Leído en el Programa Electoral de SUMAR
Desde la izquierda no podemos seguir aceptando que la solución a los problemas y las crisis del capitalismo tengan que recaer siempre sobre la clase trabajadora.
En el programa electoral de SUMAR, [1]Economía. II Defender el poder adquisitivo frente a los efectos de la inflación. 3. Utilizar adecuadamente la información del Observatorio de los Márgenes de Beneficio de las empresas –OMB-, se dice «…el OMB -Observatorio de los Márgenes de Beneficio de las empresas- debe facilitar que los agentes sociales adapten sus reivindicaciones laborales en la negociación colectiva y el reparto de dividendos a la situación de cada empresa…»
Una de las reivindicaciones laborales presente y recurrente, en el conflicto capital-trabajo, es el salario y lo es precisamente porque de la retribución que recibe cualquier trabajador/a depende su subsistencia, en el más estricto sentido y significado del término -alimentación, ropa y calzado, vivienda, …- como en el más amplio que hace referencia al derecho a disponer de bienes que pueden no ser considerados estrictamente como de primerísima necesidad pero que constituyen un componente esencial que determina la calidad de vida de cualquier persona, como son aquellos que tienen que ver con la cultura, la educación, el ocio y la salud, entre otros.
Cómo puede adaptar un trabajador esta reivindicación laboral esencial y primaria, como es el salario, “a la situación de cada empresa”.
En realidad, de lo que se trata es de renunciar y no de adaptar. Declinar a la mejora/ aumento salarial, cuando, paradójicamente, esta necesidad viene impuesta por los mecanismos del mercado capitalista que con su continuada inflación -el continuado aumento de los precios y beneficios empresariales- va reduciendo el poder adquisitivo del dinero hasta hacer que, cada vez más, el salario percibido no llegue para cubrir las necesidades básicas de la estricta subsistencia, ni otras que son consustanciales a la cualidad de persona humana.
Se me hace cuesta arriba entender que un trabajador/a, del que la empresa privada extrae de forma constante y continuada una plusvalía, que va a parar de manera inevitable a los bolsillos de los/as propietarios o los/as accionistas, ante un vuelco del mercado, una deficiente gestión empresarial, un encarecimiento de las materias primas que la empresa utiliza o una mala decisión de la junta de accionistas, se preste, voluntariamente, en un momento determinado, a “adaptar” sus reivindicaciones laborales en la negociación colectiva, su salario, a los márgenes de beneficios de la empresa, “a la situación de la empresa”, cuando en ningún momento ha sido destinatario ni partícipe de los beneficios de la misma, ni corresponsable en las decisiones tomadas, ni controla los mecanismos de mercado que rigen la sociedad capitalista.
De aceptar, los trabajadores/as, adaptar sus reivindicaciones laborales, las salariales “a la situación de la empresa” , en el sentido de mantenerlas sin cambio, al margen de su poder adquisitivo, siempre menguante, o incluso de reducirlas, sería ante la impuesta tesitura de perder el puesto de trabajo, bien por cierre patronal o por deslocalización y estaríamos ante lo que es una de las contradicciones más evidente y sangrante del capitalismo, que se repite una y otra vez, que los/as explotados/as con el sacrificio de sus derechos y el consiguiente empeoramiento de su nivel de vida, acudan al rescate de los explotadores ante el manifiesto chantaje de que su medio de vida, el trabajo que realizan en la empresa, el trabajo del que dependen para subsistir se deslocalice o finalice por cierre.
Es evidente que cuando se plantea en un programa electoral como solución el que “los agentes sociales adapten sus reivindicaciones laborales a la situación de cada empresa”, que la clase asalariada renuncie a sus derechos, es que desde ese programa electoral y desde el partido que lo presenta, no se está apostando por otra solución que no sea el sacrificio de la clase trabajadora en el altar del capitalismo.
Cuando se plantean soluciones de este tipo se sigue insistiendo en que los poderes públicos poco o nada tiene que ver con la economía y que, ante una crisis, cierre patronal o una deslocalización no cabe otra solución que la clase trabajadora, en solitario, ponga, de nuevo, la otra mejilla y sea abofeteada, de nuevo, por la oligarquía.
Cuando se evaden soluciones que protejan a los/as trabajadoras como la intervención por el estado de las empresas en crisis y su nacionalización con la consiguiente petición de responsabilidades empresariales, las auditorias de cuentas necesarias, la congelación de efectivos de los/as propietarios/as y accionistas y el reflotamiento de la empresa, ahora pública, lo que se está haciendo es abundar en la impunidad de la oligarquía.
Desde la izquierda no podemos seguir aceptando que la solución a los problemas y las crisis del capitalismo tengan que recaer siempre sobre la clase trabajadora.
Se riza el rizo de la ignorancia más supina y del cinismo más increíble cuando la propuesta incluye entre los “agentes sociales” a aquellos/as que son beneficiarios del “reparto de dividendos” ¡incluye a accionistas y propietarios entre los “agentes sociales”! el espíritu socialdemócrata y reformista desborda la proposición.
La propuesta comulga de la manida, interesada y falsa idea, propagada por el capital para enmascarar la realidad, según la cual las empresas son una gran familia donde los intereses de capital y trabajo son confluyentes y armónicos.
Conmigo que no cuenten.
Notas
⇧1 | Economía. II Defender el poder adquisitivo frente a los efectos de la inflación. 3. Utilizar adecuadamente la información del Observatorio de los Márgenes de Beneficio de las empresas –OMB- |
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