Metafísica, de Aristóteles

Metafísica, de Aristóteles

Diccionario filosófico marxista · 1946:216-218

Metafísica

Título de las obras de Aristóteles (ver), reunidas posteriormente, en
el siglo I de nuestra era, en un solo libro dedicado a los problemas
que él mismo clasificó como “primera filosofía”, a diferencia de todas
las demás ciencias, clasificadas como ciencias naturales y
matemáticas, “Metafísica” significa literalmente: obras que van
después de las físicas, la parte de la filosofía que se dedica a los
problemas más generales del ser, de la esencia del conocimiento,
&c. La Metafísica de Aristóteles está indisolublemente vinculada con
su Organon, en el que expone su lógica. La Metafísica consta de 14
libros, de los cuales hay dudas sobre la autenticidad de los libros II
y XI. La Metafísica de Aristóteles fija el objeto de la “primera
filosofía” como la ciencia sobre los primeros principios y causas de
todo lo existente, sobre el ser en general, sobre la esencia, a
diferencia de otras ciencias que estudian un ser determinado,
concreto. En esta obra, Aristóteles examina las concepciones
filosóficas de casi todos sus predecesores y en particular las de
Platón, sometiendo a una severa crítica la doctrina platónica de las
ideas eternas e inmutables que, según Platón, componen la esencia de
las cosas y existen independientemente de ellas. El desdoblamiento que
hace Platón del mundo: en el de las ideas suprasensibles, inmutables,
y en el de las cosas sensibles, es correctamente caracterizado por
Aristóteles como una doctrina inconsistente. Aristóteles demuestra,
que el reconocimiento de sustancias suprasensibles, inmutables, no
puede explicar las causas del nacimiento y de los cambios de las cosas
sensibles: “Decir, pues, que las ideas son modelos y todo lo demás les
está implicado, significa pronunciar palabras huecas y expresarse con
metáforas poéticas”. Ya aquí se revelan los rasgos materialistas de la
filosofía de Aristóteles. “La crítica que Aristóteles hace de las
“ideas” de Platón es una crítica del idealismo como idealismo en
general” (Lenin). Aristóteles, por oposición a Platón, afirma que la
sustancia está incluida en las propias cosas, que “lo general no
existe separadamente y a la vez que lo singular”, que “es un error
considerar la idea como lo singular en lo plural”. En caso contrario,
hace notar Aristóteles “debería existir algún cielo fuera del cielo
sensible y también un sol y una luna, y de igual manera todos los
demás cuerpos celestes”. “¿Pero cómo atenerse con fe a semejantes
afirmaciones?” Lenin escribe sobre esto: “¡Estupendo! No tiene duda
respecto a la realidad del mundo exterior. El hombre se enreda
precisamente en la dialéctica de lo general y lo singular, del
concepto y la sensación, &c., de la esencia y el fenómeno, &c.”. Sin
embargo, habiendo llegado muy cerca del materialismo, Aristóteles
oscila entre éste y el idealismo, y cree que fuera de la sustancia
física, hay otra inmaterial, inmóvil, dios, que define el fundamento
de todo ser y precede a todas las otras sustancias. Por eso,
Aristóteles llama a veces “primera filosofía” a la teología. “Debe
haber un principio carente de materia, cuya esencia está en la
actividad; debe haber, pues, algo eterno, inmóvil. Es la razón eterna,
dios.” Reconociendo el carácter concreto de las cosas materiales, su
carácter transitorio, exigiendo el descubrimiento de las sustancias en
las mismas cosas, Aristóteles ve la sustancia no en la propia materia,
sino en la forma. La materia por sí misma, a juicio de Aristóteles, es
muerta, pasiva; el principio móvil es la forma. La doctrina acerca de
las relaciones entre la materia y la forma constituye el núcleo de la
Metafísica y de toda la filosofía aristotélica. Aristóteles trata de
descubrir las causas originales de todos los cambios en las cosas y en
los fenómenos. Hace notar que otros filósofos ya habían investigado
estas causas, pero no comprendieron que sólo en el conjunto, todas
juntas, pueden explicar el movimiento y el cambio en el mundo de las
cosas. Tales causas, según Aristóteles, son cuatro: 1) la sustancia
del ser, incluida en la forma y que explica el por qué una cosa es tal
como es; por ejemplo, la casa, su forma: 2) la materia: de lo que está
hecha la casa; por ejemplo, la madera; 3) de dónde proviene el
principio del movimiento; por ejemplo, el arquitecto; 4) el motivo, el
fin: la casa real. En el fondo, Aristóteles reduce todas las causas a
dos principios, puesto que la tercera causa tiene por contenido a la
primera, y la cuarta define la primera y la segunda; de esta manera,
queda todo reducido a la materia y a la forma, además de que la propia
materia contiene en sí sólo la posibilidad de la cosa, y la realidad
es la manifestación del papel activo de la forma. Esta última
convierte la materia indiferente e indefinida en una cosa
cualitativamente diferente, definida. Aristóteles, por consiguiente,
contrapone la materia a la forma y, al mismo tiempo, las examina en su
conexión mutua. A juicio de Aristóteles, esta antinomia entre la forma
y la materia no es constante, es relativa. Lo que en una relación es
materia, en otra es forma. Por ejemplo, el ladrillo en relación a la
casa es materia y la casa, la forma; en cambio, el ladrillo en
relación a la arcilla, es forma y la arcilla, materia. El fundamento
de todo es la materia pura, primera, no cualitativa, indefinida, que
no tiene forma, y por encima de todo impera la forma pura, la
incondicional razón divina. Entre estos dos extremos tiene lugar un
constante tránsito de la materia de una forma a otra. El conocimiento
sólo es posible en relación con una forma determinada de la sustancia;
en cambio, la materia en sí misma es incognoscible. Aristóteles no
logra conocer la dialéctica de la forma y el contenido, ni comprender
la forma como expresión de las conexiones internas y externas del
propio contenido de la materia. Da vueltas alrededor de la dialéctica,
ve la contradicción de la forma y el contenido, pero no está en
condiciones de descubrirla. Aristóteles concibe la relación entre la
materia y la forma como una relación entre la posibilidad y la
realidad, planteando, por primera vez en la histeria de la filosofía,
este problema extraordinariamente importante de la teoría del
conocimiento. La materia es una posibilidad para la forma. La semilla
es una planta posible. De esta manera, examina todo en movimiento, en
mutación, en el paso de la posibilidad a la realidad. Reconociendo la
materia como una posibilidad de la forma, Aristóteles, en cierto
grado, supera la separación entre la materia y la forma y se aproxima
a la solución dialéctica de este problema. “La lógica de Aristóteles
es una interrogación, una búsqueda, un acceso a la lógica de Hegel…”
(Lenin). No estando en condiciones de resolver el problema acerca de
la fuente del movimiento, Aristóteles considera la primera causa móvil
como una actividad pura, atribuyéndola a la eterna razón, inmóvil y
sin comienzo, a dios.

No figura en el Diccionario filosófico abreviado · 1959

No figura en el Diccionario filosófico · 1965

No figura en el Diccionario de filosofía · 1984

Comparte este artículo