La guerra contra Europa

Ningún vencedor por el momento, pero un rebaño de vencidos ya, y que parecen contentos de serlo. Una opinión desde Francia que no solo es aplicable a nuestros vecinos.

Los franceses que todavía conservan su sentido común saben desde hace meses que la guerra que se libra en el Este de Europa en la piel de ucranianos y reservistas rusos, gracias al sofisticado armamento proporcionado por Washington y la OTAN, tiene un único objetivo, no ocultado por Biden y sus complacientes amigos, como la desatada eurócrata Van Der Leyden y el ministro francés Lemaire. [1]HdD.- Los lectores no tendrán ninguna dificultad en añadir algún nombre patrio a estos selectos ejemplos. Lo han dicho elegantemente en términos que no tienen nada de sibilinos para quien no esté totalmente entregado a los “periodistas” y “expertos” de nuestras tele-Zelensky-CIA: quieren “sangrar a Rusia”, “destruir su economía”, etc.

Borrell advierte que el Ejército ruso sería “aniquilado” en caso de ataque nuclear, Europa Press.

Siete meses después, y con al menos 100.000 combatientes eliminados (entre muertos, heridos y prisioneros), este objetivo está muy lejos de lograrse, por lo que la guerra continuará, ya que ninguno de los contendientes ha ganado ni parece en condiciones de hacerlo por ahora. La economía rusa se defiende bastante bien, aunque el Poder atraviese algunas dificultades militares y políticas, compensadas por el éxito de las consultas de Donbass y Lugansk, que nuestros medios tienen el servilismo de negar. Y EE.UU., que durante más de un siglo ha obtenido los máximos beneficios de las guerras que devastaban territorios lejanos, recoge ganancias industriales y financieras.

Ningún vencedor, pues, por el momento, pero un rebaño de vencidos ya, y que parecen contentos de serlo: las naciones europeas, incluida Francia. Sin embargo, Macron ha advertido a sus súbditos: los precios que se disparan, la escasez que comienza, no son nada comparados con lo que nos espera este invierno; las casas congeladas, las restricciones alimentarias, después de la “abundancia” de los últimos años. Que los accionistas de Total o de otras multinacionales vean dispararse sus beneficios es normal para nuestras “élites liberales”, como lo es que la mayoría de nosotros se empobrezca.

La crisis social que comienza con el cierre de empresas destinadas al consumo de los menos pudientes, como ha sucedido en Francia con Camaïeux y sus miles de puestos de trabajo destruidos, es sólo un anticipo de lo que le espera este invierno a los pueblos de Europa, incluido el nuestro, si la guerra continúa y se intensifica, como lo han decidido Biden y sus apoyos en Kiev, Varsovia, Bruselas y París. Son todas las naciones de Europa y sus Estados los que están en proceso de descomposición, como lo demuestran las opiniones desorientadas, dispuestas a aferrarse a cualquier bocazas demagogo, como Zemmour en Francia hace seis meses o Fratelli d’Italia ahora en Italia.

Y es EE. UU. quien lleva las riendas del  juego, alimentando la guerra actual con armas, agentes secretos y mercenarios en Ucrania y en suelo europeo. Lo peor es que esta guerra contra las naciones europeas se está librando con la complicidad cotidiana de las “élites” de nuestro continente: políticos, funcionarios de la Unión Europea, periodistas y “expertos” a su servicio, que machacan día y noche con su ideología belicista, formateando a unas opiniones públicas desinformadas.

Las dos guerras mundiales del siglo pasado, en 1914-18 y 1939-45, enriquecieron a EE.UU. y pusieron a su servicio a la Europa arruinada por los combates. Los dirigentes estadounidenses comandan en 2022 los inicios de la tercera, que constituye para ellos la única manera de restaurar su hegemonía mundial que se desmorona. Desde esta perspectiva, Europa debe romperse económicamente, y no solo la Unión Europea. Y tanto mejor, piensan, si ello se lleva a cabo durante el máximo tiempo posible con la ayuda suicida de los dirigentes europeos. Desde Kiev hasta París, Roma o Berlín, todos parecen empeñados en aullar a favor de la guerra… hasta las fosas comunes y la ruina de sus países.

Y si hiciera falta una prueba más de esta guerra librada por Washington contra Europa, ahí está el reciente sabotaje de los oleoductos Nord Stream, en las profundidades marinas vecinas de Dinamarca, miembro activo de la OTAN, y que no puede tener otro objetivo que interrumpir el suministro de gas ruso a Alemania y Francia. Lo que solo pudo ser obra de buzos-agentes secretos altamente capacitados y financiados por un Estado. El único que se beneficiará es el estadounidense, lo que de ninguna manera impide que nuestros medios se lo atribuyan a estos rusos tan idiotas y malvados que se las habrían ingeniado para no vender más su gas en tiempos de altos precios…

Ciudadanos de Francia y de las demás naciones europeas: la única salida que tenemos para evitar la ruina anunciada de nuestros pueblos es obligar a nuestros dirigentes, sean de derecha, de izquierda o de centro, a poner fin a la traición que beneficia a los enemigos declarados de nuestros pueblos.

29/09/2022

Francis Arzalier Historiador, miembro de la Asociación Nacional de Comunistas de Francia (ANC). [2]Versión original en francés: http://ancommunistes.org/spip.php?article4293. Traducción: Hojas de Debate.

Notas

Notas
1 HdD.- Los lectores no tendrán ninguna dificultad en añadir algún nombre patrio a estos selectos ejemplos.
2 Versión original en francés: http://ancommunistes.org/spip.php?article4293. Traducción: Hojas de Debate.
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One thought on “La guerra contra Europa

  • 27 de octubre de 2022 en 15:30
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    Lo más sangrante es que el «gobierno más progresista de la historia», al que votamos y por el que tanto luchamos, nos haya traicionado, apoyando, armando, financiando, aplaudiendo y publicitando al régimen ucronazi genocida, alineándose con el imperio y con lo más retrógrado de Europa, llegando a censurar las voces que cuentan la verdad sobre Ucrania.
    Para mí, se acabó está «izquierda falsa», que ni a «reformista» llega. Su traición es similar a la socialdemócrata de la IGM, sólo falta el asesinato de Rosa Luxemburgo, pero para compensar, al aplaudir a Zelenski, se han hecho cómplices de los 14.000 asesinados, 40.000 heridos y 200.000 desplazados en el Donbáss desde 2014 a 2022, causados por los bombardeos ucronazis sobre población civil indefensa, de los que nuestros representantes no quisieron enterarse, y mucho menos, informar.
    Como ex-militante del PCE y luego de Podemos, me siento más que estafado, traicionado doblemente, sin reparación posible. Al contrario, las consecuencias de su traición (y mi repudio) se agravarán con el tiempo, hasta acabar no sólo con Ucrania «hasta el último ucraniano», sino también con la economía europea para salvar o, al menos, retardar la decadencia del imperio anglo-gringo-sionista, amo y señor de Sánchez y compañía, para los que, desde mi modestia de «un nadie», pido la DIMISIÓN.

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