La Paz es posible
La propuesta de la República Popular China y la voluntad expresada por los dirigentes de la Federación Rusa, antes y después del 24 de febrero de 2022, de resolver el conflicto «a través de medios políticos y diplomáticos», así como su disposición al cese de las hostilidades, abren un posible camino hacia la paz.
La prensa occidental nos ha ofrecido información incompleta sobre el discurso de Vladimir Putin del pasado 21 de febrero ante la Asamblea Federal de Rusia. Los medios ponen énfasis en aspectos no determinantes del conflicto bélico y eluden en buena medida las alegaciones del mandatario ruso directamente relacionadas con la guerra de Ucrania.
Una forma de comunicación encaminada a presentar la guerra de Ucrania como un supuesto combate bélico entre buenos y malos, en lugar de dar a conocer con rigor los argumentos de la otra parte.
Sin duda, un conocimiento veraz de las posiciones de cada uno de los contendientes que hoy se enfrentan en el campo de batalla resulta fundamental para la comprensión, no para la justificación, de una guerra que nunca debió haber comenzado. Ahora, de lo que se trata es de detenerla mediante un alto el fuego y la apertura de negociaciones, algo que no será posible sino a través de una muy amplia, intensa y sostenida movilización social de rechazo a la guerra. Tarea que ha de ser de millones de ciudadanos, pero de millones de personas conscientes de esta cruda realidad. Por este motivo, resulta imprescindible el previo análisis de las causas y los orígenes de este conflicto militar que queremos parar, accediendo a las posiciones de todas las partes en conflicto, para poder contribuir con una presión social eficaz a una solución pacífica del mismo.
Alega Putin en su discurso que la «operación militar especial» tiene como finalidad «proteger a las personas en nuestras tierras históricas, para garantizar la seguridad de nuestro país y para eliminar la amenaza que representa el régimen neonazi que surgió en Ucrania después del golpe de 2014». Recuerda que la población del Donbas desde entonces luchó por «el derecho a vivir en su propia tierra, hablar su idioma nativo, y no se rindió a las condiciones de bloqueo y bombardeos constantes y odio no disimulado del régimen de Kiev», mientras «hacíamos todo lo posible para resolver este problema por medios pacíficos». Sin embargo, «las promesas de los gobernantes occidentales, sus garantías sobre el deseo de paz en el Donbas resultaron ser, como ahora vemos, una falsificación, una cruel mentira. Simplemente jugaron por ganar tiempo, se involucraron en artimañas, hicieron la vista gorda ante los asesinatos políticos, las represiones del régimen de Kiev, la burla de los creyentes y alentaron cada vez más a los neonazis ucranianos a llevar a cabo acciones terroristas en el Donbas…este repugnante método de engaño se ha probado muchas veces antes. Se comportaron con la misma desvergüenza, engañosamente, destruyendo Yugoslavia, Irak, Libia, Siria.» Las guerras que Estados Unidos desató después de 2001, provocaron la muerte de 900 mil personas y más de 38 millones se convirtieron en refugiados.
Putin denuncia que «ningún país en el mundo tiene tal cantidad de bases militares en el extranjero como los Estados Unidos de América… Protegemos la vida de las personas, nuestro propio hogar. Y el objetivo de Occidente es el poder ilimitado.»
La Federación Rusa es el país más extenso del mundo, equivalente a algo más de la novena parte de la tierra firme del planeta. Cuenta con una población de más de 145 millones de habitantes con 24 idiomas estatales y 13 con estatus oficial. Un vasto territorio en el que conviven más de 100 nacionalidades que invita a los amigos de lo ajeno a provocar la fragmentación, como hicieron, por ejemplo, en Yugoslavia. Dispone de las mayores reservas de recursos energéticos y minerales del mundo aún sin explotar, y es considerada la mayor superpotencia energética. Posee las mayores reservas de recursos forestales y la cuarta parte del agua dulce sin congelar del mundo. Tiene, además, los mayores depósitos de gas natural, junto con la segunda mayor reserva de carbón, y ocupa el octavo lugar en almacenamiento de petróleo, siendo en la actualidad el primer productor mundial de esta fuente de energía.
Ciertos dirigentes del mundo occidental muestran algo más que envidia ante tal cúmulo de riquezas. En su discurso, Putin denuncia la capacidad de Occidente «de seguir robando a todos bajo la apariencia de palabras sobre democracia y libertades, para difundir valores neoliberales e inherentemente totalitarios, colgar etiquetas a países y pueblos enteros, insultar públicamente a sus líderes y reprimir la disidencia en sus propios países». Y añade: «la responsabilidad de incitar al conflicto ucraniano, de la escalada, del aumento del número de sus víctimas recae enteramente en las élites occidentales y, por supuesto, en el actual régimen de Kiev, para el que el pueblo ucraniano es, de hecho, un extraño. El actual régimen ucraniano no sirve a los intereses nacionales, sino a los intereses de terceros países.»
Las élites de Occidente no ocultan su objetivo: «la derrota estratégica de Rusia… esto significa acabar con nosotros de una vez por todas… Así entendemos todo esto y reaccionaremos en consecuencia, porque en este caso estamos hablando de la existencia de nuestro país.»
