Movilización obrera en Granada contra la inflación

En la actualidad, hay un importante incremento de la lucha de clases en España. Las huelgas de decenas de miles de trabajadores han estallado en una industria tras otra para exigir salarios más altos en medio de una inflación galopante, mejores condiciones laborales y la sustitución del trabajo temporal y precarios por empleos a tiempo completo y por tiempo indefinido.

Los trabajadores de dos importantes servicios públicos de Granada han desarrollado una intensa movilización mediante huelgas y manifestaciones para combatir el creciente incremento de los precios. Reclaman el establecimiento en convenio colectivo de una cláusula de revisión salarial que garantice de manera automática que los salarios se incrementen conforme vaya subiendo el IPC.

Cientos de trabajadores de la Rober, hoy en manos de Alsa, que atiende el transporte urbano en la capital granadina y otros tantos de la empresa Inagra dedicada a la limpieza de calles y recogida de residuos, han llevado a cabo movilizaciones y huelgas en unas fechas que, además, han coincidido con las fiestas de Granada. Unas luchas obreras que obtuvieron, en general, resultados positivos.

La inflación anual estimada del IPC en mayo de este año es del 8.7% de acuerdo con los datos que publica el Instituto Nacional de Estadística. En el mes de abril pasado se situaba en el 8.3%. En el año último, la inflación alcanzó un 6.5%, el dato más alto desde mayo de 1992. El organismo citado calcula que la inflación media de 2022 será del 8.1% en España y prevé que los precios seguirán subiendo durante 2023.

La inflación en la Eurozona se disparó siete décimas en el pasado mes de mayo, hasta el 8,1% desde el 7,4% del mes anterior, empujada por el impacto de la guerra en Ucrania sobre los precios de la energía y de los alimentos, según datos de Eurostat. De acuerdo con la agencia europea de estadística, la inflación de la eurozona alcanzó ahora su máximo registro desde el inicio de la serie histórica en 1979.

El viernes 10 de junio, los trabajadores de la antigua Rober secundaron un primer paro apoyado por la totalidad de los asalariados, al mismo tiempo que se manifestaban por las principales arterias de la ciudad afectando al metro que hubo de ralentizar el servicio. La empresa se negó por completo a la inclusión de una cláusula de revisión salarial en el texto del convenio colectivo, mientras los trabajadores esgrimían que la plantilla ya había sufrido una pérdida de poder adquisitivo de un 5.1% en el año 2021 y que estaban dispuestos a seguir luchando para no seguir perdiendo poder adquisitivo.

Asimismo, los trabajadores de la Rober estiman viable la municipalización del servicio de transporte público, apostando por la gestión directa del servicio por el Ayuntamiento de Granada, lo que supondría un ahorro para las arcas municipales, reivindicación que avalan con un estudio que ha realizado una consultoría externa.

La segunda jornada de huelga se llevó a cabo el miércoles día 15 de junio, que al igual que la anterior fue secundada por la totalidad de plantilla, mientras los representantes de los trabajadores y la patronal negociaban las condiciones de trabajo de estos.

Manifestación de los trabajadores de la Rober.

Ese mismo día, durante la huelga, la patronal y el comité de empresa, tras intensas negociaciones, suscribían un principio de acuerdo que posteriormente fue ratificado por la asamblea de trabajadores.

Este principio de acuerdo establece una subida salarial conforme al IPC adelantado y fijo del 3’2% en 2022 y otro fijo de igual forma de un 3’2% en 2023, con revisión del 85% del IPC al final de 2023, e introduciéndolo en las tablas salariales del convenio desde enero de 2023, para de esta forma consolidar en el futuro estos incrementos retributivos. Además, se contemplan tres subidas indirectas para mejorar las condiciones salariales de la plantilla, junto a otras medidas favorables, como el aumento de los días no remunerados o la rotación de descanso en viernes y sábado. E igualmente el acceso de nuevos trabajadores a la condición de fijos de plantilla.

Han estado muy cerca de conseguir el 100% de la cláusula de revisión salarial, pero la diferencia no atendida la han compensado con otras mejoras. Sin duda, los trabajadores han salido de esta lucha obrera muy fortalecidos en unidad, organización y con más conciencia de clase, dado que la participación en los días de huelga y manifestaciones ha sido verdaderamente extraordinaria.

