Mucho tendremos que repensar

Las crisis demuestran que los obreros no se pueden limitar a luchar por obtener de los capitalistas concesiones parciales, ya que, cuando se produzca el crack, estos no solo arrebatarán a los trabajadores los derechos conquistados sino que los harán todavía más precarios .[1]V. I. Lenin, Las enseñanzas de la crisis, Tomo 5º Obras Completas.

Las malas noticias relacionadas con el mundo del trabajo y  las consiguientes declaraciones conflictivas se suceden. Algunas, dando la sorpresa desde el ámbito de la dirección sindical: El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, ha sugerido que aquellas personas que cobren alguna prestación por desempleo o el ingreso mínimo vital (IMV) y que rechacen propuestas de trabajo deberían dejar de percibir estas ayudas. Dicho así, a bote pronto, como si la amenaza fuera un buen recurso educativo. Después resulta que el mal diseño y/o la mala gestión, con moralina o sin ella, de las ayudas sociales obliga al Gobierno a poner criterios de renta a las familias numerosas en el bono social para evitar casos como el de Enrique Ossorio, alias “el vulnerable”, o el de Mónica García, que se ha hecho un lío térmico.

Otras noticias desagradables van apoyadas en la vieja técnica del “donde dije digo, digo Diego”, y se suman a la lista de las promesas incumplidas:Por ejemplo,El PSOE, el PP, Vox, Ciudadanos y el PNV han rechazado en el Pleno del Congreso una proposición de ley de Esquerra Republicana (ERC), EH Bildu y BNG para reformar el Estatuto de los Trabajadores y recuperar los 45 días de indemnización por despido improcedente. Unidas Podemos ha optado por abstenerse para no chocar otra vez con el PSOE.

Además de los 45 días de indemnización, se pretendían recuperar los salarios de tramitación y modificar las causas económicas por las que una empresa pueda justificar un despido colectivo, de manera que el despido esté justificado solamente cuando la empresa tenga una situación económica negativa «continuada». Pero no ha salido la buena intención, o sea, que anuncias primero que vas a arreglar lo de la reforma laboral y luego no es para tanto. Esto sí que es pensárselo dos veces.

Recordemos cuando surgió la idea de REPENSAR EL SINDICATO porque, entre otras cosas, un grupo de sindicalistas descontentos se había reunido para plantearse un GANEMOS CC.OO. Verdaderamente ya había muchos pensativos por libre y por indignados a fuerza de sentirse disconformes con la deriva del sindicalismo en España, pero ante la posibilidad de que los mismos que derivaban se propusieran la tarea de corregir la derrota (hablo aquí en términos náuticos pero podemos pasar al mundo militar en un pis pas), los pensativos incrementaron sus reflexiones. Debieron suponer que era el momento de pensárselo mejor y buena  ocasión para seguir con la familia y el municipio que, antaño y “francamente”, eran los otros pilares de la vida del españolito de la autarquía. ¿Se acuerdan? Cuando éramos, supuestamente, “unidad de destino en lo universal”. Ahora somos más “comunidad geopolítica en lo global”. Pero la mejor definición la ofreció un profesor participante en una de las sesiones de los repensadores cuando, para definir cuál era su vinculación con la causa  sindical y su idea sobre el estado de la organización, dijo: “Yo soy militante. Lo que no sé es si soy simpatizante”.

Ha pasado el tiempo y sólo es seguro que nos queda mucho por repensar.

Notas

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1 V. I. Lenin, Las enseñanzas de la crisis, Tomo 5º Obras Completas.
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