SAINT-SIMÓN, Claudio Enrique

Diccionario filosófico marxista · 1946:272-274

Claudio Enrique Saint Simón (1760-1825)

Saint Simón fue uno de los grandes socialistas utópicos del siglo XIX.
Nació en una familia condal de la nobleza. En su infancia estudió con
D’Alembert (ver). Participó como voluntario en la guerra de la
independencia de los Estados Unidos de América del Norte. Durante la
Revolución burguesa de fines del siglo XVIII en Francia, renunció a su
título de conde. En el primer período de la revolución simpatizó con
ella, desilusionándose con la llegada de la época del terror. Saint
Simón murió en la miseria. Junto con Hegel, Saint Simón, según lo
caracteriza Engels, era “la cabeza más universal de su tiempo”.
Identificado en filosofía con el materialismo francés, Saint Simón se
eleva sin embargo por encima de este último en la comprensión del
desarrollo de la sociedad humana. Mientras que los materialistas
franceses concebían la historia como una simple concatenación de
casualidades, Saint Simón trató de fundamentar la teoría del
desarrollo de la historia, sujeto a leyes. Cada sistema social, según
Saint Simón, en el período de su nacimiento, era un paso adelante en
el desarrollo del proceso histórico. Históricamente fueron
progresistas tanto el sistema esclavista como el feudal, por cuanto
ambos favorecieron el desarrollo ulterior de la producción, de la
ciencia y del arte. Saint Simón se manifestó contra la afirmación de
sus predecesores, particularmente de Rousseau (ver), de que el régimen
social ideal se encuentra en la cuna de la historia humana, en la
sociedad gentilicia (de “gens”). La edad de oro, declara Saint Simón
partiendo de su teoría del progreso histórico, se halla todavía por
delante de nosotros. Sin embargo, en la interpretación de las fuerzas
motrices de la evolución social, Saint Simón ocupa posiciones
idealistas, igual que los materialistas franceses. El progreso de los
conocimientos científicos, de la moral y de la religión, determina,
según su opinión, el desarrollo social. La historia, desde su punto
de vista, atraviesa por tres fases de evolución: la fase teológica (el
período del imperio de los sistemas religiosos que abarcan la
existencia de la sociedad esclavista y la sociedad feudal); la fase
metafísica (el período del colapso del sistema feudal y teológico,
comenzando desde el siglo XV y prolongándose hasta la época de Saint
Simón), y la fase positiva (el futuro régimen social, basado en la
ciencia). No obstante la concepción idealista general en la
interpretación de la evolución histórica, Saint Simón emite toda una
serie de brillantes pensamientos, que a veces se aproximan a la
interpretación correcta, materialista, y que desempeñan un enorme
papel en el desarrollo de la ciencia histórica. El mérito más grande
de Saint Simón radica en haber abordado la interpretación del papel de
la propiedad y de las clases en el desarrollo de la sociedad. Toda la
historia de Francia desde el siglo XV hasta la Revolución Francesa
inclusive, es explicada por Saint Simón por la transferencia de la
propiedad del clero y la nobleza a los industriales, y por la lucha de
clases entre ellos; el gobierno del terror en Francia es el gobierno
de las masas desposeídas. “Era preciso una perspicacia genial, para
ya en 1808 comprender que la Revolución Francesa era una lucha de
