Qué ocurre en la UJCE: el enemigo interno antileninista (epílogo)
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Los errores por sí mismos no enseñan nada. Lo que enseña es analizarlos, encontrar la clave de su surgimiento, identificar las cuestiones que se fueron desencadenando a partir de ellos y comprender cómo no volver a caer en el mismo error ni similares, y ejercer el trabajo teórico y organizativo necesario para remontarse realmente sobre los errores e impedir que puedan volver a emerger.
El principal propósito de esta serie de artículos era explicar dos cuestiones. Primero, el giro que había dado la dirección de la UJCE en la línea política de la organización desde la primavera 2022. Segundo, la convocatoria del congreso extraordinario. Una vez explicado esto, los acontecimientos que han venido sucediendo eran bastante previsibles y fáciles de encajar. La pregunta que existía ―ante la insatisfactoria respuesta, llena de falacias, que daba la dirección de la UJCE― era: ¿cómo se llegó a este punto? Por tanto, todo el meollo estaba en identificar qué línea política se había incubado, por qué se había incubado, cómo se había incubado y cómo se había abierto camino. Después bastaba con comprobar cómo se expresaba en diferentes artículos y en las tesis congresuales, así como en la forma de gestión del proceso.
La clave era mostrar que no se trataba de una posición revolucionaria, marxista-leninista, sino una degeneración izquierdista enquistada en el seno de la dirección. Se trataba de una reacción infantil al reformismo; algo que tenía raíces previas, pero que se había desarrollado enormemente en unos meses y desde la CP. He dejado registro de varios aspectos que lo muestran con toda claridad, pero sin duda pueden seguir destripándose los documentos y actividades de los últimos 18 meses.
Resuelta esta incógnita, queda más claro el vacío que hay detrás de las frases pretendidamente revolucionarias, exageradas, de la dirección durante el último año. Y otro tanto ocurre con quienes han celebrado un presunto “hecho histórico”. En este pobre proceso, la épica verbal no ha aparecido para acompañar e impulsar acciones relevantes, sino para camuflar la miseria teórica y cuantitativa de la escisión. Literalmente esta dirección no tenía más que un puñado de frases y todo el control burocrático de una organización que se iba convirtiendo, cada vez más, en un vasto grupo de amigos ―mal avenidos―.
Precisamente, y como cuestión subordinada al esclarecimiento de la línea política, hemos visto algunos de los métodos burocráticos que ha empleado la dirección para prevalecer durante más de un año. No están recogidos todos. Solo algunos de los más flagrantes. La propia militancia, que los ha sufrido en todo el Estado, sabe mucho más. Este trabajo era solo un primer esquema que ha mostrado a algunos lo general que eran los aspectos individuales que estaban viviendo.
Un camarada con larga experiencia me comentaba lo siguiente hace unas semanas, a raíz de una explicación de un proceso similar de hace años, aunque en otra organización: “es más eficaz rebatir al oportunismo también por sus prácticas, y no sólo por sus manifestaciones teórico-políticas”. Espero que en esta serie haya quedado expuesto la relación entre ambas cuestiones: el modo en que el oportunismo izquierdista se tuvo necesariamente que abrir camino con todos los procedimientos burocráticos, deshonestos y anticientíficos. Y si queda alguna duda, en este epílogo vamos a ver unos últimos detalles al respecto. Los encontramos en su obra más acabada: la última etapa del proceso congresual. Esta sin duda hará historia por razones ajenas a la voluntad de la ya antigua dirección. De lo que ha quedado constancia, ya nadie podrá decir que no ha ocurrido.
Ahora, pasado el congreso, el sector proMS se dispone a pasar página. Las tesis “aprobadas” no le conciernen especialmente (y a lo que queda de UJCE le ha dejado una cosa amorfa e inútil). Aspira a integrarse pronto en una nueva organización. Sus partidarios despegan hacia el cielo deseado. El lodazal puede dejarse atrás. Las tretas de todo un año se intentan olvidar lo más rápidamente posible. Todo se quiere presentar ya como agua pasada. Pero, aunque se intente, no se pueden soltar amarras de la propia historia, es decir, de la verdadera explicación de cómo uno ha llegado hasta donde está.