No obstante, las cuestiones económicas y sociales ocuparon la mayor parte de la intervención de Putin ante la Asamblea Federal. Criticó el modelo económico de Rusia en la década de los 90 tras la disolución del bloque socialista europeo. Un modelo que, fruto del entreguismo y la corrupción de sus dirigentes y la intensa labor de los «consejeros» occidentales, perseguía convertir a Rusia en un mero apéndice subordinado a la economía occidental, utilizado para proveerle de fuentes de energía, ignorando la necesidad de inversión a largo plazo en procesos propios de industrialización. Ahora, indica el dirigente ruso, es preciso trabajar «en la formación de un sistema estable y seguro de acuerdos internacionales, independiente del dólar y otras monedas de reserva occidentales… y sabemos qué hay que hacer para lograr un desarrollo independiente, soberano y progresivo de Rusia, que no sea amenazado por peligros externos».
Occidente ha desplegado contra Rusia, indicó Putin, «no sólo un frente militar, informativo, sino también económico… Además, los promotores de las sanciones se están castigando a sí mismos: provocaron aumentos de precios, pérdidas de empleos, cierres de plantas, una crisis energética en sus propios países, y les dicen a sus ciudadanos que los rusos tienen la culpa de todo.»

Putin no es un bolchevique. Es el Presidente de un país que organiza su economía y su vida social y política mediante un sistema capitalista equiparable al de cualquier país de la Unión Europea, incluida España. Al igual que en el resto de Europa encontramos oligarcas y corrupción.
Tres días después del discurso de Putin, la República Popular China presentó su posición sobre una solución política de la crisis de Ucrania. Un ambicioso plan de paz que contiene doce puntos. Recalca la necesidad del respeto a la soberanía de todos los países, así como la necesidad de observar «estrictamente el derecho internacional universalmente reconocido, incluidos los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas», y de promover «la aplicación igualitaria y uniforme del derecho internacional» y el rechazo del doble rasero.
La seguridad de un país, añade, no debe buscarse a expensas de otros ni fortaleciendo o ampliando bloques militares. Es preciso abandonar la mentalidad de Guerra Fría. Los intereses y preocupaciones de seguridad legítimos de todos los países deben tomarse en serio y abordarse adecuadamente. Todas las partes deberían «ayudar a forjar una arquitectura de seguridad europea equilibrada, eficaz y sostenible.» Reclama el cese inmediato de hostilidades. Y en este sentido, «todas las partes deben apoyar a Rusia y Ucrania para trabajar en la misma dirección y reanudar el diálogo directo lo más rápido posible, para reducir gradualmente la situación y, en última instancia, alcanzar un alto el fuego integral», evitando avivar las llamas y agravar las tensiones.
El plan de paz indica, además, que el «diálogo y la negociación son la única solución viable a la crisis de Ucrania», por lo que deben alentarse y apoyarse todos los esfuerzos que conduzcan al arreglo pacífico de la crisis.
Asimismo, China propone el levantamiento de las sanciones unilaterales no autorizadas por el Consejo de Seguridad de la ONU ya que solo crean nuevos problemas.
Al mismo tiempo, la representante del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, María Zajárova, indicó que: «Rusia está abierta a lograr los objetivos de la operación especial a través de medios políticos y diplomáticos. Esto implica el cese del suministro de armas y mercenarios occidentales a Ucrania, el fin de las hostilidades, el regreso de Ucrania a un estado neutral no alineado, el reconocimiento de nuevas realidades territoriales que se han desarrollado como resultado de la realización del derecho de los pueblos a la libre determinación, la desmilitarización y la desnazificación de Ucrania, así como la eliminación de todas las amenazas que emanan de su territorio.
Los ciudadanos de Ucrania, incluida la población de habla rusa y los representantes de las minorías nacionales, deben tener garantizados todos los derechos inalienables, incluido el derecho a hablar y estudiar en su idioma nativo. Se deben cancelar todas las medidas restrictivas ilegales y se deben retirar las demandas politizadas en los tribunales internacionales.»
La Paz es posible. La propuesta de la República Popular China y la voluntad expresada por los dirigentes de la Federación Rusa, antes y después del 24 de febrero de 2022,de resolver el conflicto «a través de medios políticos y diplomáticos», así como su disposición al cese de las hostilidades, abren un posible camino hacia la paz. Después del alto el fuego, las negociaciones podrán hacer viable una solución al conflicto que arrancará, como siempre ocurre, con la presentación por cada parte de posiciones iniciales máximas. El acuerdo final, que puede tardar tiempo, impondrá las inevitables cesiones de unos y de otros.
Sin embargo, la paz solo será realmente posible en la medida en que los gobiernos europeos dejen de avivar el fuego con el envío de armas y adopten de manera clara una posición favorable al alto el fuego y a la apertura de negociaciones. Sin duda, hace falta urgentemente una muy amplia movilización social en toda Europa que reclame con firmeza y constancia a sus gobernantes un cambio en su actitud actual de total sometimiento a los intereses de EEUU, que pretende terminar la guerra con vencedores y vencidos, a costa de cientos de miles de vidas de ucranianos y rusos y del empobrecimiento de nuestros pueblos, para que se posicionen, por el contrario, por un alto el fuego inmediato y el inicio de negociaciones. La voluntad pacifista de los pueblos debe crecer y presionar para conseguirlo.
Gracias por este equilibrado artículo. En mi modesta opinión, independientemente de que exprese las tesis partidistas de Rusia (las de la OTAN las conocemos de sobra), este artículo debe difundirse para ayudar a crear un movimiento que facilite la posición de la opinión pública a favor de la paz. Sí pediría al autor, si no es contrario a la utilización del lenguaje inclusivo, que corrigiera los términos definidamente masculinos del texto. Muchas gracias