Pablo Casado y fray Gerundio de Campazas, alias zotes

Fray Gerundio Casado aprendió a sermonear antes que a hablar y no digamos que a leer.

Fray Gerundio de Campazas es el protagonista de la novela del Padre Isla (1703-1781), “Historia del famoso predicador fray Gerundio de Campazas, alias Zotes”, un sacerdote ilustrado que atacaba el estilo barroquista y altisonante, vacuo, vacío, de muchos frailes predicadores, tan lleno de frases rebuscadas como carente de contenido lógico.

Algunos de los sermones del grotesco personaje han pasado a la historia de nuestra literatura, como el que declama en el refectorio de su congregación, que comienza diciendo: «no es de menor valor el color verde por no ser amarillo, que el azul por no ser encarnado… nació Santa Ana de color rojo, porque las cerúleas ondas de su funesto sentir la hicieron palpitar en el útero materno…fue Ana madre de nuestra señora y afirman graves autores que la tuvo 20 meses en su vientre…Santa Ana fue madre de María, María fue madre de Cristo, luego Santa Ana es abuela de la Santísima Trinidad…». No es difícil encontrar en la red algunos de los delirantes sermones de nuestro protagonista, teatralizados.

Según nos cuenta Isla, tuvo Gerundio desde pequeñito grandes dotes para aprender de memoria cualquier cosa que oyere, e imitaba a los frailes intercalando latinajos. Los vecinos celebraban al niño, que como nuestro actual líder del “centroderecha” aprendió a sermonear antes que a hablar y no digamos que a leer, aleccionado por su maestro, Fray Blas, también disparatado orate, que auguraba al niño grandes éxitos.

A modo de su referente,  el líder del “centro derecha”, Pablo Casado, se ha lanzado por los senderos de la retórica barroca, quizás memorizando los discursos que le escribe algún amanuense con pátina sacristanesca, desde los que en lugar de exponer razonamientos y propuestas políticas, y partiendo de que no es de menor valor el color verde por no ser amarillo, que el azul por no ser encarnado, se dedica a insultar a Pedro Sánchez, al que trata de ilegítimo, y en consonancia le espeta reiteradamente con un rotundo: «…¡pero usted quién se cree que es!», frase que repite en casi todos sus discursos, olvidando que su  destinatario es Presidente de un Gobierno democrático y, en consecuencia, en su calidad de tal, dirige la acción del mismo en  política nacional e internacional, según dispone el artículo 98. 2 de la Constitución.

El miércoles día 30 de junio, Casado, cada vez más enfangado en un doctrinarismo reaccionario y fascistizante, ha dicho que la II República constituía una democracia sin ley, y que los que la acabaron derribando pretendían establecer la ley sin democracia.

Además, incongruentemente, ha señalado que los socialistas lo amenazan, como hace 90 años lo hacían a su bancada, declarándose así subrogado en los partidos de derechas del año 36, los más destacados de los cuales eran la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), y la Falange Española, por su creciente influencia. No ha especificado con cuál de los dos se identifica.

Casado con Abascal Fuente: Eldiario.es, 31.05.21
Casado con Abascal. Fuente: Eldiario.es, 31.05.21

La referencia que ha hecho a los seguidores de una ley sin democracia, no puede entenderse sino atribuida a los franquistas, según la general interpretación de sus palabras que se ha efectuado en todos los medios de comunicación. Resulta de enorme gravedad que atribuya a estos la predilección por “La Ley”.

Los propios teóricos del franquismo negaron a este el carácter de “constitucional”, por su “execrable connotación liberal”, rescatando aquellos apologistas, entre los que parece incluirse nuestro moderno fray Gerundio, los términos arcaizantes de “leyes fundamentales”, cercanos al tradicionalismo católico.

Todas estas “leyes”, promulgadas en su mayoría como expresión de la voluntad del dictador, tenían además que sujetarse a los Principios Fundamentales del Movimiento, promulgados directamente por Franco, y aprobados por las Cortes franquistas por aclamación.

A su vez, este entramado dispositivo se supeditaba a las Leyes de 30 de enero de 1938 y 8 de marzo de 1939, “de prerrogativas”, cuyos artículos 17 y 7 respectivamente atribuían al dictador “la suprema facultad de dictar normas jurídicas de carácter general”, cuyas disposiciones permanecieron vigentes hasta su muerte.

Así que estas son las fuentes legales a las que, en contraposición con la base democrática de la II República, se refiere Casado, en oposición a los fundamentos y a los valores republicanos.

Por otra parte, la gravedad de su atribución de continuidad con la derecha presente en el Parlamento en el año 1936 es enorme. La Confederación Española de Derechas Autónomas, cuyo máximo dirigente era Gil Robles, era un partido semifascista, cuyo ideario partía de la consabida “afirmación y defensa de la civilización cristiana”, predicando una “política totalitaria”, previa “eliminación de la democracia”, insistiendo en atribuir “todo el poder para el Jefe”, partido clerical que apoyó abiertamente a los regímenes de Hitler y de Mussolini. No digamos, por generalmente conocida, cuáles eras las leyes que abrazaba la Falange Española.

Así que a la espera de que concrete Casado de cuál de esas derechas se considera heredero, metido en un berenjenal del que no lo sacará ni su referente Fray Gerundio, y aun a riesgo de encontrarnos con su respuesta de que “no sabemos con quién estamos hablando”, aquí lo dejamos.

Por cierto, el padre Isla falleció en Bolonia, y su obra fue prohibida por la Inquisición, todavía en 1760.

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