Cumbres borrascosas
Más cañones y menos mantequilla.
Últimamente nos llevan de cumbre en cumbre (que si la OTAN, que si la UE) y lo mismo llegamos a creer, visto lo que cuentan del asunto, que lo de la Presidencia y la convocatoria de la Cumbre de la Comunidad Política Europea de Granada es la constatación de que en España rayamos a gran altura en esto de lo que llaman la defensa de Europa y sus valores.
Y como dicen los más socarrones que no hay mejor defensa que un ataque, nuestros belicistas, cínicamente camuflados de pacifistas, han aprovechado la Cumbre de Granada para dar rienda suelta a los presupuestos de guerra cuyo aumento sobrepasa hasta las normativas propias de la UE sobre incumplimiento del límite del déficit. Está claro: Europa cogió su fusil y España está dispuesta a suministrar más ayuda militar a favor de Ucrania y en contra de Rusia.
El presidente Sánchez también ha aprovechado la ocasión para tener una ocurrencia, culturalmente indignante, utilizando con mala follá granaína una referencia a García Lorca (por aquello de que hablaba desde la Alhambra para asombrar al mundo con su discurso).
Lo de utilizar a Lorca no fue muy original. Cierto alcalde pepero ya había tenido la ocurrencia de convocar un premio de poesía que, siguiendo los pasos del poeta, fue presentado en Nueva York. Cuando le reprocharon el excesivo gasto ocasionado respondió diciendo que era una operación de marketing y que Lorca vende bien.
En este caso Sánchez habló del poeta, de su asesinato y de su obra. Incluso regalamos a los asistentes una edición especial de un poema lorquiano, con una botellita de vino para acompañar la pena. Lo evocó como un símbolo de paz, libertad y concordia y llegó a afirmar que el futuro que le arrebataron al poeta estaba relacionado con el compromiso de una Europa unida y en paz. Como si la UE otanesca tuviese que ver con una unidad pacífica. Y se quedó tan pancho hablando de una balada de esperanza ante toda violencia. Como si su canto favorito no fuera el que comienza con “Ardor guerrero”.
El auténtico fondo del discurso de Sánchez y de los belicistas proclama que debemos gastar más y mejor en lo que ellos llaman Defensa, obviamente para “defender” a Zelenski, para abordar las necesidades actuales y para empezar a prepararnos para el futuro (¿adivinan ustedes de qué necesidades y de qué futuro nos están hablando?). De momento, Granada se nos ha convertido, por unos días y en las páginas de los periódicos, en la capital de Europa, de esa Europa que quiere avanzar hacia el Este y, so pretexto de un supuesto proyecto de paz, quiere reafirmarse como potencia militar al servicio del imperialismo.
Lo del aumento del presupuesto militar supone agudizar las políticas de austeridad y, además de limitar el gasto público, nos dicen que tenemos que invertir en determinadas prioridades, como la denominada transición ecológica, digital, que supone un trasvase de fondos públicos a las transnacionales y al gasto militar, o sea, recortes en gasto social.
Y ahora que me expliquen cómo hacemos la transición ecológica potenciando el gasto militar, o sea, que nos anuncian un mundo verde con uniforme de camuflaje y al final nos encontraremos con más cañones y menos mantequilla.