El gran conflicto ideológico francés
El paisaje ideológico de Francia ha sido siempre contradictorio. Solo una lectura dialéctica puede expresar sus múltiples rostros en un momento dado de la historia.
Muchos historiadores han descrito sus tradiciones y herencias revolucionarias, nacidas de las vanguardias militantes del siglo XVI, relecturas de autores antiguos dinamitando la escolástica medieval, el racionalismo cartesiano y las Luces rousseaunianas, la Revolución de 1789-94 que dio origen a la Nación Francesa, las Revoluciones de 1848 y 1871 que entronizaron a la clase obrera como actor estructurador de la historia de Francia; las luchas de clase por la igualdad social, la independencia nacional y la paz a lo largo del siglo XX, de las huelgas de 1936 a los combates de la Resistencia antinazi, de las masivas manifestaciones contra las guerras coloniales y el arma nuclear a las de Mayo del 68: con un eje central que encarna estas herencias seculares, la cohorte de militantes comunistas, obreros, empleados, escritores y artistas…
Sí, la nación francesa tiene herencias racionalistas y revolucionarias indiscutibles, aunque, como cantó Jean Ferrat, nuestros dirigentes “republicanos”, colonizadores e imperialistas, “usurparon su prestigio”, conquistando y saqueando a los pueblos de África y de Asia [1]HdD.- El autor se refiere a la bella canción de Jean Ferrat titulada Ma France (“Mi Francia”, 1969) que los lectores pueden escuchar pinchando el vínculo incorporado al texto. Esta es su letra … Seguir leyendo.

Como escribió Marx, el pueblo francés supo repetidamente “llevar la lucha de clases hasta sus últimas consecuencias”. A veces incluso más allá de las posibilidades que dejaba la realidad social: en 1794, 1848, 1871, 1936 y hasta en 1968.

Francia ha sido a menudo un lugar privilegiado de experiencias históricas obreras y líricas, cuyos actores, más veces mártires que vencedores, servirán de modelo a las revoluciones mundiales del futuro.

Pero, paralelamente, en Francia siempre ha habido otra tradición: la de una clase dirigente agresiva durante siglos contra su pueblo y contra otros, una tradición de poder y de represiones sangrientas, de riqueza y de egoísta desigualdad social, de conquista militar y de saqueo de otros pueblos.
La monarquía organizó la colonización francesa a partir del siglo XVI; el comercio de esclavos africanos enriqueció a la burguesía costera. Más tarde, Francia conquistó su imperio africano y asiático en el siglo XIX. Y estos cuatro siglos de colonialismo estuvieron acompañados por la ideología racista y la xenofobia (es más fácil justificarse si se considera inferiores a los pueblos que se explota), que aún hoy persisten: al desprecio hacia los africanos en el siglo XVIII siguieron el racismo pretendidamente “científico” del siglo XIX y la xenofobia antisemita de los inicios del siglo XX, y tiene continuación en el odio antimusulmán a lo largo de todo el siglo XX y hasta hoy.
Esta ideología al servicio de la clase dominante ha impregnado a todo un sector de los dominados y explotados, a través de “medios” cada vez más eficaces en la formación de opinión: medios de “información” o de ficción, escritos y sobre todo audiovisuales, publicidad y series de televisión, sin olvidar la red educativa, son vectores de la ideología de la clase dominante. ¿Hace falta que recuerde que la desigualdad entre las razas se enseñó en la escuela francesa laica hasta después de 1945?
Cuatro siglos de historia de la nación francesa, cuatro siglos de constante oposición, sembrada de episodios brutales, entre dos campos ideológicos antagónicos, el revolucionario y racionalista, y el del poder, la explotación, la represión y la manipulación.
La nación francesa es heredera de ambos campos: baste señalar para confirmarlo que Francia ha sido durante medio milenio una potencia colonial y, también, el primer país donde los revolucionarios robespierristas se atrevieron a abolir la esclavitud, en 1794, con tanto adelanto sobre su tiempo que fue necesario hacerlo una segunda vez en 1848.
El gran vuelco ideológico francés
Luego vino el final del siglo XX y este nefasto comienzo del XXI, cuyos efectos deletéreos en la historia de nuestro país constatamos cada día de manera más clara.