La otra parte de la organización, en cambio, se ve obligada a sacar todas las lecciones sobre cómo maduró y creció esto. Se ha librado de perfiles que, tal y como muestran los hechos, eran tremendamente dañinos e incapaces. Pero hay que organizar bien el nuevo trabajo, sobre lecciones claras.
La UJCE podría volver rápidamente a niveles de militancia como los de hace dos años, y a avanzar a buen ritmo, pero sobre la base de rectificar todos los errores que hicieron nacer a la dirección liquidadora. Si se toma el rumbo hacia el dominio del marxismo-leninismo por parte de la juventud comunista, a la larga se habrá hecho una enorme contribución.
Pero estos son nuevos problemas. En este epílogo toca terminar de analizar unos flecos de la historia previa. Toca ver de qué modo la dirección en funciones desde abril de 2022 y hasta diciembre de 2023 logró recabar, en lo que se refiere a su informe de gestión, el apoyo del 48% de los delegados del congreso extraordinario, y, en lo que se refiere a su propuesta de pasarse al MS, el 52%. Faltan por reseñar unos pocos hechos que terminan de aclarar el proceso.
19. El ocultamiento de la resolución de Euskadi y la renuncia a debatir la Tesis III
El pisoteo de la militancia continuó hasta el final. Tan solo 10 días antes de que se celebrase el congreso, las bases recibieron las 1.000 aportaciones a debate que se habían acordado en las diferentes conferencias territoriales. Este es el tiempo que tuvo la militancia para conocer las posiciones elaboradas por las bases del resto del Estado. Junto con ellas, bajaban las síntesis que proponía la dirección en función de las aportaciones que asumía. Se trataba de un volumen equivalente a unas 200 páginas.
El margen temporal no solo era insuficiente para un análisis crítico. Una mera lectura rápida se veía seriamente comprometida. Pero ni hablar de posponer el congreso. Por supuesto, la ausencia de debate solo beneficiaba a quienes tenían el control del aparato, que ya venían de atrás alimentando esta dinámica. Al pisotear la participación militante, la parte de las bases que seguía a los proMS no se sentía incómoda. No se puso el grito en el cielo ante una situación que iba en contra de cualquier criterio de debate racional. El debate racional no era la prioridad.
¿Arreglaron los propios responsables la limitación que ocasionaban? No. Se contentaron con indicar que para asistir al congreso era obligatoria la lectura de toda la documentación. He aquí de nuevo la verdadera actividad de los paladines de la lucha contra el burocratismo. Para eludir la imposibilidad de facto de leer todos los documentos ―imposibilidad generada por ellos―, se limitaban a escribir una simple frase. Si esa “norma” se hubiese aplicado, la enorme mayoría de los delegados no habría podido votar. Pero no era una norma, sino una mera afirmación en un papel para dar la espalda a la realidad. Lo importante era seguir tirando para delante.
Un día antes de que bajara este material, se le trasladó a la militancia otro documento. Se trataba de una resolución antagónica a las dos que había ofrecido a debate el Comité Central. Había sido elaborada en Euskal Herria. Era la única resolución que se había aprobado en la conferencia de este territorio, hacía un mes. Aquella conferencia había tenido lugar el 28 y 29 de octubre. Ninguna de las dos resoluciones del Comité Central había obtenido en Euskal Herria el apoyo mínimo de los delegados: el 25%. De modo que, en el territorio en el que el MS tenía realmente un peso relevante, la mayoría de la UJCE se encontraba en posiciones más opuestas a pasarse a esta organización. Y también en posiciones más antagónicas con los análisis generales de la dirección.
