TOLSTÓI, León

No figura en el Diccionario filosófico marxista · 1946

No figura en el Diccionario filosófico abreviado · 1959

Diccionario filosófico · 1965:464-465

Liev Nikoláievich Tolstói (1828-1910)

Escritor y pensador ruso. En las obras artísticas de Tolstói y en su
doctrina, halló su reflejo, sobre todo, la época de 1861 a 1904. es
decir, la época de intenso crecimiento del capitalismo y de
empobrecimiento del campesinado patriarcal. Tolstói, dice Lenin,
plasmó en sus obras, con un relieve asombroso, “los rasgos de la
peculiaridad histórica de toda la primera revolución rusa, su fuerza y
su debilidad” (t. XVI. pág. 294). Y Tolstói estimó la realidad de
su época desde el punto de vista campesino. De ahí las “chirriantes”
contradicciones de sus ideas: por una parte, crítica implacable del
capitalismo, de la iglesia oficial; desenmascaramiento de la esencia
antipopular del Estado explotador; por otra parte, propaganda de la
resignación, de la “no resistencia al mal” por la violencia, de una
forma sutil de religión. Sobre las concepciones filosófico-religiosas
de Tolstói, influyeron (aparte del cristianismo) las ideas del
confucianismo y del budismo, así como algunas ideas de Rousseau y de
Schopenhauer. En la base de la doctrina tolstoiana se encuentra el
concepto de fe, entendida por él en no poca medida en un sentido
racionalista: la fe es el conocimiento de aquello que el hombre es y
de aquello en que estriba el sentido de su vida. Ahora bien, el
sentido y el bien de la vida humana radican en la unión de los hombres
entre sí y con Dios partiendo de la conciencia del propio carácter
divino. En esto cifraba el pensador el ideal de la “verdadera”
doctrina cristiana. Según Tolstói, el Estado, la Iglesia y, en
general, toda la civilización obstaculizan el logro de dicho ideal;
Tolstói no sólo combate los vicios de la civilización burguesa, sino
que rechaza toda cultura en general, exhorta a la vida simple, al
sencillo trabajo del campesino. El hombre sólo es libre al servicio
de Dios (del bien o del “indivisible principio universal” absoluto),
en todo lo demás, carece de libertad; el proceso histórico está
dirigido por la divinidad y halla su cumplimiento a través de la
actividad de las masas, de modo que la personalidad aislada carece de
hecho, en ese terreno, de toda significación. Tolstói llega, por
consiguiente, al fatalismo. En sus trabajos sobre estética (“¿Qué es
el arte?” [1897-98] y otros) se manifestó enérgicamente contra el
decadentismo y el arte “señorial”, oficial. Define el arte como
actividad humana por medio de la cual los hombres se transmiten unos a
otros sus sentimiento, y lo considera condición indispensable de la
vida de los hombres. El arte ha de unir a éstos, ha de ser
comprensible al pueblo, ha de ayudar al pueblo a trocar en realidad
sus ideales. No obstante, Tolstói veía el fin supremo de la humanidad
en el establecimiento del “reino de Dios” en la tierra, ello explica
que llegase a la conclusión no científica de que la idea rectora del
arte ha de ser la religiosa. Tolstói es grande no como predicador de
utópicos ideales reaccionarios, sino como genial artista realista,
autor de La guerra y la paz, Anna Karénina, Resurrección y otras obras
magníficas, como humanista que expresaba la protesta de las masas
contra la desigualdad social y la opresión. Lenin valoró profunda y
cabalmente la obra de Tolstói. Principales obras
filosófico-religiosas de Tolstói: Investigación sobre la teología
dogmática (1880), Confesiones (1880-82), ¿En qué consiste mi fe?
(1883), El reino de Dios en nuestro interior (1891), El camino de la
vida (1910).

Diccionario de filosofía · 1984:425-426

León Tolstói (1828-1910)

Escritor y pensador ruso. En las obras artísticas de Tolstoi y en su
doctrina halló su reflejo principalmente la época de crecimiento
acelerado del capitalismo y de arruinamiento del campesinado
patriarcal en Rusia en el período de 1861 a 1904. Tolstoi plasmó en
sus obras “los rasgos de la especificidad histórica de toda la primera
revolución rusa, su fuerza y su debilidad”, como precisamente
“revolución burguesa campesina” (V. I. Lenin, t. 20, p. 20). De
ahí las contradicciones “flagrantes” en las concepciones de Tolstoi:
por una parte, la despiadada crítica del capitalismo, de la Iglesia
oficial y la denuncia a la esencia antipopular del Estado y, por la
otra, la prédica de sumisión, de no resistencia al mal con la
violencia y de una sutil forma de religión. Las opiniones
filosófico-religiosas de Tolstoi no experimentaron sólo la influencia
de las ideas del cristianismo, sino también del confucianismo y del
budismo, así como de Rousseau, Schopenhauer y los eslavófilos. La
doctrina de Tolstoi se asienta en el concepto de fe, que se interpreta
en muchos aspectos de modo ético-racionalista: la fe consiste en
conocer qué es el hombre y en qué estriba el sentido de su vida.
Tolstoi ve el sentido de la vida en la superación de la enajenación de
los hombres, en su libre unión sobre la base del amor y en la fusión
con Dios mediante la toma de conciencia en sí del espíritu divino. En
ello consiste, desde su punto de vista, el ideal de una “auténtica”
liberación respecto a las deformaciones históricas de la doctrina de
Cristo, ideal que se consigue por medio del autoperfeccionamiento
personal. Según Tolstoi, el Estado, la propiedad privada, la iglesia
y toda la civilización moderna ajena al pueblo impiden la realización
de este ideal, engendrando enfermedades sociales. En resumen Tolstoi
llega a la negación de la estatalidad (anarquismo) y de las
realizaciones de la ciencia y la cultura, llama a la simplificación e
idealiza el trabajo y la comunidad campesinos. El hombre, según
Tolstoi, sólo es libre en la esfera espiritual personal, en el
servicio a Dios (al bien); el proceso socio-histórico es orientado por
la divinidad (providencialismo) y se realiza a través de la actividad
de las masas; aquí un individuo, hasta el zar, es esclavo de la
historia (fatalismo). En las obras dedicadas a la estética (¿Qué es
el arte?, 1897-98, y otras), Tolstoi impugna la decadencia y la
cultura oficial. Define el arte como actividad llamada a unir a los
hombres y ayudar al pueblo a realizar sus ideales. Mas por cuanto
Tolstoi veía el objetivo superior de la humanidad en el
establecimiento del “reino de Dios” en la Tierra, llega a la
conclusión de que la idea dirigente del arte debe ser la idea
religioso-moral. Tolstoi es grande como escritor realista, autor de
La guerra y la paz, Ana Karénina, Resurrección y otras obras, y como
pensador humanista, que expresó la protesta de las masas contra la
desigualdad y la opresión sociales. Principales obras
religioso-filosóficas de Tolstoi: Investigación de la teología
dogmática (1880), Confesión (1880-84), En qué consiste mi fe
(1882-84), El reino de Dios está en nosotros (1891) y El camino de la
vida (1910).

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