clases, y no sólo entre la nobleza y la burguesía, sino también entre
la nobleza, la burguesía y las masas desposeídas” (Engels). La base
del régimen futuro, según Saint Simón, es la gran industria,
científica y planificadamente organizada. Saint Simón, como Fourier
(ver), conserva en la sociedad por él proyectada, la propiedad privada
y las clases. En el régimen futuro, el papel gobernante pertenece a
la ciencia y a la industria, a los sabios y a los industriales; entre
estos últimos Saint Simón incluye a la vez que a los obreros, también
a los burgueses, a los fabricantes, a los comerciantes, a los
banqueros. “No obstante, Saint Simón insiste muy especialmente en que
lo que a él le preocupaba siempre y en primer término, era la suerte
de ‘la clase más numerosa y más pobre’ de la Sociedad” (Engels). En
su último trabajo, “Nuevo Cristianismo”, Saint Simón dice que el
objetivo final de su aspiración es la emancipación de la clase obrera,
la destrucción de la miseria y la elevación del bienestar material y
cultural de la “clase pobre”. En ello veía la realización del nuevo
cristianismo auténtico. La dirección planificada de la industria,
según Saint Simón, debe realizarse principalmente en interés de la
mayoría de la sociedad, particularmente de su parte más pobre. La
sociedad debe asegurar a todos sus miembros el derecho al trabajo; que
cada uno trabaje según su capacidad. La idea de Saint Simón sobre el
carácter planificado, socialmente organizado, de la producción, como
base del futuro régimen social, fue su mayor aporte a la teoría del
socialismo, Saint Simón emite en forma embrionaria la genial idea de
que en el futuro régimen industrial, “el gobierno político sobre los
hombres debe transformarse en una gestión administrativa sobre las
cosas y en el mando directivo sobre los procesos de la producción”
(Engels). Marx llamaba a Saint Simón junto con Fourier y Owen, el
patriarca del socialismo. Los defectos de la teoría de Saint Simón
son, en lo fundamental, los mismos que los de Fourier. En Saint Simón
“a la vez que la orientación proletaria todavía ha conservado cierto
valor la orientación burguesa” (Engels). Haciendo notar la posición
privilegiada de los banqueros y fabricantes en el futuro régimen
industrial de Saint Simón, Engels escribe: “Y aunque estos burgueses,
según las concepciones de Saint Simón, habían de transformarse en una
especie de funcionarios públicos, de agentes sociales, siempre
conservarían frente a los obreros una posición autoritaria y
económicamente privilegiada. Principalmente los banqueros, quienes,
por medio de una reglamentación del crédito, serían los llamados a
regular toda la producción social. Esta concepción correspondía
perfectamente a una época en que la gran industria, y con ella el
antagonismo entre la burguesía y el proletariado, recién comenzaba a
despuntar en Francia” (Engels). La doctrina de Saint Simón, como la
de Fourier, tiene un carácter utópico: el futuro régimen industrial
llega como resultado de la propagación de una nueva filosofía
“afirmativa” (positiva), esto es, la propia filosofía de Saint Simón.
Después de su muerte, sus discípulos (Bazard, Enfantin), continuaron
la propaganda de sus ideas. Sin embargo, la escuela de Saint Simón se
desintegró rápidamente, convirtiéndose en una estrecha secta
semirreligiosa. La doctrina de Saint Simón ejerció una gran
influencia en Rusia (Herzen, Ogarev y otros).

