. El destino supremo del hombre es el de hacer
triunfar el bien combatiendo el mal en todas sus manifestaciones.
Esta lucha hace nacer el heroísmo verdadero, que triunfa sobre todos
los obstáculos. Los conocimientos no se convierten en sabiduría a
menos que se liguen a la actividad práctica. Y no existe heroísmo
verdadero sin sabiduría. Los principales estímulos del heroísmo son
el amor y la amistad si se hallan animados por un ideal elevado. En
nombre del amor y de la amistad, los héroes del poema realizan
prodigios. En el poema, el amor y la amistad rebasan el marco de los
sentimientos personales: adquieren una importancia social y regulan
las relaciones entre los hombres. Rustaveli fue el primero en la
literatura mundial, en cantar a la amistad entre los pueblos, basada
en un profundo patriotismo, en una devoción sin reservas a su propio
pueblo.

La estética de Rustaveli está estrechamente vinculada a sus ideas
filosóficas, a su ética. Lo bello y lo sublime no son sólo nuestros
sentimientos subjetivos; son categorías objetivas. La verdadera
belleza de los hombres no reside tanto en su encanto exterior como en
los principios elevados de su moral. La función de la poesía es
reflejar la vida de los hombres y sus luchas por fines nobles y
elevados, por la felicidad en este mundo. Si las ideas filosóficas de
Rustaveli rebasan en mucho el marco medieval, si sus concepciones
éticas y estéticas recuerdan en gran medida las ideas progresistas de
nuestros días, sus concepciones sociales y políticas se hallan muy
influidas por las condiciones del feudalismo. Es partidario del
absolutismo ilustrado, de un estado unificado, poderoso,
independiente, pero exige, sin embargo, que la autocracia sea limitada
por un Consejo de estadistas instruidos. Rustaveli considera
inmutables las relaciones sociales basadas en la jerarquía feudal.
Pero no por eso deja de reclamar que se trate a las personas en forma
humana y equitativa y que se haga desaparecer la miseria. Protesta
contra la humillación de la personalidad humana.

El poema de Rustaveli asestó un golpe a la ideología cristiana de la
Edad Media. Durante siglos, las fuerzas de la reacción georgiana,
sobre todo las clericales, se esforzaron por ocultar este gran poema y
para hacer desaparecer hasta las huellas de su influencia. Pero el
pueblo de Georgia, para quien la obra de Rustaveli es la encarnación
de su genio nacional, el símbolo de sus mejores aspiraciones,
salvaguardó esta obra grande y genial. Hoy, es el patrimonio de todos
los pueblos de la Unión Soviética, y forma parte del acervo de la
cultura mundial.

No figura en el Diccionario filosófico · 1965

No figura en el Diccionario de filosofía · 1984

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