La anomalía de Euskal Herria era algo que la CP ya tenía calado de tiempo atrás. En su análisis de septiembre de 2022 de cada territorio, decía sobre este:
«En términos ideológicos, estamos ante uno de los territorios y direcciones más avanzados, lo que también se demostró en la Conferencia, CDI y en la actividad cotidiana de los colectivos y su capacidad crítica con la elaboración de la dirección. El principal problema es que, a pesar de que exista la capacidad de realizar críticas contundentes, estas están atravesadas por desviaciones considerables. En el caso de Bizkaia, localidad con un buen desarrollo formativo, nos encontramos con un número considerable de militantes que, además de las ya señaladas desviaciones idealistas, ha entrado en una lógica paranoica y de disputa constante con el CDI-CC.»
“Desviaciones idealistas” y “lógica paranoica y de disputa constante” era la forma en que esta dirección caracterizaba a militancia con un mínimo de hábito normal de formación marxista-leninista y que señalaba orgánicamente las deficiencias y arbitrariedades de una dirección manifiestamente desorientada e ineficaz.
Tras la aprobación de la resolución alternativa en Euskal Herria, la dirección de la UJCE no envió el documento a la militancia del resto del Estado. La retuvo durante un mes. En lugar de permitir que el resto de las bases fuesen analizando esta resolución ―la única resolución alternativa aprobada por algún territorio; una resolución que abordaba el núcleo mismo del debate congresual y ofrecía un análisis y una posición hasta entonces no puesta sobre la mesa―, decidió posponer su entrega hasta juntar en un documento todas las aportaciones a las tesis aprobadas en todos los territorios.
A nadie se le escapa que, pongamos por caso, si un profesor tiene que organizar unas 250 páginas para que sus alumnos las estudien en seis semanas, y si de momento tiene ya 30, más le vale ir enviando esas 30 y, tan pronto como sea posible, mandar el resto. Si envía todo diez días antes del examen, corre el riesgo de que los alumnos le pregunten si acaso tiene algún interés particular en impedirles el estudio completo del material. Pero el mayor de los absurdos respecto a las normas básicas del estudio, es de lo más normal para la menos científica de las direcciones. Si realmente se trataba de analizar y debatir, y no de encontrar el método de hacer prevalecer la postura proMS a costa de todo, el proceso fue conducido con una sistemática torpeza difícil de explicar.
Así que, durante un mes, la dirección de la UJCE ocultó a las bases la resolución de Euskal Herria con una mera excusa burocrática: enviar todo junto. Y así fueron quedando para el congreso cuatro semanas, tres, dos… Mientras tanto, el sector proMS de la dirección buscaba una síntesis con la resolución minoritaria del CC y seguía asegurando que no hubiese nada que pusiese en duda sus posiciones. En un congreso en el cual todo iba a girar en torno a las resoluciones sobre qué hacer con la UJCE, la dirección retuvo una treintena de páginas que agujereaban su relato.
Unas semanas antes del congreso, la dirección de la UJCE decidió expulsar a los tres militantes que habían presentado la resolución, que eran también delegados al congreso. Los expulsaba por oposiciones sostenidas a la dirección durante meses (la dirección quería hacer sus arbitrariedades, durante meses, sin que nadie le plantase cara). Luego Garantías y Control obligó a su readmisión a una semana del congreso, por concluir que la argumentación del CC para la expulsión no era válida. Los paladines de la lucha contra la represión volvían a mostrar su cara. A unas semanas de un congreso de escisión, con las evidentes contradicciones elevadas al máximo, habían intentado quitarse de encima a tres militantes incómodos.
El nivel de desinterés que tenía esta dirección por el análisis científico y el debate democrático lo demuestra otro asunto. Sabemos que el congreso se prometía inicialmente como el espacio para debatir sobre la cuestión del partido y las potencialidades vigentes. Pues bien, ante el aluvión de críticas que la militancia de todo el Estado había elaborado sobre la “Tesis III – Balance, oportunidades y resistencias en el movimiento comunista”, ¿qué decidió la dirección? ¿Decidió acaso confrontar y esclarecer posiciones? No. Defendió en cada conferencia territorial, y en el congreso, que este bloque decayera y no se sometiera a debate; que no se discutieran los cientos de aportaciones antitéticas que habían elaborado los núcleos de todo el Estado. Defendió desentenderse de sus propias posiciones sobre esta cuestión para así librarse de las contradicciones con otras posturas.
