Obscenidades israelíes, complicidades occidentales y árabes

El asesinato de Shirín Abu Akleh no es un accidente, sino el resultado de una política deliberada, sistemática, calculada.

Obsceno. Según el Diccionario Etimológico de la Lengua Francesa de Alain Rey, el adjetivo tomado del latín obscenus significa de «mal augurio, siniestro», y ha pasado al lenguaje corriente con el sentido de lo «que tiene un aspecto horroroso que se debe esconder» [1]HdD: una evolución similar se aplica a la lengua española..

ANTÍGONA EN JERUSALÉN

Obsceno es el primer calificativo que suscitan las imágenes de los funerales de la periodista palestina Shirín Abu Akleh, asesinada el miércoles 11 de mayo de 2022 por el ejército israelí. Policías al asalto de su féretro que está a punto de caer, aporrean a los manifestantes, lanzan granadas ensordecedoras y arrancan banderas palestinas. Esta acción, incluso más allá de todo juicio político, atenta contra lo más profundo de la dignidad humana, viola un principio sagrado que se remonta a la noche de los tiempos: el derecho a ser enterrado dignamente, que resume el mito de Antígona. Al rey Creonte, que niega una sepultura a su hermano y cuyas órdenes ella ha violado, lanza Antígona:

«No pensaba que tus proclamas tuvieran tanto poder como para que un mortal pudiera transgredir las leyes no escritas e inquebrantables de los dioses» [2]Sófocles, Antígona, distintas ediciones disponibles en castellano..

Israel no trata en modo alguno de esconder sus acciones, puesto que no las considera obscenas. Actúa a plena luz, con esa chutzpah [3]HdD: palabra del hebreo que significa «insolencia», «osadía»…, esa arrogancia, ese sentimiento colonial de superioridad que no solo caracteriza a la mayoría de la clase política israelí, sino también a gran parte de los medios de comunicación, alineados con el relato que propagan los portavoces del ejército. Itamar Ben-Gvir es un diputado fascista  ̶ como lo son, con diferentes matices, muchos miembros del actual gobierno y de la oposición israelíes ̶ , pero expresa un sentimiento compartido en Israel al escribir: 

«Cuando los terroristas tiran sobre nuestros soldados en Yenín, estos tienen que responderles con toda la fuerza necesaria, aunque los ‘periodistas’ de Al Jazeera estén presentes en la zona en medio de la batalla para perturbar a nuestros soldados.»

Su frase confirma que el asesinato de Shirín Abu Akleh no es un accidente, sino el resultado de una política deliberada, sistemática, calculada. ¿Cómo se explica, si no, que jamás haya muerto ninguno de los periodistas israelíes que cubren los mismos acontecimientos, mientras que, según Reporteros Sin Fronteras (RSF), desde 2001 a hoy, 35 de sus colegas palestinos han sido eliminados, casi siempre fotógrafos y camarógrafos [4]Véase también: Olivier Pironet, «Mourir à Jénine», Blogs del Monde diplomatique, 14 de mayo de 2022., los más «peligrosos» porque cuentan en imágenes lo que pasa sobre el terreno? Esta asimetría es solo una de las múltiples facetas del apartheid vigente en Israel-Palestina y que Amnistía Internacional ha descrito certeramente: dependiendo de que se trate de ocupante o de ocupado, los «juicios»  israelíes dirán blanco o negro, parafraseando a La Fontaine, casi siempre con sentencia de muerte para el más débil.

Shirín Abu Akleh, periodista de Al Jazeera asesinada por el ejército de Israel. Fuente: Al Jazeera.

¿PUEDE EL CRIMINAL INVESTIGAR EL CRIMEN QUE ÉL COMETIÓ?

Por una vez, el crimen de Shirín Abu Akleh ha suscitado más reacciones internacionales oficiales de lo habitual. Su notoriedad y el hecho de que fuera ciudadana estadounidense y de confesión cristiana han contribuido a ello. Incluso el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas adoptó una resolución condenando el crimen y demandando un investigación «inmediata, profunda, trasparente e imparcial», aunque sin llegar a exigir que sea internacional, cosa a la que Israel se opone siempre. Pero ¿qué sentido tiene que quienes son responsables del crimen dirijan las investigaciones? Desde hace años, organizaciones defensoras de los derechos humanos, israelíes como B’Tselem, o internacionales como Amnistía Internacional o Human Rights Watch (HRW), han documentado cómo las «investigaciones» del ejército israelí quedan prácticamente siempre en nada.

