La escandalosa situación de Julian Assange

El pasado mes de diciembre se hizo público en París un manifiesto “Por la liberación de Assange y la salida de la OTAN”. Este fue el texto leído por el filósofo Aymeric Monville, director de colección de la Editorial Delga y redactor jefe adjunto de la prestigiosa revista La Pensée.

El 10 de diciembre de 1948 fue adoptada la Declaración Universal de los Derechos Humanos. La efeméride quedó consagrada como Día Internacional. Esta es la fecha elegida para mostrar que Estados Unidos y su satélite a este lado del Atlántico desprecian el derecho internacional y se pasan de uno a otro, como si se tratara de una caja de manzanas, a un preso llegado del otro extremo del mundo y cuyo único crimen es haber revelado y denunciado en toda su crueldad las guerras que ellos llevaron a cabo. Esas guerras que desde hace tantos años ellos mismos nos presentan como quirúrgicas, limpias y con la flor en el fusil. Esta es la fecha sagrada que escogieron para pisotear el derecho internacional, para que la humillación de un hombre se convierta en la de la humanidad entera.

¿Cómo habría podido pasarles desapercibida esta fecha simbólica? Tal parece que en la CIA, según su antiguo director, no hay más instrucción que la de mentir, hacer trampas y robar. Apuesto que también saben pensar en el modo de humillar y envilecer y que, al escoger la fecha que simboliza los Derechos Humanos, lanzaban conscientemente una señal al país que los vio nacer. Hablo de Francia. Atacaban a la idea misma de que queden aún fuerzas, procedentes de tiempos remotos, que puedan plantarles cara. Esta idea está muy clara para nosotros y es la que nos ha hecho converger aquí: Francia, la Gran Nación, no eso. Francia no puede ni debe tolerarlo.

La fecha también quedará marcada por el hecho de que hemos estado aquí, apenas una semana después, cerca del atrio de los Derechos Humanos, para recordar que nosotros, los franceses,  e incluyo a todos nuestros amigos de cualquier procedencia, no lo admitimos. Jamás seremos un pueblo de esclavos. Jamás Francia será la ramera de Estados Unidos.

Apoyamos todas las iniciativas en favor de la liberación de Julian Assange. ¿Asilo político en Francia? Asilo político en Suiza, sea, puesto que así lo ha votado el cantón de Ginebra. Todo debe intentarse, con tal de que vaya en el mismo sentido. Desde la iniciativa parlamentaria hasta las movilizaciones en la calle. Por todas partes del país veo brotar una gran ira, un clamor salido de lo más hondo de la patria humillada: ¡Abajo la OTAN! ¡Ni un solo soldado ni un solo céntimo para esta alianza de muerte!

Rechacemos las guerras del Imperio, rechacemos la incorporación de Ucrania a la OTAN que la Alemania revanchista promueve y nos prepara en los mismos lugares de sus precedentes masacres. ¿Sabían ustedes que nuestro estado mayor, en la persona de su recién nombrado nuevo Jefe, Thierry Burckhardt, considera oportuno preparar a Francia para un conflicto de “alta intensidad”? Contra quién va ser esta “alta intensidad” sino contra China y Rusia, dos países que apenas cuentan con una base militar en el extranjero cada uno y que están rodeados por cientos de bases americanas. ¿Han votado ustedes para esto? ¿Tenemos acceso a esta información y a otras muchas que nos permitirían evitar tantas trampas? Necesitamos a alguien como Assange.

La guerra mundial será sin nosotros. El sacrificio de un hombre en el altar del complejo militar-industrial norteamericano será sin nosotros. La libra de carne recaudada para el culto del llamado destino manifiesto, que daría a Estados Unidos el (rocambolesco) derecho de dominar al resto del mundo, y del que Bill Clinton todavía se vanagloriaba recientemente, también será sin nosotros.

Y con nuestro absoluto rechazo, enviaremos una señal al mundo. El rostro de Assange se propagará de campanario en campanario, como en su día el águila vengadora, como el del Che Guevara de bandera en bandera; el de un hombre que plantó cara a todo un Imperio de muerte. El rostro mismo del hombre contra la máquina de aplastar a los pueblos.

Libertad de expresión, salvo para crímenes de guerra y corrupción.
Fuente: Periodistas.es

Aymeric Monville, 18 de diciembre de 2021

Fuente:  Ça n’empêche pas Nicolas  22/12/2021 (publicado en Le grand soir). Traducción: Hojas de Debate  

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