Novum Organum
Diccionario filosófico marxista · 1946:234-235
Título de la obra fundamental del filósofo materialista inglés Bacon
(ver), por primera vez publicada en lengua latina en 1820 en
Londres. En esta obra se hace una crítica de la ideología medioeval,
de la escolástica (ver) y de la teología (ver), y se exponen en forma
de aforismos las tesis fundamentales de la filosofía materialista de
Bacon y su teoría del conocimiento. Bacon, en contraposición a la obra
de Aristóteles, Organum, escribió su obra Novum Organum, oponiendo su
filosofía a la escolástica medioeval que trataba de convertir la
lógica de Aristóteles, adulterándola, en una autoridad
indiscutible. Bacon veía la tarea fundamental de su obra en la
elaboración de un nuevo método de conocimiento, basado en la
experiencia científica; método que, a su juicio, es el método
empírico, inductivo, de la filosofía. El Novum Organum contiene una
minuciosa crítica de las concepciones escolásticas, un análisis de los
conceptos e ideas falsos que impiden el progreso del conocimiento
científico. Bacon divide estas falsas y engañosas ideas y prejuicios
en cuatro grupos: los “fantasmas” (ídolos) de “Tribu”, de “Caverna”,
de “Foro” y de “Teatro”. Los “ídolos de tribu” tienen su fuente; en la
naturaleza de la inteligencia humana, puesto que “la inteligencia del
hombre se parece a un espejo quebrado, que, añadiendo a la naturaleza
de las cosas su propia naturaleza, refleja las cosas en una forma
torcida y deformada”. Los “ídolos de caverna” dependen de las
particularidades de cada hombre individual, de su educación, de sus
gustos, hábitos, del medio social en cuyas condiciones vive éste o
aquél hombre. Los “ídolos de foro” han surgido gracias a que los
hombres, unidos por el lenguaje, emplean las palabras establecidas
conforme a la comprensión de la multitud. “Por eso, la disposición
mala y burda de las palabras asedia a la inteligencia de una manera
asombrosa… Las palabras violentan directamente la inteligencia, lo
confunden todo y llevan a los hombres a innumerables y huecas disputas
e interpretaciones”. Los “ídolos de teatro” tienen su fuente en los
diversos sistemas filosóficos falsos, ante todo, en los sistemas
idealistas. “Cuantos sistemas filosóficos hay aceptados e inventados,
tantas comedias hay estrenadas y representadas que presentan mundos
inventados y artificiales”. En el Novum Organum se examinan
detalladamente las causas de la divulgación de las falsas ideas. Una
de estas causas es la injerencia de la iglesia en los problemas
científicos. Para conocer la Naturaleza es preciso desechar las ideas
falsas. Conociendo el mundo con la ayuda de las sensaciones, por vía
experimental, recurriendo al experimento, hay que evitar la
unilateralidad: “los empíricos, como la hormiga, sólo cosechan y
emplean lo cosechado. Los racionalistas, como la araña, crean ellos
mismos la tela. En cambio, la abeja elige el método intermedio: extrae
el material de las flores del jardín y de los campos, pero lo coloca y
lo transforma por su propia habilidad”. El hombre, con la ayuda del
experimento, puede conocer todo el mundo. Y todo lo existente es digno
de ser conocido. Hay que descubrir la “naturaleza simple” mediante la
descomposición y el análisis de los cuerpos y de los objetos. Bacon
describe minuciosamente el método inductivo con la ayuda del cual se
alcanza el auténtico conocimiento del mundo; establece una serie de
tablas que ayudan a evitar el subjetivismo en la sintetización de los
fenómenos individuales observados. “Francisco Bacon llama la atención
hacia su nuevo método empírico-inductivo, para con su ayuda alcanzar,
ante todo, los siguientes objetivos: la prolongación de la vida, el
rejuvenecimiento en cierto grado, la modificación de la complexión y
de los rasgos del rostro, la transformación de unos cuerpos en otros,
la creación de nuevas especies, el triunfo sobre el aire y el desafío
de las tempestades; se queja de que estas investigaciones hayan sido
abandonadas y da en su historia natural remedios formales para
preparar oro y realizar diversos milagros” (Engels). Al impugnar los
antiguos métodos del conocimiento del mundo, Bacon afirma que su
lógica “enseña y obliga a la inteligencia a no tratar de atrapar con
finas astucias lo abstracto de las cosas (como suele hacer la lógica),
sino a disecar efectivamente la Naturaleza y descubrir las propiedades
y acciones de los cuerpos y las leyes específicas de la materia; ya
que esta ciencia no parte sólo de la naturaleza de la inteligencia,
sino también de la naturaleza de las cosas, no cabe sorprenderse si
ella está en todas partes cubierta e iluminada por las observaciones
de la Naturaleza y por los experimentos, al modelo de nuestra
investigación”. La Naturaleza, cuyo conocimiento constituye el
objetivo de la ciencia, representa una materia infinita que se halla
en desarrollo. La primera y la más importante de las propiedades
innatas de la materia es, según Bacon, el movimiento. La materia está
dotada de cualidades específicas. Las leyes del movimiento de la
materia, la conexión causal, existen objetivamente, inherentes a la
propia materia. La materia es eterna: no nace ni se destruye. Pero la
doctrina materialista de Bacon, que ha desempeñado un enorme papel en
la historia de la ciencia, contiene, sin embargo, una inconsecuencia
teológica. Así, Bacon, a la vez que reconoce la eternidad de la
materia reconoce también la existencia de dios. La última edición de
Novum Organum en su traducción rusa se publicó en 1938.
No figura en el Diccionario filosófico abreviado · 1959
No figura en el Diccionario filosófico · 1965
No figura en el Diccionario de filosofía · 1984