¿Tendrán algún efecto las protestas oficiales? Podemos dar por seguro que no. No habrá investigación internacional porque ni Occidente ni los países árabes que han normalizado sus relaciones con Israel están dispuestos a ir más allá de las denuncias verbales que no molestan a nadie. Tampoco a tomar nota de lo que confirma la historia reciente, a saber, que cada concesión a Israel, lejos de traducirse en «moderación» de Tel Aviv, refuerza la colonización y la represión. ¿Quién se acuerda ya de que los Emiratos Árabes Unidos (EAU) afirmaban que la apertura de una embajada de Tel Aviv en Abu Dabi daría un giro a la política israelí? Y la complacencia de Washington y de la Unión Europea (UE) con el gobierno israelí, «nuestro aliado en la guerra contra el terrorismo», ¿ha conllevado siquiera un mínimo freno a la colonización de los territorios ocupados que, sin embargo, uno y otra fingen condenar?

EL TRIBUNAL SUPREMO DE ISRAEL CONVALIDA LA OCUPACIÓN

Dos hechos recientes vienen a confirmar la total indiferencia del poder israelí a las «reprimendas» de sus amigos. El Tribunal Supremo israelí ha dado su visto bueno al mayor desplazamiento de población provocado desde 1967, la expulsión de más de un millar de palestinos residentes en ocho pueblos situados al sur de Hebrón, afirmando, sin la menor vergüenza, que la ley israelí está por encima del derecho internacional. Demasiado ocupado en castigar a Rusia, Occidente no ha reaccionado. El mismo día de las exequias de Shirín Abu Akleh, el gobierno israelí anunció la construcción de 4.400 nuevos alojamientos en las colonias de Cisjordania. ¿Por qué iba a contenerse cuando sabe que no corre el menor riesgo de sanción y que las condenas, cuando se producen, acaban en las papeleras del ministerio de asuntos exteriores israelí, además de compensarse con el refrendo permanente del apoyo a Israel? Un apoyo reiterado en mayo de 2022 por Emmanuel Macron [5]Mensaje del Presidente Emmanuel Macron con ocasión del 74º aniversario de la independencia del Estado de Israel., que se ha comprometido a reforzar «la cooperación en todos los ámbitos [con ese país], incluso a nivel europeo (…). La seguridad de Israel está en el centro de nuestra colaboración.» Hasta alabó los esfuerzos de Israel «para evitar una escalada» en Jerusalén.

Lo que viene pasando desde hace décadas en Tierra Santa no es ni un episodio de «la guerra contra el terrorismo»  ni un «enfrentamiento» entre dos partes iguales, como dan a entender algunos titulares mediáticos y ciertos comentaristas. Los palestinos no son atacados por extraterrestres, como podría hacer creer la reacción del ministro de asuntos exteriores francés, Jean Yves Le Drian, en su cuenta oficial de twitter: «Estoy profundamente chocado y consternado ante las violencias inaceptables que han impedido que el cortejo fúnebre de la Sra. Shirín Abu Akleh se desarrollara de manera pacífica y digna.»

En cuanto a los que leen la cartilla a los palestinos, reprochándoles el uso de la violencia, aunque sea incomparablemente más limitado que el de los israelíes, recordemos lo que escribió Nelson Mandela, convertido en icono embalsamado por muchos comentaristas, cuando como revolucionario combatía con las armas al régimen del apartheid, del que Israel fue hasta el final uno de los más fieles aliados:

 «Siempre es el opresor, nunca el oprimido, el que determina la forma de lucha. Si el opresor utiliza la violencia, al oprimido no le quedará más opción que responder con la violencia. En nuestro caso, no era sino una forma de legítima defensa.»

Seguramente no conoceremos nunca la identidad del soldado israelí que apretó el gatillo y mató a la periodista palestina. Pero lo que sabemos ya es que la cadena de complicidades es larga. Arranca de Tel Aviv, se estira hasta Washington, pasa por Abu Dabi y Rabat, se desliza por París y Bruselas. El asesinato de Shirín Abu Akleh no es un acto aislado sino un crimen colectivo.

Alain Gresh

Alain Gresh es periodista y escritor, especialista en Oriente Próximo, autor entre otros libros de De quoi la Palestine est-elle le nom ? (Les Liens qui libèrent, 2010) y Un chant d’amour Israël-Palestine, une histoire française (con Hélène Aldeguer, La Découverte, 2017). Es director de la publicación en línea Orient XXI (acceso en español: https://orientxxi.info/es).

Versión original del artículo en francés traducida por Hojas de Debate, previa autorización del autor.

Notas

Notas
1 HdD: una evolución similar se aplica a la lengua española.
2 Sófocles, Antígona, distintas ediciones disponibles en castellano.
3 HdD: palabra del hebreo que significa «insolencia», «osadía»…
4 Véase también: Olivier Pironet, «Mourir à Jénine», Blogs del Monde diplomatique, 14 de mayo de 2022.
5 Mensaje del Presidente Emmanuel Macron con ocasión del 74º aniversario de la independencia del Estado de Israel.
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