De la Operación «Baltops» a la Operación «Balmis» (Del palo a la zanahoria)

Operaciones publicitadas y operaciones camufladas.

La «Operación Balmis» ha dado la oportunidad a los estrategas militares de llevar a cabo una acción social de implicación activa en labores importantes durante el punto álgido de la pandemia por el Covid19, tanto por la importancia de sus cometidos como por la cercanía a los ciudadanos. Su encomiable labor ha sido visualizada a través de todos los medios de comunicación, consiguiendo trasladar a la opinión pública una imagen de las potencialidades de las FAS para proteger y ayudar a la población en casos de crisis de gran calado, y que se hayan percibido de forma plausible estos cometidos humanitarios sin necesidad de que alguien se lo explique.

Al propio tiempo, estos mismos medios tan solícitos para mostrar la imagen de militares durante la pandemia, han pasado de puntillas sobre la presencia de unidades militares españolas desplegándose en las fronteras del Báltico con fuerzas de la OTAN, la «Operación Baltops» liderada por un vicealmirante norteamericano, en maniobras desafiantes frente a Rusia, a modo de una especie de nueva «División Azul» en versión guerra fría, comprometiendo así el mandato de garantizar la seguridad de España.

Se desconoce el costo total de dichas maniobras en la que han participado 1.760 miembros de la Armada, el portaaviones LHD Juan Carlos I, dos fragatas F100, 7 aviones Harrier y una unidad de Infantería de Marina con 38 vehículos de desembarco y terrestres, además de una escuadrilla de seis cazas F-18 del Ejército del Aire en misiones de policía aérea en el límite con la frontera rusa. Para hacerse una idea de lo que en términos económicos significa uno solo de estos contingentes, sepamos que una hora de vuelo de un caza F-8 cuesta 11.000€ y que desde su despliegue en los países bálticos han realizado 700 horas de vuelo, según fuentes del propio Ministerio de Defensa. Hagan la multiplicación.

En este caso, los estrategas en promoción de imagen corporativa del MINSDEF han preferido ponerse el camuflaje para pasar desapercibidos, sin explicar a los españoles las ventajas que para su seguridad significa tomar parte relevante en unas maniobras. La única interpretación posible por parte de Rusia es la de una provocación desproporcionada, que contribuye a justificar el inicio de una dinámica multilateral de rearme (ya lo está exigiendo la OTAN a los países miembros a través del incremento de los presupuestos de defensa) y una desestabilización basada en la política militarista impuesta por los EEUU a sus aliados europeos, transmitida como efecto inmediato a la propia Rusia. Como si con una guerra fría no hubiésemos tenido bastante, y como si el castigo económico de suspender las importaciones de frutas y verduras españolas por parte del gobierno ruso a España, no hubiera sido un pequeño aviso de lo que puede venir más adelante.

La complejidad del tablero geopolítico y militar es muy grande, es cierto. Pero precisamente por ello es imperioso clarificar cuál es el papel que las FAS españolas deben asumir, ciñéndose exclusivamente a defender los intereses generales de los españoles, y no a los del bloque militar de los EEUU representados en Europa por la OTAN, subordinando un poco más la soberanía española a designios globalizados militares y financieros.

Todo ello sin perder de vista que ningún militar  mueve un dedo sin que se lo ordenen, porque la política militar no la establecen los uniformados, sino el Gobierno.

Lorca, 4 de septiembre 2020.

 Floren Dimas. Oficial del Ejército del Aire (R). Miembro de ANEMOI y ACMYR.

Comparte este artículo