Diccionario filosófico abreviado · 1959:453-454

Claude-Henri de Saint-Simon (1760-1825)
Claudio Enrique Saint Simón

Uno de los grandes socialistas utópicos del siglo XIX. El sistema
social de Saint-Simon hizo su aparición en la época en que el
proletariado se hallaba todavía poco desarrollado, o, según Marx y
Engels, no tenía de su situación más que una idea imaginaria.
Contrariamente a los filósofos y sociólogos de su tiempo que defendían
el régimen burgués, Saint-Simon lo criticaba y soñaba con substituir
el orden social capitalista por el socialismo. Pero al no comprender
la naturaleza del capitalismo, no supo hallar la vía del socialismo.

Saint-Simon era de origen noble, tuvo por maestro a D’Alembert) (ver),
y tomó parte, en calidad de voluntario, en la guerra de la
Independencia norteamericana. Durante la revolución burguesa de 1789
en Francia, renunció a su título de conde. Al principio, la
Revolución conquistó su simpatía, pero se decepcionó cuando el
advenimiento del terror. Saint-Simon murió en la miseria. Como lo
dijo Engels, fue el espíritu más universal de su época. En lo que
concierne a la historia de la sociedad, Saint-Simon se eleva por
encima del materialismo francés, algunas de cuyas ideas filosóficas
comparte. En tanto que los materialistas franceses consideraban el
proceso histórico como un simple encadenamiento de efectos de la
casualidad, Saint-Simon defiende su teoría del determinismo histórico.
Para él, cada sistema social constituye al principio, un paso adelante
en la historia. El sistema esclavista como el sistema feudal señalan
un progreso: tanto el uno como el otro, contribuyeron al desarrollo de
la producción, de las ciencias, del arte. Saint-Simon se alza contra
sus predecesores –Rousseau (ver) en particular– quien afirmaba que el
clan, nacido en los albores de la humanidad, representaba el orden
social ideal. De acuerdo con su teoría del progreso histórico, la
edad de oro pertenece al porvenir. Sin embargo, igual que los
materialistas franceses, Saint-Simon concibe como idealista las
fuerzas motrices del desarrollo social, que estaría determinado por el
progreso de las ciencias, de la moral y de la religión. Divide la
historia en tres fases: teológica (período de la dominación del
sistema religioso, que comprende las sociedades esclavista y feudal);
metafísica (período del hundimiento de los sistemas feudal y
teológico) y positivista (orden social del porvenir fundado en la
ciencia). A pesar de su orientación idealista, Saint-Simon emite
ideas que lo acercan a la interpretación justa, materialista, de la
historie. El mayor mérito de Saint-Simon consiste en su concepción
del papel de la propiedad y de las clases en el desarrollo de la
sociedad. Explica toda la historia de Francia del siglo XV hasta la
Revolución francesa, por el desplazamiento de la propiedad de manos
del clero y la nobleza a las de los industriales, y por la lucha de
clases entre ellos.

Según Saint-Simon, los fundamentos del nuevo orden social estarán
constituidos por la gran industria organizada científicamente y
planificada. Igual que Fourier (ver), mantiene, en la sociedad que
proyecta, la propiedad privada y las clases. En el orden social
futuro, la función primordial debe pertenecer a la ciencia y a la
industria, a los sabios y a los industriales. Entre estos últimos,
Saint-Simon sitúa a los obreros con iguales títulos que los burgueses,
fabricantes, mercaderes, banqueros. Así, pues, edifica su socialismo
utópico sobre el principio de la reconciliación de las clases. “Pero
Saint-Simon insiste muy especialmente en esto: lo que a él le preocupa
siempre y en primer término es la suerte de ‘la clase más numerosa y
más pobre’ de la sociedad (’la classe la plus nombreuse et la plus
pauvre’)” (Engels, “Del socialismo utópico al socialismo científico”,
en Marx/Engels, Obras escogidas, t. II, p. 113, Ed. esp., Moscú,
1952). En su última obra El nuevo cristianismo, Saint-Simon escribe
que su objetivo final es la liberación de la clase obrera, la
supresión de la miseria y la elevación del nivel material y cultural
de la “clase pobre”. En esto ve el advenimiento del nuevo, del
“verdadero” cristianismo. Pero Saint-Simon considera al proletariado
como clase que sufre. Ignora la misión histórica particular de esta
clase, no ve en ella la clase social destinada a crear una nueva
sociedad. Para Saint-Simon, la dirección planificada de la industria
debe estar de acuerdo, en lo esencial, con los intereses de la
mayoría, sobre todo, de la parte más pobre de la sociedad. Esta debe
asegurar a todos el derecho al trabajo y hacer que cada uno trabaje
según sus capacidades. La idea de Saint-Simon sobre la producción
planificada y socialmente organizada como base del orden social
futuro, representa una gran contribución a la teoría del socialismo.
Saint-Simon enuncia “en germen” la idea genial de que el orden
industrial del porvenir implica “…la transformación del gobierno
político sobre los hombres en una administración de las cosas y en la
dirección de los procesos de la producción…” (Ibid., p. 113). Marx
calificaba a Saint-Simon de patriarca del socialismo, junto a Fourier
y a Owen (ver).

