REARME NO ES SINÓNIMO DE SEGURIDAD
«No son los países con mayores grados de militarización los que muestran más paz, seguridad y desarrollo, son, en cambio, los que muestran mayores índices de amenazas a su propia seguridad.»
A conclusiones como esta llegan estudios de instituciones como el “Institute for Economics and Peace” o el “Centro Delás de Estudios por la Paz”.
A pesar de la opinión de la ciencia, a pesar de lo que los datos objetivos muestran con meridiana claridad, el “gobierno progresista español” no ha dudado, ni un segundo, en apuntarse a la escalada militarista y belicista de la UE y la OTAN con, precisamente, el argumento, entre otros, de garantizar la seguridad.
Habrá quien diga: «pero no todo el gobierno está en esa dinámica belicista», como si el mero hecho de matizar desacuerdo con alguna de las decisiones del gobierno del que se forma parte, con el rearme en concreto, sin abandonar de manera inmediata el ejecutivo, eximiera de responsabilidad o pudiese rebajar el grado de incoherencia que representa una decisión que impugna los intereses de la mayoría social a la que dice defender y representar y por la que dicen están, precisamente, formando parte del mismo.
Máxime cuando la única consecuencia de ese “matizado desacuerdo” es dejar solo constancia del mismo en el papel, en el éter radio-televisivo o en el medio digital.
Se podría pensar, de hecho así pretenden que lo rumiemos, que el grado de incongruencia supremo y definitivo se alcanzó – después de haber anunciado a bombo y platillo la cancelación de cualquier negocio armamentístico con Israel -con la salida a la luz pública del contrato de compra de 15.000.000 balas al estado genocida de Israel- y que la apresurada anulación del mismo restauró la coherencia, ergo constituyó la prueba del algodón que dejaba incólume, limpio de mácula la mochila ideológica y el compromiso social y político de la “izquierda” presente en el gobierno.
Podría ser así, sí
- Esa compra, finalmente anulada, no fuese parte de un paquete mucho más enjundioso de adquisiciones que no se han cancelado y que están valoradas en más de 1.000 millones de euros.
- Este gobierno no nos comprometiese, como país, con una concepción del mundo que nos lleva a abandonar al pueblo saharaui reconociendo la ocupación ilegitima e ilegal del Sahara por Marruecos.
- Hubiésemos presionado, como país, en y desde la UE, para el respeto y cumplimiento de los acuerdos de Minks y evitar una guerra con miles de muertos, heridos y desplazados, en lugar de contribuir a ella enviando armas en apoyo al unilateralismo de los EEUU.
- El gobierno no se hubiese lanzado a la piscina del rearme, lo que agrava, aún más si cabe, la incoherencia, la hace continuada, crónica y consustancial al ejecutivo y seña de identidad del mismo.
El compromiso del “gobierno progresista”, de todo el ejecutivo, con el rearme, por directo dictamen de los EEUU y necesidad económica del complejo militar-industrial que sostiene a la OTAN, es un insulto a la razón y a la inteligencia de la ciudadanía a la que se pretende burlar, dar gato por liebre, asimilando rearme con seguridad.
Rearme, gasto del 2 al 5 % del PIB según exigencia de los EEUU-OTAN que apoya los gobiernos títeres de la UE, que va en menoscabo de inversiones en sanidad, educación, pensiones, vivienda, realidades todas que afectan directamente a la calidad de vida de la clase trabajadora, de las capas populares y, en general, de la mayoría social.
La “izquierda” presente en el gobierno resulta frívola y manipuladora cuando pretende separar logros sociales parciales, todos reversibles, de decisiones-acuerdos colegiados que nos vienen a presentar como responsabilidad única y exclusiva de solo una parte del gobierno, el PSOE.
Cuando acuerdos como el rearme, tomadas colegiadamente, afectan, de forma directa y negativa en sus consecuencias a la mayoría social, a los trabajadores y trabajadoras de este país e hipotecan el futuro de generaciones, se deteriora gravemente la credibilidad de la izquierda en su conjunto, al punto que, a estas alturas, de continuar formando parte del gobierno se corre el riesgo de perder la credibilidad restante, de forma casi definitiva, a mayor gloria de la “socialdemocracia”, la derecha y la ultraderecha.
