Ni en dioses, reyes ni tribunos
Carta abierta a Yolanda Díaz.
Llevo muchos años en IU de Galicia, antes en el PCG, por lo que conozco tu trayectoria política y los buenos ascendientes que te preceden. Pero conozco tu evolución personal, pues he visto de cerca el desdén con el que te relacionabas con los militantes de IU/EU, cuando orgánicamente participaban en la valoración de las posiciones políticas dominantes que tú defendías.
Te he visto participar en la construcción de En Marea, pero de una forma diletante, no creyendo en lo que se defendía, pues aunque muchos crean que se apostaba por un izquierdismo radical, lo único por lo que se caracterizaba ese movimiento era por su frescura e inocencia, es decir, hacer bandera de unas formas nuevas tales como las elecciones primarias, que no dejan de ser viejas para los que siempre militamos en organizaciones “clásicas”. En lugar de crear organización con generosidad, transmitiendo experiencia, mejorando formas organizativas, humanizando las relaciones entre los militantes, adscritos o preinscritos o como se les quiera llamar, pues cuando alguien tomaba una iniciativa se le hacía el vacío. Cuando se quiso concretar algo que supusiese organización y toma de decisiones, se buscaron todo tipo de excusas “informáticas” para no validar el proceso.
No interesaba un proceso participativo y decisorio, lo que llevó a la quiebra de En Marea, decidiéndose por arriba cómo y cuándo se hacían las cosas. Así colaboraste en construir la unidad de la izquierda. Eso sí, te aseguraste un puesto de salida en las últimas elecciones generales.
Sin embargo los militantes de IU/EU no pudimos elegir, pues no sabemos cómo los cabezas de lista en cada provincia eran de otra organización, pues ahí no llegábamos. No creo que me equivoque, se cocinó en las alturas, de ahí tu cambio de circunscripción… así como el sometimiento a no se sabe qué principios políticos u organizativos pero sí personales.
No sé lo que hacéis en el Parlamento, pues ni abrís la boca para denunciar nada, solamente esperáis participar en cargos, como es tu caso según los bulos, leyendas urbanas o como quieras llamarle, pues nunca te molestaste en denunciarlos.
Cuando el portavoz de tu organización (¿sigues en IU?) manifiesta su opinión sobre el problema de la investidura, tú te posicionas claramente en el sentido opuesto, pero como se ven frustradas tus aspiraciones ahora pretendes volver a ser algo en Galicia, cuando por ella no has hecho nada. Perdón, has sido la primera diputada en hablar de las necesidades de nuestro país, pero no debemos olvidar que en la anterior legislatura no se le permitió hablar a quién te precedió y por ello dimitió.
Es público y notorio que tu obediencia no es a IU, no puedo afirmar que sea a otra solo sé que a IU no es. Por eso quiero ratificar lo dicho por Eva Solla: «Nosotros escogemos nuestros candidatos», y en tu caso quiero manifestar que “no eres mi candidata”, que se te pasó el arroz… que te equivocaste de partido y has roto tu buena tradición.
Defenderé siempre la unidad de la izquierda, aceptando cuantas formas organizativas, posiciones o criterios diferentes aparezcan en la izquierda, pero teniendo reglas de juego donde todos seamos iguales, si alguien quiere destacar entonces reivindico el “primus inter pares”, aunque solo sea por nuestra historia.
Hemos llegado a un punto en el que se manifiesta el fracaso de quién ha querido capitalizar el 15M. Fracaso previsto para quién haya leído el artículo “La revolución no será transmitida en directo” de Thomas Jeffrey Miley, que te aconsejo leas. Tanto habéis querido dirigir que os habéis olvidado de lo principal: las organizaciones. Y ya sabes: «Las ideas no viven sin organización», ¿te suena?
No quiero finalizar esta carta sin desearte lo mejor en la vida, pero también recordarte el inicio de ésta: «Ni en dioses, ni en reyes ni en tribunos», y tu no serás nuestra “tribuno”.
Ni yo la pitufo de nadie y orgullosa de mi mochila.