La doctrina de Saint-Simon tiene un carácter utópico. El futuro orden
industrial llegará, según él, gracias a la propaganda de la filosofía
nueva, “positivista”, es decir, la suya. Como Owen y Fourier,
Saint-Simon es adversario de la solución revolucionaria de las
contradicciones del régimen capitalista. Su doctrina no constituye un
socialismo proletario, científico, sino un socialismo utópico,
ilusorio; no es una doctrina de dirigentes de masas proletarias como
el socialismo científico de Marx y Engels, sino de socialistas
solitarios, aislados de las masas. Saint-Simon es ecléctico en
filosofía, y oscila entre el materialismo y el idealismo. Después de
su muerte, sus discípulos (Bazard, Enfantin) prosiguieron la
propaganda de sus ideas utópicas. Sin embargo, la escuela de
Saint-Simon no tardó en disgregarse para convertirse en una secta
religiosa que predicaba una “nueva religión” del amor. Esa escuela
renunció a las ideas progresivas de su autor y exaltó cuanta
concepción retrógrada había en su doctrina. Las obras principales de
Saint-Simon son: Cartas ginebrinas (1802), Memorias acerca de la
ciencia del hombre (1813-1816), Trabajo sobre la gravitación universal
(1813), El sistema industrial (1821), El catecismo de los industriales
(1823-1824), El nuevo cristianismo (1825). (Ver igualmente socialismo
utópico).

Diccionario filosófico · 1965:409-410

Claude Henri de Rouvroy, Conde de Saint-Simon (1760-1825)

Socialista utópico francés. Pertenecía a una familia condal. Su
educador fue D’Alembert; durante la Revolución Francesa, se adhirió a
los jacobinos; participó en la guerra por la independencia de los
Estados Unidos. Saint-Simon compartía las ideas de los materialistas
franceses. Se manifestó contra el deísmo y el idealismo, en
particular contra el idealismo alemán, a los que contraponía el
“fisicismo”, es decir el estudio de la naturaleza. Defensor decidido
del determinismo, lo hacía extensivo al desarrollo de la sociedad
humana, y trabajó con especial empeño en el problema de fundamentar la
idea de sujeción histórica a ley. Consideraba que la historia había
de convertirse en una ciencia tan positiva como la ciencia natural. A
juicio de Saint-Simon, cada sistema social representa un paso adelante
en la historia. Creía sin embargo, que las fuerzas motrices del
desarrollo social radicaban en el progreso de los conocimientos
científicos, de la moral y de la religión. Consecuentemente, la
historia pasa por tres fases de desarrollo: teológica (período en que
domina la religión; y abarca las sociedades esclavista y feudal),
metafísica (período en que se hunden los sistemas feudal y teológico)
y positiva (futuro régimen social, basado en la ciencia). Pese a su
manera idealista de enfocar la historia, la idea de que el progreso
social posee un carácter objetivo, las conjeturas sobre el papel de la
propiedad y de las clases en el desarrollo de la sociedad constituyen
un gran mérito de Saint-Simon. Su concepción sociológica servía,
además, para fundamentar la necesidad histórica de un nuevo régimen
social como resultado sujeto a ley, de la historia precedente. La
sociedad futura, según Saint-Simon, se basará en la gran industria
organizada de manera científica y según un plan, si bien conservando
la propiedad privada y las clases. En dicha sociedad, el papel
dominante pertenecerá a la ciencia y a la industria, a los sabios y a
los industriales. En la categoría de industriales, incluía
Saint-Simon a los obreros y a los fabricantes, a los mercaderes y a
los banqueros. La planificación de la industria se realizará en
interés de la mayoría de los miembros de la sociedad, sobre todo en
interés de su parte más pobre. Todos han de tener garantizado el
derecho al trabajo: cada hombre trabajará según sus aptitudes. Es
sobre todo importante la conjetura de Saint-Simon en el sentido de que
en la sociedad futura el gobierno de las personas será sustituido por
la administración de las cosas y por la dirección de la producción.
El carácter utópico de las ideas de Saint-Simon se revela con singular
claridad en la incomprensión del papel histórico del proletariado como
creador de la nueva sociedad, y de la revolución como medio para
transformar la sociedad vieja, en la ingenua esperanza de que con la
propaganda de la filosofía “positiva” se podría alcanzar una
organización racional de la vida de las personas. Muerto Saint-Simon,
propagaron su doctrina Barthélémy Prosper Enfantin (1796-1864) y
Saint-Armand Bazard (1791-1832). Sin embargo, la escuela de los
saint-simonistas pronto degeneró en secta religiosa, que defendía los
aspectos débiles de la doctrina de su maestro. Obras principales de
Saint-Simon: “Cartas de un habitante de Ginebra a sus contemporáneos”
(1803), “Memorias acerca de la ciencia del hombre” (1813-16), “Trabajo
sobre la gravitación universal” (1821-22), “El sistema industrial”
(1821), “El catecismo de los industriales” (1823-24), “El nuevo
cristianismo” (1825).