Permanecer en un gobierno belicista con políticas neoliberales, que nos acercan al abismo de la guerra, nos aleja de los objetivos sociales, económicos y políticos que defendemos. Es abrir las puertas a la derecha y ultraderecha defensores a ultranza del rearme y la guerra como alternativa a la solución pacífica y dialogada de cualquier conflicto internacional.
No podemos ni debemos avalar con la presencia de IU-PCE en el gobierno, un rearme militar, como un fin en sí mismo y que nos coloca al borde del holocausto nuclear o nos llevan a enfrentamientos bélicos con miles de muertos.
El rearme no es la solución, es el problema.
No ha habido ni una sola ocasión en la historia en la que el rearme, el proceso de un país o grupo de países de aumentar exponencialmente su capacidad militar, haya resultado como garantía de paz y seguridad, al contrario, ha contribuido a exacerbar las tensiones y concluido en enfrentamiento armado saldado con multitud de víctimas. El rearme y las guerras comerciales son la antesala de las guerras generalizadas.
El rearme se sustenta en el cultivo de una cultura del miedo entre la población a la que, mediante tácticas de guerra cognitiva, se lleva al convencimiento de la inminencia de peligros que se focalizan en determinados actores -países, ideologías, confesiones religiosas, minorías étnicas- que supuestamente ponen en peligro la seguridad y el modo de vida de la población imaginariamente amenazada.
El proceso de rearme no surge de forma natural de entre la población, no es una exigencia de la ciudadanía al gobierno de turno, no es algo que se perciba, en el sentir general, como necesario e imprescindible o el único camino para hacer frente a situaciones de grave o de extrema complejidad cuando estas se dan, si se dan, aun así, tampoco es percibido por la ciudadanía como la primera y única solución para dichas situaciones. Es un proceso que promueve la oligarquía imperialista con el auxilio de gobiernos nacionales doblegados a sus intereses, es decir, de una minoría que controla los procesos de producción y el comercio.
Nunca el rearme es el resultado de la decisión popular, nunca se somete como opción a la votación de la ciudadanía, es más, se decide exclusivamente por quienes no van a hacer uso efectivo de esas armas, por quienes desde los despachos enviaran a la guerra a la clase trabajadora.
El rearme es, siempre, la solución aportada por las élites a situaciones, donde peligra la hegemonía de las clases dirigentes agrupadas bajo el mandato del imperialismo.
Es una opción política que obvia las consecuencias para la mayoría social, la clase trabajadora, a la que convierte en carne de cañón susceptible de ser sacrificada en los campos de batalla y/o en las consecuencias que se derivan, para la sociedad civil, en cualquier enfrentamiento armado.
El rearme es la opción política propia de élites preocupadas por sostener el sistema de poder existente, la democracia formal (poco) representativa y el sistema capitalista, que mantienen a la mayoría social alienada como meros engranajes de un sistema que los explota y somete.
Abandonar este gobierno en franca deriva belicista es una necesidad ineludible y no deja, como insistentemente e interesadamente nos dicen, abierta la puerta de la gobernanza del país a la derecha y a la extrema derecha, al contrario, nos identifica como alternativa fiable, como fuerzas políticas volcadas en la paz y el diálogo, como alternativa transformadora, superadora de un sistema, el capitalista, injusto y criminal.
Desde fuera del gobierno, sin ataduras ni hipotecas, sin sillones que mantener, la izquierda transformadora IU y el PCE (como hacen fuerzas que no están el consejo de ministros) podrán decidir, proponer y apoyar aquellas medidas que claramente no comprometan su credibilidad y coherencia que siempre estará en la línea de defender a la mayoría social, a la clase trabajadora, en la lucha contra el imperialismo y en la defensa de los derechos de pueblos como el palestino y el saharaui entre otros.
Combatir la ola conservadora que arrasa Europa, ante la que el PSOE y otros no ofrecen más resistencia que la imprescindible y necesaria para garantizarse su supervivencia como unos administradores más del capitalismo, es tarea de la izquierda transformadora IU y el PCE, es la única y mejor forma de defender los derechos de la mayoría y alcanzar el objetivo de superación del capitalismo y construcción del socialismo.
Recae de nuevo, en las mujeres y hombres organizados en torno a partidos que apuestan por la superación del capitalismo y la construcción de una sociedad libre de explotación y opresión, la tarea de evitar una confrontación fratricida en Europa, la tarea de apostar por la paz, superando bloques y hegemonismos.