Por un Estatuto de Neutralidad para Canarias
El pasado 19 de febrero se puso en marcha en la calle la plataforma “Canarias por la Paz y contra la OTAN”, ahora avanzamos hacia la movilización del 12 de marzo, aniversario de aquel referéndum del 12 de marzo de 1986 en el que triunfó en Canarias el voto negativo contra la OTAN.
Las oligarquías, española y canaria, lograron involucrar a Canarias en la estrategia militar imperialista por la vía del ingreso del Estado español en la OTAN y la creciente y evidente militarización del archipiélago, todo ello añadido a la vigencia de los acuerdos hispano-estadounidenses.
El 30 de mayo de 1982 se cumple el 40 aniversario de dicho ingreso en la Alianza Atlántica, a cargo del Gobierno de Calvo Sotelo, siendo ratificado en el Referéndum sobre la permanencia del 12 de marzo de 1986, que establecía tres condiciones, incorporadas a la papeleta de votación, que no se han cumplido en absoluto: la no incorporación a la estructura militar integrada, la prohibición de instalar, almacenar o introducir armas nucleares en territorio del Estado español y la reducción progresiva en el mismo de la presencia militar de los Estados Unidos.
36 años después de que Canarias rechazara en aquel referéndum la propuesta del Gobierno de Felipe González, con el 50,5% de votos negativos frente al 43,5% de positivos, tenemos razones más fuertes, si caben, para conseguir definitivamente que el archipiélago sea reconocido como zona neutral. Para ello, el movimiento por la Paz de Canarias, desde todas las instancias que sean posibles, sociales, políticas e institucionales, debe solicitar formalmente a la ONU que declare al archipiélago zona internacionalmente neutral y que para ello le sea concedido un estatuto de neutralidad.
Si la lucha solidaria del pueblo canario con los pueblos vecinos de África, con los del Estado español y con la lucha de todas las personas amantes de la Paz no impide que se realice cualquier amenaza imperialista en nuestro entorno geográfico, el destino de nuestro pueblo y el futuro de todos los que luchamos por la emancipación de la clase trabajadora y de los pueblos se verá ciertamente amenazado.
Para ello nos movilizamos el 19 de febrero y ahora preparamos la movilización del 12 de marzo de modo que esta suponga un claro avance cuantitativo y cualitativo con la realización de convocatorias que se puedan llevar adelante en distintas islas. En esta posible y necesaria línea ascendente de ahora, es bueno recordar como describía en su día Fernando Sagaseta el proceso paulatino de organización y movilización de entonces.
Lo decía en un artículo publicado en El País el 22 de mayo de 1979: “Por lo mismo, son particularmente elevadas las obligaciones que el hecho impone a los canarios que optan por el no alineamiento y la neutralidad. No es casual que, por el momento, sea nuestro archipiélago la parte del Estado que manifiesta mayor sensibilidad frente a la posible incorporación a la OTAN. Como agua de mayo ya hemos presenciado por aquí un nivel de movilización -aunque bajo aún, sobresaliente al del resto de los pueblos del Estado español- que ha comenzado a desentumecer a los mismísimos partidos parlamentarios, renuentes hasta hace muy poco tiempo a levantar la voz en aras de un fatal «consenso»; a formaciones políticas extraparlamentarias, a ciudadanos independientes y que, incluso por razones en las que hoy no entramos pero no dejan de ser sintomáticas, se ha filtrado en ambientes proatlantistas como los de UCD, cuyos compromisarios isleños al último congreso de su partido prefirieron abstenerse que votar la resolución pro OTAN”.
Podemos aprender mucho de la extensión de esa lucha planteada por Fernando Sagaseta desde el Parlamento español, en el sentido de abordar de modo incansable todas aquellas contradicciones que las oligarquías y su sistema político dejaban al descubierto en su proyecto atlantista, militarista e imperialista. Empezando por el clima de terror e inseguridad ciudadana generado por la presencia de la Legión en Fuerteventura, siguiendo por el rechazo a la regulación de las bases de la Defensa Nacional y la Organización Militar al “no hacerse alusión en ellas a la necesaria política de paz, neutralidad y coexistencia pacífica… y mantenerse la incorporación a alianzas militares reaccionarias como la OTAN o la firma de tratados militares con Estados imperialistas”.
También votando en contra del presupuesto militar, rechazando el campo de tiro de Pájara y proponiendo cuestionamientos concretos de las “actuaciones gubernamentales en el campo internacional que expresaban auténtico vasallaje a Washington”. Por otro lado, también hay que hacer valer la defensa de la neutralidad de Canarias como una vocación de sus habitantes, no en vano el Parlamento de Canarias aprobó la declaración de plataforma de paz para el archipiélago y está incorporada a los principios rectores del Estatuto de Autonomía de Canarias en el Título I, Capítulo III, Artículo 37. 11: La promoción de Canarias como plataforma de paz y solidaridad.
Así pues, con todas estas referencias, si trabajamos con eficacia, podrá avanzar el proceso y el correspondiente efecto que provoque el mismo en las más amplias dimensiones sociales y políticas. Si entonces se logró llegar a una mayoría de rechazo a la OTAN en Canarias, ahora podemos contribuir a conformar un potente movimiento que, además de cuestionar las actuales actuaciones gubernamentales en el campo internacional que expresan auténtico vasallaje a Washington, defienda la salida del Estado español de la OTAN, en el marco de la Contracumbre de junio en Madrid, y también sitúe la reivindicación del Estatuto de Neutralidad para Canarias en el centro de las exigencias del pueblo canario, primer paso para hacerla realmente efectiva.