Diccionario de filosofía · 1984:381-382

Claude Henri Saint-Simon (1760-1825)

Socialista utópico francés. Durante la revolución burguesa en Francia
se sumó a los jacobinos; participó en la guerra por la independencia
de EE.UU. Saint-Simon compartía las ideas de los materialistas
franceses y se pronunciaba contra el deísmo y el idealismo,
oponiéndoles el estudio de la naturaleza. Defendiendo enérgicamente
el determinismo, lo extendía al desarrollo de la sociedad humana y
dispensaba particular atención a la fundamentación de la idea de la
regularidad histórica. Opinaba que la historia debe convertirse en
una ciencia tan positiva como las ciencias naturales. A juicio de
Saint-Simon, cada nuevo sistema social es un paso adelante en la
historia. La fuerza motriz del desarrollo social es el progreso de
los conocimientos científicos, la moral y la religión. A pesar de que
Saint-Simon enfocaba la historia desde el punto de vista del
idealismo, su idea sobre la objetividad del progreso social y sus
atisbos acerca del papel de la propiedad y de las clases en el
desarrollo de la sociedad constituyen un gran mérito del científico.
La concepción sociológica de Saint-Simon servía a la fundamentación de
la necesidad histórica de instaurar un régimen social nuevo, como
resultado lógico de la historia precedente. Según Saint-Simon, en la
sociedad del futuro, basada en la gran industria organizada científica
y planificadamente, se mantendrán la propiedad privada y las clases.
En dicha sociedad, el papel dominante pertenece a los científicos e
industriales. Refiere a estos últimos a los obreros, fabricantes,
mercaderes y banqueros. Se debe asegurar a todos el derecho al
trabajo: cada uno trabaja según su capacidad. En la futura sociedad,
la dirección de los hombres se sustituirá por la administración de las
cosas y la gestión de la producción. El carácter utópico de los
criterios de Saint-Simon se manifestó con particular realce en que no
comprendió la misión histórica del proletariado como arquitecto de la
nueva sociedad, ni de la revolución como medio de transformación de la
vieja sociedad, pensando ingenuamente que con la propaganda de la
filosofía positiva puede lograrse la organización racional de vida de
los hombres. Después de la muerte de Saint-Simon, su teoría del
desarrollo de la sociedad ejerció notable influencia sobre Comte.
Pero al poco tiempo, la escuela de saint-simonistas degeneró hasta
convertirse en secta religiosa que defendía los lados débiles de la
doctrina de Saint-Simon. Obras principales: “Cartas de un habitante
de Ginebra a sus contemporáneos” (1802), “Memorias acerca de la
ciencia del hombre” (1813-16), “Trabajo sobre la gravitación
universal” (1821-22), “El sistema industrial” (1821), “El catecismo de
los industriales” (1823-24), “El nuevo cristianismo” (1825).

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