El mundo dio un vuelco alrededor de 1990, cuando, al cabo de repetidos sobresaltos indicativos de su deterioro, el “campo socialista” sostenido por la Unión Soviética, que había encarnado la esperanza de días mejores para miles de millones de “parias de la tierra”, desapareció sin gloria y casi sin resistencia popular, mucho más por la renuncia y la traición de las “élites” que supuestamente lo dirigían que por una derrota económica o militar.
Este colapso suicida de las fuerzas comunistas en el Este europeo trajo consigo el de las organizaciones de inspiración revolucionaria en el Occidente capitalista y particularmente en Francia [2]HdD.- En el caso español, la debacle electoral del PCE encabezado por la dirección oportunista de Santiago Carrillo, en 1982, y su pérdida de presencia en el movimiento obrero y popular empezaron … Seguir leyendo. Debilitado por la destrucción de los “bastiones obreros” que constituían las grandes industrias que fueron deslocalizadas por sus accionistas, y cada año más enfangado en el arribismo y el electoralismo de sus dirigentes, mucho más políticos profesionales que militantes, el campo revolucionario y racionalista perdió en tres décadas su anclaje en las luchas populares, cada vez más alejado de sus referencias fundacionales: de la “Mutación” [3]HdD.- Denominación de la orientación adoptada por la dirección del PCF en 1995, encabezada por Robert Hue, hoy reconvertido en partidario de Macron. a la “Unión de Izquierda”, traducidas en adhesión a una socialdemocracia convertida a los dogmas liberales, el antiguo campo revolucionario ha ido sustituyendo el anti-imperialismo por un humanismo descafeinado, y la lucha de clases por los consensos sociales y políticos.
Al igual que en Europa del Este, la confrontación ideológica secular, que era una especificidad de Francia, se fue desintegrando por el progresivo colapso del campo racionalista y revolucionario. Inversamente, su antagonista ideológico, la gran burguesía dominante, no ha parado de fortalecerse, en particular a través del desarrollo sin precedentes de las nuevas tecnologías de comunicación, que le otorga un inmenso poder de manipulación de la opinión pública.
Esta manipulación de masas es tanto más fuerte cuanto que está acompañada, merced al debilitamiento de las organizaciones antiimperialistas en Francia, de las sucesivas modas llegadas de Estados Unidos, un país nacido de una colonización exterminadora y esclavista que se convirtió, gracias a las dos guerras mundiales que devastaron a las naciones europeas en el siglo XX, en la potencia mundial dominante, económica y militarmente. Estas modas, que pueden parecer inocuas cuando son de vestir o culinarias, destilan un veneno duradero y formidablemente efectivo en el terreno ideológico.
Uno de los ejemplos más dañinos y recientes es la catastrófica importación para consumo de la juventud francesa de las modas caricaturescas de los movimientos mee too y woke procedentes de EE.UU., cuando nuestro país ha estado a la vanguardia de las luchas por la igualdad entre hombres y mujeres y entre negros y blancos desde hace más de dos siglos, gracias a militantes heroicos como Olympe de Gouges o el Abate Grégoire.
Ver estos combates, siempre necesarios, sumergidos en una deriva demagógica hecha de denuncias mediáticas al margen de la ley y clasificando a las víctimas según su sexo, sus preferencias sexuales o su color de piel, supone una evidente regresión histórica.
Entre otros miles de signos de esta desbandada ideológica, ¿cómo pasar por alto el reciente y lamentable comentario “consensual” de un dirigente del PCF después de que los ciudadanos de Donetsk y Lugansk, bombardeados por la Ucrania nacionalista, expresaran en referéndum su deseo de reintegrarse en la nación rusa: “Al cruzar este nuevo umbral de lo inaceptable, el presidente Putin acaba de dificultar aún más el camino hacia el indispensable alto el fuego” (Le fil rouge, 7 de octubre de 2022).
Una inaceptable inversión de responsabilidades, en boca de un militante que hace décadas luchaba por el derecho del pueblo argelino a arrancar su independencia a una Francia que pretendía absorberlo, y por el derecho intangible de todos los pueblos a elegir su destino (“¡Francia, de Dunkerque a Tamanrasset”, decía en los años 50 un ministro socialdemócrata llamado Mitterrand!).