Qué lejos había quedado todo de las promesas de diciembre. No se había emprendido una formación para preparar el congreso, se había filtrado y preparado desde la dirección una única postura durante meses, los tiempos para la participación de la militancia habían sido reducidísimos y el congreso no debatió cuestiones relevantes relacionadas con la decisión que se iba a tomar.
Así ha sido esta historia penosa, ajena a cualquier criterio marxista-leninista, a pesar de que haya sido decorada con frases rimbombantes.

- 20. La dirección se deshace de la militancia incómoda
Como ya sabemos, para noviembre de 2022 la organización tenía 371 militantes. No obstante, un año más tarde, para el congreso extraordinario, la cifra había ido acumulando caídas. Aquel segundo fin de semana de diciembre de 2023, la organización contaba de facto con menos de 300 militantes.
¿En qué consistían las bajas? Por supuesto, no hay una sola razón. Pero en el caso de varias decenas se trataba de los sectores arrinconados por la nueva línea decidida unilateralmente por la dirección y por sus métodos. Había militantes que habían ingresado en la UJCE por ser la juventud del PCE, algo que para la dirección había perdido todo sentido, pero no para ellos. Algunos militantes habían desarrollado los últimos años un importante trabajo sindical, que ahora era súbitamente despreciado. Se veía la paralización a la que se conducía a la organización; el abandono unilateral de los acuerdos previos y el alejamiento de los principios del marxismo-leninismo; la inutilidad de militar en un espacio sumido en la confusión. También tuvo su efecto el bloqueo de las críticas, la ausencia de respuesta o las respuestas vacías, así como la poca información y siempre tarde que recibía una parte de la militancia.
Estos perfiles no eran necesariamente forzados al abandono ni invitados a irse. Esto ocurrió, sí, en algunos casos. Pero a menudo lo que ocurría es que calaba la desafección en el sector descontento. Por eso estas bajas, tan oportunas para el sector proMS, se dieron sobre todo en militancia crítica que se encontraba aislada por una u otra razón, o que se fue quedando aislada (algo más factible en una pequeña organización en descomposición con gran debilidad en varios territorios). El eje de esta desafección era el modo de obrar de la dirección y sus nuevas propuestas. Eso fue horadando la voluntad de militar justo entre el sector que no comulgaba con el giro del CC. Sobre esta base, diversas situaciones particulares terminaron de propiciar la salida.
Por el contrario, esta dirección motivaba y promocionaba a quienes se entregaban, incluso de forma más decidida, a la asimilación de la nueva línea. En territorios sin apenas militancia, durante el año previo al congreso se facilitó la formación de direcciones firmemente apegadas a la dirección central, que luego se han revelado cruciales.
De modo que la organización que llegó al congreso extraordinario de diciembre de 2023 era cualitativa y cuantitativamente distinta que la existente en abril de 2022; incluso que la existente en noviembre de 2022. Se trataba de una organización modificada por la actividad que había emprendido su dirección oportunista de izquierdas. Esta dirección había modelado cuanto había podido, a su imagen y semejanza, rumbo al congreso. Por eso la ausencia de triunfalismo en la salida por parte de los protagonistas; porque aquel 52% era un resultado pobre logrado, no meramente a través del debate del congreso, sino a costa de un año de manejo aparatero. Porque solo el 48% aprobaba la gestión de la dirección. Por eso fueron otros los que propagaron frases como que “la mayoría de la UJCE ha decidido…”. Porque, desde dentro, sonaba poco reivindicable.
Nada más acabar el congreso extraordinario, las águilas teóricas del MS descendieron a comer la carne fresca recién puesta en bandeja. Es cierto que la presa no tenía mucha tajada, pero al menos había llegado al pico en buena medida por su propio pie. Así, hundidas las miras a ras de suelo, y con el estómago contento, lanzaron algunas reflexiones pretendidamente históricas, pero muy faltas de vuelo.
