La huelga de los trabajadores de ascensores OTIS

La huelga ha afectado a las 128 oficinas de Zardoya Otis y los trabajadores han realizado dos importantes manifestaciones en Madrid y numerosas concentraciones por el resto del país.

El convenio colectivo estatal de Zardoya Otis S.A. establece una vigencia de 1 de enero de 2017 a 31 de diciembre de 2019. Pese a la denuncia del convenio a su término, la empresa, hasta el momento, rechaza negociar un nuevo convenio colectivo, acogiéndose a la ultraactividad suprimida por la reforma laboral del Partido Popular. Esta situación cambia ahora con la entrada en vigor de la reforma laboral del gobierno de coalición que restablece la ultraactividad de los convenios colectivos. La movilización de este colectivo obrero podrá continuar ahora a partir de las condiciones de trabajo que se establecieron en el convenio colectivo concluido y mientras un nuevo convenio colectivo venga a sustituirlo.

Dada la cerrazón patronal a negociar un nuevo convenio colectivo que mejore las condiciones de trabajo, los trabajadores de Otis comenzaron el pasado 22 de noviembre una huelga, sucesivamente ampliada hasta el 3 de enero último, manteniendo con el carácter de servicios mínimos la atención de las averías en los ascensores de comunidades, hospitales, residencias o edificios públicos. No ha sido una huelga defensiva, sino dirigida principalmente a mejorar salarios y conquistar otros derechos laborales.

Además de la huelga que ha afectado a las 128 oficinas de Zardoya Otis, los trabajadores han realizado dos importantes manifestaciones en Madrid y numerosas concentraciones por el resto del país.

La empresa Zardoya Otis S.A. cuenta con una plantilla de 3.000 trabajadores en toda España. Los obreros sufren una sobrecarga de trabajo desmedida debido a la reducción de la plantilla en los últimos años. Esta circunstancia está generando una menor calidad del servicio que prestan, lo que puede dar lugar a que ocurran accidentes en perjuicio de los trabajadores y de los usuarios de los ascensores.

Los asalariados reclaman una subida salarial acorde a los beneficios de la empresa, ya que en 2020 obtuvo 140 millones de euros pese a la pandemia y en 2021 sus beneficios se incrementaron incluso en un 5,4 % respecto al anterior. Al mismo tiempo han rechazado la aplicación de las consecuencias negativas de la supresión de la ultraactividad impuesta por el Partido Popular que ahora han visto restablecida. Asimismo reivindican una garantía en la estabilidad en el empleo, la mejora en la regulación de la carga de trabajo y se priorice la seguridad de clientes, usuarios y profesionales. Denuncian también la negativa patronal de sentarse a negociar, el recorte de sus derechos laborales, además del despido de 27 compañeros de trabajo sin justificación alguna, lo que ha deteriorado el servicio y la seguridad de los clientes y los profesionales. El Sindicato de la elevación, que es la organización sindical mayoritaria dentro de la compañía, con más de un millar de afiliados, e impulsora de la huelga, lleva dos años luchando por conseguir un acuerdo con la empresa, mientras no cesan en organizar la movilización constante del conjunto de los trabajadores. Sindicalismo de clase se llama.

Concentración de trabajadores en una de las 128 oficinas de la empresa en España.

Por otra parte, la empresa pretende que los servicios que hacían antes los asalariados de forma voluntaria, como los festivos, sean ahora obligatorios. Y que las nuevas incorporaciones a la plantilla tengan una retribución del 60% de la nómina del resto de los trabajadores, una doble escala salarial queconsideran por completo inadmisible por discriminatoria. Todo esto bajo la amenaza de eliminar la sección de montaje con la consiguiente reducción de plantilla. Para esto sí que quieren negociar.

Fuentes del Sindicato de la elevación afirman que antes de la pandemia la empresa estaba por firmar el convenio. Pero después, con el covid-19, cambió de posicionamiento y rechaza toda negociación. Durante su transcurso les cambiaron el horario laboral, algo que quieren seguir haciendo. El covid también les ha afectado.

Con la Navidad, al estar en huelga, no cobran. Cubren sus necesidades con la paga extra, los ahorros de algunos, y las ayudas que vienen recibiendo de la solidaridad.

A partir del 3 de enero, fecha en que finaliza la huelga programada, los trabajadores elaboraran una nueva estrategia para lograr alcanzar las reivindicaciones planteadas a la empresa, manteniendo la movilización y la presión frente a la patronal. En un comunicado, la representación obrera señala que nunca firmará un convenio colectivo que suponga recortes y que no sea refrendado por el conjunto de los trabajadores. «Nos sentimos ORGULLOSOS de tener compañeros/as que han realizado esfuerzos económicos y de participación colectiva que están siendo un ejemplo de lucha, fortaleza y solidaridad.

NI NOS DOMARON, NI NOS DOBLARON, NI NOS VAN A DOMESTICAR ¡¡¡LA UNIÓN, NUESTRA FUERZA!!!»

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