Conferencia europea de emergencia contra la guerra y la escalada belicista de los gobiernos de Europa

En el centro de esta conferencia, el rechazo de cualquier apoyo a los gobiernos promotores de la guerra y que descargan sobre la clase trabajadora europea los costes y consecuencias de su escalada belicista.

El pasado sábado 9 de abril, por iniciativa del Partido Obrero Independiente francés y de la griega NAR (Corriente de Nueva Izquierda), tuvo lugar un encuentro virtual en el que participaron (a través de sesiones grupales) más de mil activistas de diversas organizaciones políticas y sindicales de 18 países: Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Gran Bretaña, Grecia, Irlanda, Italia, Moldavia, Noruega, Portugal, Rumanía, Serbia, Suecia, Suiza, Turquía y Francia. La conferencia se celebró en un momento en que la guerra en Ucrania, como todas las guerras, está provocando múltiples bombardeos, matanzas, ejecuciones sumarias, destrucciones y barbarie dentro de este país pero también fuera. Ya que, como se señaló ampliamente, esta guerra la tenemos también en nuestra casa, en cada uno de nuestros países.

Entre las intervenciones, fueron reiteradas las referencias a:

* Esta guerra se produce por la extensión de bases de la OTAN, por el flujo masivo de tropas y armas, en las carreteras, en los ferrocarriles, en los puertos y aeropuertos.

* La guerra está aquí con el aumento considerable de los presupuestos de armas, que el presidente de los Estados Unidos, Biden, ha exigido y obtenido de los gobiernos de la Unión Europea.

* La guerra está ahí, bajo el liderazgo de Putin, la OTAN y la Unión Europea, amenazando cada vez más las libertades y cualquier soberanía nacional.

* La guerra propaga miseria, escasez, aumentos considerables de precios, recortes en los presupuestos para escuelas, guarderías o salud.

* Crecen las huelgas y manifestaciones contra la guerra en la mayoría de países, mientras que sus gobiernos exigen el apoyo de las organizaciones de trabajadores y su renuncia a las reivindicaciones y demandas en curso, como también ocurrió cuando la pandemia.

La consecuencia de todo ello más compartido fue el llamamiento a rechazar cualquier apoyo a los gobiernos promotores de la guerra y que quieren hacer descansar sobre la clase trabajadora sus costes y consecuencias. E igualmente, como se pudo constatar a lo largo de las más de 25 intervenciones realizadas, existió amplio acuerdo sobre la necesidad de luchar dentro de cada país por la retirada de las tropas de la OTAN; contra los presupuestos de guerra y por la defensa de los derechos y demandas de los trabajadores. Las organizaciones que se reclaman de la clase obrera no pueden alinearse detrás de estos gobiernos serviles a los intereses imperialistas de la mundialización capitalista.

En mi intervención a título personal en el encuentro expuse que tras la intervención militar rusa en Ucrania iniciada el mes pasado y que solo podemos rechazar, los gobiernos de los países europeos han puesto en marcha medidas y unas “economías de guerra” que empiezan a provocar tensiones entre ellos mismos, y dentro de cada país, entre las fuerzas políticas y sindicatos que apoyan a estos gobiernos plegados a la estrategia imperialista de EEUU impuesta por medio de la OTAN.

En España, desde varios órganos de dirección territoriales de mi partido (PCE) planteamos la necesidad de abandonar la coalición de gobierno con el PSOE y pedir responsabilidades a nuestros máximos dirigentes, por incumplir nuestro programa político, que rechaza con firmeza la Europa del “capital y la guerra” y exige la salida de España del Tratado del Atlántico Norte. Además de que también resultan cada vez más claros los incumplimientos del pacto de coalición con los socialistas, ya que en estos dos años de gobierno no se han producido avances importantes en la mejora de las condiciones de vida y los derechos sociales de la clase trabajadora de nuestro país. Al contrario, como ocurre por ejemplo con el pacto de pensiones firmado hace más de un año, con la nueva reforma laboral consensuada con la patronal, o con el “pacto de rentas” que el gobierno está promoviendo para acompañar los “créditos de guerra” tramitados en el Parlamento.

Según las estadísticas de conflictividad social de los últimos meses, en España están creciendo las huelgas y las movilizaciones de trabajadores, estudiantes, pensionistas y jubilados, mujeres, ante el desorbitado aumento del coste de la vida en productos básicos (alimentación, energía, vivienda), por la inflación desbocada y por la pérdida del poder adquisitivo de los salarios y las pensiones, por las restricciones de derechos y de servicios públicos, y en general por el incremento de la pobreza y la desigualdad a todos los niveles.

Atravesamos tiempos difíciles que lo serán aún más sin un referente político de la clase trabajadora que sea capaz de vertebrar este malestar creciente entre la población en una propuesta de cambio del actual régimen político. Y también necesitamos la coordinación permanente con las organizaciones de clase que a escala europea tienen que enfrentarse a similares problemas y son conscientes del peligro que supone la actual escalada del fascismo internacional, fortalecido por las llamadas a la “concentración nacional” de los gobiernos de turno.