Se intentó relativizar la escasez numérica (poco más de 100 militantes disponibles para pasar al MS en todo el Estado). Se proclamó que se había infringido al PCE un golpe mortal; que quedaba liquidada su escuela de cuadros. Las águilas teóricas del MS, embriagados por el pequeño festín, no alcanzaban a ver que la militancia de la UJCE se había reducido precisamente por las prácticas de la dirección que había promovido el paso al MS. Que la escuela de cuadros llevaba un año bloqueada. Que fuera de la organización, durante los últimos 18 meses, habían quedado más militantes de los que se disponían a pasar al MS. Que, por herencia histórica, el PCE recibe un constante goteo de juventud. Y que esta puede ser organizada, cierto es, de muchas maneras: mal, tal y como por ejemplo había hecho la dirección saliente, o de otras formas erróneas; pero también de manera correcta, marxista-leninista. Fuera una u otra la manera, en cualquier caso, la salida de esa dirección y sus seguidores solo facilitaría las cosas para el crecimiento cuantitativo.
Es como si se hubiese olvidado que esta era la enésima inmolación de la UJCE en el siglo XXI. Como si, de tanto hablar en primera persona sobre “la juventud proletaria”, tal y como artificiosamente había hecho la dirección de la UJCE ―más que nunca en sus últimos años y siendo en realidad menos representativa que nunca―, se hubiese olvidado que quien hablaba era en realidad un minúsculo grupo de universitarios sin incidencia.
21. Conclusiones
Como se puede comprobar a través de todo lo ya expuesto, esta dirección de la UJCE ha sido enormemente confusionista a nivel teórico, antidemocrátrica, burocrática, interesadamente ineficaz y victimista.
La dirección escisionista debería haberse ido del mismo modo que lo había hecho otra gente antes, a la que estos mismos dirigentes habían demonizado y ridiculizado entonces por su salida. Se debería haber ido indicando sencillamente que ya no estaban a favor del proyecto de la UJCE, sino de otro distinto y muy particular. Incluso habría podido invitar a que les siguieran quienes estaban a favor. Pero esto no ocurrió. Al contrario, la alta dirección se emancipó de los acuerdos colectivos y sometió la organización durante un año.
Nunca una dirección que ya no quería ser dirección de la UJCE debería haber seguido siéndolo. Y por supuesto, bajo ningún motivo debería haberse consentido que una CP que no quería ser CP de la juventud del PCE, siguiera ni un minuto en su puesto, por más dificultades de reemplazo que pareciese haber. Todo el tiempo perdido desde entonces y todos los destrozos generados lo demuestran.
En una organización comunista es indispensable no olvidar algo verdaderamente central: que quien subjetivamente ha abandonado ya el proyecto, aunque formalmente esté dentro de él, encuentra siempre mil dificultades para cumplir con él y no ve nunca ni la solución más sencilla que tiene delante de las narices, y siempre lo traiciona. Es decir, que cuando se abandona el proyecto, todo, conciencia e inconsciencia, conducen más y más hacia fuera de él, y se arrastra consigo a quienes se encuentran en una situación vacilante.
Los errores por sí mismos no enseñan nada. Lo que enseña es analizarlos, encontrar la clave de su surgimiento, identificar las cuestiones que se fueron desencadenando a partir de ellos y comprender cómo no volver a caer en el mismo error ni similares, y ejercer el trabajo teórico y organizativo necesario para remontarse realmente sobre los errores e impedir que puedan volver a emerger. Solo a través de este ejercicio marxista pueden ser corregidos los errores en su raíz más profunda. Entonces se aprende de ellos. Y es entonces cuando la perspectiva propia supera la situación pasada y se hace más vigorosa.
La juventud del PCE tiene muy importantes tareas que cumplir. Este año puede servir de mal ejemplo. Ahora podrá analizar todo con lupa, con muchos más ojos y con todo lujo de detalles. Porque lo que ha ocurrido este año no ha salido de la nada, ni después de diciembre se va a disipar en la nada. Las lecciones tendrán que ser extraídas y después interiorizadas. Y lo serán. En eso consiste la crítica y la autocrítica.