Por su parte, los trabajadores de Inagra, empresa encargada de la recogida de residuos en la ciudad de Granada, con una plantilla cercana a los 600 trabajadores, alcanzaron un acuerdo con la patronal y tendrán una subida en sus retribuciones del 2 por ciento consolidable en las tablas salariales de 2022 y 2023, respectivamente, al tiempo que se abonará a toda la plantilla para el año 2023 la diferencia entre el 2% y el IPC real que resulte al final de 2022, aunque sin que sea asimilada esta diferencia en las tablas salariales. Antecede este acuerdo la aplicación por la empresa del 6,5% correspondiente al IPC de 2021 a todos los asalariados de la concesionaria.

En este caso, ha bastado la comunicación de huelga de los trabajadores y una cuidada planificación de la movilización para que en el periodo previo del comienzo de las jornadas de paro, cuyo primer día había sido fechado para el pasado 13 de junio, y la realización de manifestaciones por las principales calles de la ciudad, para que la patronal se sentara a negociar y finalmente respetase la cláusula de revisión salarial en los términos arriba indicados. Sin duda que la semana de fiestas en Granada, las altas temperaturas que degradan con mayor rapidez las basuras no recogidas y, sobre todo, la organización y la unidad que han demostrado los trabajadores, al igual que sus compañeros de la Rober, ayudaron a que los gestores de la empresa comprendieran que era mejor ceder que enfrentarse a la plantilla, antes de que las hostilidades alcanzaran su máxima expresión con la paralización de este vital servicio público en la llamada semana grande de Granada.

En el convenio colectivo se fijará también la obligación de la empresa de cubrir una de cada tres incapacidades o fallecimientos que se produzcan en la plantilla, que será cubierta por el trabajador más antiguo de los indefinidos a tiempo parcial en cada momento, que pasaría a la condición de indefinido a jornada completa.

Tanto en el caso de Inagra como en el de la Rober, los principios de acuerdo con la patronal suscritos por los representantes de los trabajadores no alcanzarían validez de ningún tipo hasta que las respectivas asambleas de estos los ratificaran, tal y como ha ocurrido, a partir de cuyo momento se suspendían las jornadas de huelgas que previamente habían sido anunciadas.

En la actualidad, hay un importante incremento de la lucha de clases en España. Las huelgas de decenas de miles de trabajadores han estallado en una industria tras otra para exigir salarios más altos en medio de una inflación galopante, mejores condiciones laborales y la sustitución del trabajo temporal y precario por empleos a tiempo completo y por tiempo indefinido.

Estas huelgas tienen lugar después de que se rompieran las conversaciones sobre el V Acuerdo de Empleo y Negociación Colectiva (AENC) entre los sindicatos, Comisiones Obreras y la Unión General de Trabajadores, con la Confederación de Organizaciones Empresariales Españolas (CEOE).

Tanto las direcciones de los sindicatos autocalificados como mayoritarios como la CEOE coinciden en que los salarios deberían subir menos que el actual nivel de inflación del 8,3 por ciento. Los directivos de CCOO y UGT reclaman incrementos del 3,4 por ciento en 2022, del 3 por ciento en 2023 y del 2,25 por ciento en 2024, mientras que la CEOE exige que los trabajadores permitan que la inflación se coma su poder adquisitivo aún más rápido. Los máximos responsables de CCOO y UGT están negociando en realidad cuál es la cuantía del recorte salarial real que pueden imponer a sus miembros sin provocar una explosión social.

Sin embargo, la estrategia que promueven los trabajadores de las diferentes plantillas, incluidos los afiliados de base de CCOO y a UGT, de negociación y movilización empresa a empresa, está rompiendo el corsé que intentan imponer por la vía de los hechos la CEOE con la colaboración de los burócratas de los sindicatos mayoritarios. Estas huelgas, empresa a empresa, cada vez más numerosas, están derrotando la dinámica perversa emprendida por la patronal y los sindicalistas del tres al cuarto. A los paros del metal en Galicia y Cantabria se unen las movilizaciones y las huelgas de los trabajadores de los hospitales y clínicas de salud mental de Osakidetza en el País Vasco, los que atienden a los ancianos de Navarra, los trabajadores de la limpieza en Bizkaia, los trabajadores del transporte público en Terrassa y Ourense y los trabajadores de la fábrica de LGC en Córdoba. En Barcelona, 200 trabajadores de la tienda de ropa H&M convocaron varias huelgas para exigir una bonificación salarial por idiomas. A todas estas movilizaciones y huelgas se han unido ahora los trabajadores de la Rober y de Inagra en Granada y en fecha más reciente los del transporte interurbano promovida por la CGT granadina. Y en todas se reclaman que los convenios colectivos introduzcan las cláusulas de revisión salarial. Mientras, en España, nueve millones de trabajadores prestan servicio sin un convenio colectivo o en virtud de uno ya finalizado que defina sus condiciones de jornada, calendario y salario.

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