Las Residencias Públicas de Mayores. La excepción
«El último aumento de personal que tuvimos en la Red Pública Asturiana de Residencias (ERA) fue gracias a una concentración unitaria de trabajadoras y familiares en todas las residencias. Ese es el camino y desde el sindicalismo combativo de clase tenemos que recorrerlo y romper barreras y repensar nuevas estrategias para atraer a la lucha a nuestras compañeras más vulnerables y vencer el miedo.»
Para las trabajadoras de los geriátricos privados, las Residencias de gestión pública, con independencia de la administración que la dirija, son vistas como un oasis de mejores condiciones laborales y una mejor atención. Son una minoría en nuestro país, apenas representan el 10%. No siempre es oro todo lo que reluce. Viven la amenaza permanente de la privatización y la externalización de cada vez más servicios. Con todo y con eso, hay que defenderlas con uñas y dientes porque son el testimonio de que otro modelo no dominado por los fondos buitres es posible. Y solo puede ser así desde lo Público.
Para complementar la serie de artículos sobre las residencias privadas y concertadas y para que nos ilustre sobre la realidad de los Centros Públicos, entrevistamos a Elena García, Auxiliar de Enfermería de la Red Pública de Residencias de Asturias (ERA) y veterana luchadora y sindicalista. Forma parte del Comité de Empresa y fue su presidenta.
¿Qué aspectos positivos y qué déficits tiene la Red Pública Asturiana de Residencias?
Lo primero que hay que destacar es que es la mayor Red de España, tanto en número de residencias (26) y Centros de Día, como de plazas. También como aspectos positivos a diferencia de muchas privadas, contamos con fisioterapeutas, animadores socioculturales (si bien debería de haber una planificación a nivel de la Red de las actividades que desarrollan), terapeutas ocupacionales… no pagas según el grado de dependencia, sino que el precio de la plaza es el que es y no hay “extras” añadidos.
Déficits… la falta de personal, la privatización de los servicios de cocina, lavandería, limpieza y conserjería. Estos servicios tienen un personal muy precarizado y escaso. En pandemia tuvimos que pelear porque aumentaran el personal de limpieza. Además, hay poca vigilancia de esas contratas privadas.
También hay una falta importante de mantenimiento en las ayudas técnicas, grúas que se atascan y es imposible moverlas…
Están dándose casos de agresiones a trabajadoras por parte de familiares y no se están tomando medidas efectivas para atajar esta situación, más allá de un protocolo en el que se está trabajando. Igualmente, ante denuncias de residentes, no se ofrece asistencia jurídica a las compañeras afectadas.
¿Cuándo empiezan esas externalizaciones de servicios?
Desde la propia creación del ERA, en el año 95. Las nuevas residencias nacieron ya con esos servicios privatizados. Las residencias preexistentes y que se integraron en la nueva red contaban con todo el personal público. Se llegó al compromiso con el Comité de Empresa de que esas residencias que pertenecían al INSERSO y a la antigua Diputación mantendrían el carácter público de todos los trabajadores. Pero no fue así. Según se iba jubilando el personal de servicios y quedando menos operarios los fueron concentrando en la Residencia más grande (la Mixta de Gijón) y externalizando dichas funciones y puestos.
Nuestro objetivo es que se reviertan todas las privatizaciones, según vayan finalizando los contratos y se contrate personal público.

¿Cómo se vive en los centros que haya trabajadores de primera y de segunda?
Pues se vive mal. Los trabajadores de las contratas no llegan a poder realizar las tareas por la sobrecarga de trabajo y terminan haciéndolo las auxiliares de enfermería… A su vez esas trabajadoras de contratas cobran menos y todo eso genera tensiones.
¿Cómo puede ser que haya una lista de espera en la Red de más de 2.000 personas y, sin embargo, haya centros al 60, 70% de ocupación?
Nosotras como trabajadoras también nos preguntamos eso, todavía no entendemos a día de hoy como hay personas que piden plaza en residencia pública y acaban en concertadas. Hay intereses. Lo entendemos como una forma de dar dinero a los amigos, así de claro.
¿Qué opinas de la Atención Centrada en la Persona, la humanización, las unidades de convivencia etc. de lo que tanto se habla ahora?
Es un brindis al sol total y absoluto. La Atención centrada en la Persona, para ser verdad tiene que disponer de personal, de recursos y una voluntad política real. Si no te gusta el yogur te lo tienes que comer porque “es lo que hay”. ¿Dónde está la individualidad y el respeto a los gustos de la persona? No hay siquiera dos opciones para elegir. O lo comes o te quedas sin comer. Si algún residente tiene pautada dieta de fácil masticación le dan puré, no hay una tortilla francesa o algo más apetecible. Hay lo mismo para quien no puede masticar en absoluto.
Para finalizar, ¿crees posible que el sindicalismo pueda unificar a las trabajadoras de los distintos subsectores sociosanitarios públicos y privados (SAD, centros de día, residencias) en una misma lucha?
Es difícil. En las privadas la gente tiene mucho temor. Me llaman trabajadoras de la privada para contarme situaciones que viven, pero a la hora de denunciar tienen miedo, viven en una precariedad y vulnerabilidad muy grande, horarios muy complicados y abusivos… Tienen problemas que no se dan en las Residencias Públicas. Pero tenemos que dar un paso al frente y poner pie en pared como han hecho las trabajadoras del SAD. Tenemos intereses comunes y las apoyamos. Tanto en el SAD como en el ERA estamos consiguiendo el apoyo de familiares y crear sinergias, lo cual es muy importante. Vienen a las manifestaciones para reclamar más personal y así se consiguen cosas. El último aumento de personal que tuvimos en la Red Pública Asturiana de Residencias (ERA) fue gracias a una concentración unitaria de trabajadoras y familiares en todas las residencias. Ese es el camino y desde el sindicalismo combativo de clase tenemos que recorrerlo y romper barreras y repensar nuevas estrategias para atraer a la lucha a nuestras compañeras más vulnerables y vencer el miedo.