Estas inflexiones de la ideología acarrean enseguida importantes consecuencias políticas, para provecho de políticos conservadores y de extrema derecha y debilitamiento de las luchas populares. Todas las renuncias ideológicas a los legados racionalistas y revolucionarios que se han producido en Francia en los últimos cuarenta años han redundado en beneficio del conglomerado ideológico liberal, cada vez más impregnado de autoritarismo y de un individualismo brutal y despectivo de los más débiles (¡que tendrían lo que merecen, según nuestros privilegiados de la riqueza y el poder!).
Estos descalabros, cuya pretensión no es otra que la de ahogar las reivindicaciones de quienes solo disponen de su fuerza de trabajo para asegurar su subsistencia diaria, tienen un nombre: es una verdadera contrarrevolución ideológica liberal que sigue condicionando con fuerza el nivel de las luchas sociales y políticas.
Francia ya ha experimentado antes estas olas regresivas en varias ocasiones, como en la llamada Restauración que, desde 1815 hasta 1830, intentó sin éxito duradero borrar las conquistas de 1789-94. Hasta que las luchas populares las restablecieron en 1848.

Huelgas del 18 de octubre de 2022, manifestación en París, AFP/https://www.nouvelobs.com.
¿Serán las actuales luchas sociales el punto de partida de una reconstrucción de la herencia revolucionaria francesa?
En cualquier caso, pondremos todo de nuestra parte para que así sea.
20/10/2020
Francis Arzalier
Historiador, miembro de la Asociación Nacional de Comunistas de Francia (ANC) [4]Versión original en francés: http://ancommunistes.org/spip.php?article4357. Traducción: Hojas de Debate.
Notas
⇧1 | HdD.- El autor se refiere a la bella canción de Jean Ferrat titulada Ma France (“Mi Francia”, 1969) que los lectores pueden escuchar pinchando el vínculo incorporado al texto. Esta es su letra traducida: De las llanuras a los bosques, de los valles a las colinas / De la primavera que va a nacer a tus estaciones improductivas / De lo que yo he vivido a lo que imagino / No dejaré de escribir tu canción / Mi Francia. / Al solazo de verano que encorva a la Provenza / De la retama de Bretaña al brezo de Ardèche / Algo en el aire tiene esa transparencia / Y ese sabor a felicidad que me seca los labios / Mi Francia. / Con ese aire de libertad que trasciende las fronteras / Que embriagaba a los pueblos extranjeros / Y cuyo prestigio hoy usurpáis / Siempre responde con el nombre de Robespierre / Mi Francia. / La del viejo Hugo tronando desde su destierro / La de los niños de cinco años trabajando en las minas / La que construyó con sus manos vuestras fábricas / La que el Señor Thiers mandó fusilar / Mi Francia. / Picasso sostiene el mundo por el filo de su paleta / De los labios de Eluard vuelan palomas / Tus artistas profetas no dejan / De decir que ya es hora de que la desgracia sucumba / Mi Francia. / Sus voces se multiplican hasta hacerse una / La que paga siempre por vuestros crímenes y vuestros errores / Llenando la historia y sus fosas comunes / Siempre cantaré a la de los trabajadores / Mi Francia. / La que no posee más oro que sus noches en blanco / Por la lucha obstinada de este tiempo cotidiano / De la venta (militante) del periódico la mañana de un domingo / A la pegada de carteles del día siguiente / Mi Francia. / Ya suba de las minas o baje de las colinas / La que canta en mí, la bella, la rebelde / Sostiene el futuro, apretado en sus finas manos / La de treinta y seis a sesenta y ocho velas / Mi Francia. |
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⇧2 | HdD.- En el caso español, la debacle electoral del PCE encabezado por la dirección oportunista de Santiago Carrillo, en 1982, y su pérdida de presencia en el movimiento obrero y popular empezaron años antes. |
⇧3 | HdD.- Denominación de la orientación adoptada por la dirección del PCF en 1995, encabezada por Robert Hue, hoy reconvertido en partidario de Macron. |
⇧4 | Versión original en francés: http://ancommunistes.org/spip.php?article4357. Traducción: Hojas de Debate. |