Un programa estratégico incapaz de orientar la práctica 2/4
- Un programa estratégico incapaz de orientar la práctica 1/4
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- Un programa estratégico incapaz de orientar la práctica (4/4)
Crítica del documento “Programa estratégico del PCE” aprobado por el Comité Central.
Este texto critica el contenido del “Programa Estratégico” que durante este año ha propuesto a debate la dirección del PCE.
Contenido
2. Documento vago y desestructurado: la enunciación arbitraria de las contradicciones del capitalismo.
3. Contradicciones que “no siempre están relacionadas”. La sustitución del análisis marxista leninista integral de la realidad por el eclecticismo y la suma de fenómenos.
4. Las etapas y los plazos.
2) Documento vago y desestructurado: la enunciación arbitraria de las contradicciones del
capitalismo.
«La obligación directa y absoluta de la socialdemocracia estriba en dirigir todas las manifestaciones de la lucha de clase sobre el proletariado. […] La fuerza principal del movimiento reside en el grado de organización de los obreros en las grandes fábricas, que es donde se concentra la parte predominante de la clase obrera, predominante no solo en cuanto al número, sino también, y más aún, por su influencia, desarrollo y capacidad de lucha. Cada fábrica debe convertirse en una fortaleza nuestra». Lenin, 1904 [1]“Un paso adelante, dos pasos atrás”, Lenin, Obras Completas, Editorial Progreso, Tomo 8 (pp. 259 y 263).
La propuesta de PE menciona la debilidad del partido y promete “especial atención” sobre los sindicatos y los centros de trabajo (página 12, líneas 1-4). Inmediatamente, salta a que “el sistema capitalista se muestra incapaz de reanudar un ciclo [económico] ascendente prolongado” (página 12, líneas 6-7). La misma vaga mención a los sindicatos reaparece varias veces de manera salteada, sin concretar nada (página 19, líneas 29-31; página 22, línea 44).
Todo el documento tiene este problema de quiebros temáticos, sin casi desarrollo de ningún punto. Se pasa varias veces de algunos apuntes sobre el capitalismo actual a algunas ideas sobre el partido y a algunas reflexiones sobre la política de alianzas. Y se hace sin cerrar ninguna cosa y agregando ideas generales continuamente. Esto no permite debatir las ideas ni aportar nada de interés.
Por ejemplo, en el documento se declara haber estudiado las dinámicas inmanentes al capital, pero no se da ningún dato concreto (página 12, líneas 9-14). Y se concluye que “uno de los factores de las crisis sistémicas que sufre el capitalismo” es la tendencia continua a su expansión. Sigue así: “de esta manera” la crisis de recursos y residuos “se produce con la colisión” entre el crecimiento indefinido y los “límites que tiene el Planeta”, lo cual muestra “la incapacidad de mantener un nivel de consumo en crecimiento ilimitado”.
No se habla del imperialismo, de la crisis de las potencias imperialistas por su pérdida de hegemonía, de la explotación de la mayoría de los países por parte de las potencias imperialistas y del subsecuente surgimiento, gracias a las super-ganancias imperialistas, de la aristocracia obrera en esos países imperialistas; de la guerra que produce y desarrolla el imperialismo por mantener su hegemonía; de la creciente contradicción entre el imperialismo y el socialismo. Todo esto está ausente cuando vemos prepararse los elementos de una tercera guerra mundial.
Se había indicado “uno de los factores de las crisis sistémicas” y, sin más exhaustividad, se concluye de nuevo un objetivo general: “demostrar que el capitalismo es incapaz de garantizar un modelo de sociedad que permita a toda la humanidad tener un modo de vida modestamente acomodado en armonía con la naturaleza” (página 12, líneas 16-18).
Que tal “factor” se toma como el central se evidencia más adelante en el documento (página 15, líneas 28-38). En esas líneas se hablan de los “límites materiales” que exigen “una plena reestructuración del capitalismo”, y se dice que la “crisis ecológica está siendo utilizada como justificación para nuevos ataques a la clase trabajadora”. En este punto se aprecia más la unilateralidad del análisis. Los principales ataques actuales a la clase obrera de la Unión Europea están ligados a la lucha imperialista contra Rusia y China, no a los “límites materiales”. Pero el documento manifiesta no tener una teoría del imperialismo contemporáneo.
Por otro lado, no tiene nada que ver con la buena tradición marxista esta forma de hablar de “un factor” de la crisis, sin decir si es el esencial o no, y luego tomarlo como el esencial sin explicitarlo. Esta forma de proceder es anticientífica, no desentraña la esencia de la realidad, no puede ser el marco de un debate fructífero y no puede orientar la acción de manera eficaz.
Un resumen breve de las contradicciones más esenciales es el siguiente:
El marxismo-leninismo ha mostrado que la contradicción fundamental del capitalismo radica en que la producción es social pero la apropiación es capitalista. De ahí se derivan otras contradicciones principales: 1) la contradicción entre la burguesía y el proletariado, 2) entre la organización social dentro de la fábrica y la anarquía social de la producción, 3) la superabundancia de medios de producción y productos, así como de obreros sin trabajo ni medios de vida, 4) la evidencia de la clase burguesa como superflua al tomar el papel rentista y desligarse de la organización de la producción [2]Engels, “Del socialismo utópico al socialismo científico”, resumen final..
El imperialismo (fase monopolista del capitalismo; cuando se funde el capital industrial y el bancario y las grandes empresas dominan la economía de países enteros y se reparten económicamente el mundo) ha agudizado estas contradicciones. Ha acrecentado también la contradicción entre países opresores y países dominados. Engendra, además, la contradicción entre las propias potencias imperialistas (que ahora se manifiesta como la subordinación cada vez más crítica de las potencias imperialistas a EEUU).
El imperialismo es, por todo ello, la antesala del socialismo. Desde el surgimiento del primer país socialista, y hasta la actualidad, surge la contradicción imperialismo-socialismo, que explica multitud de agresiones, inversiones de capital extranjero, gasto militar, guerra mediática, guerra económica, etc.
El imperialismo también ha agudizado la contradicción entre la producción capitalista y el mantenimiento de las condiciones naturales de la vida humana. Ahora bien, tomar este factor de forma aislada y dejar de lado el resto, arroja un cuadro distorsionado de los problemas actuales y de las prioridades, y aboca al reformismo.
Este breve repaso de la teoría marxista-leninista del capitalismo y de la fase imperialista del mismo, muestra que la misma no está presente en el documento. Ello se expresa en varios puntos.
Uno de ellos es el análisis de la etapa en la que nos encontramos. La propuesta de EP dice que consiste en el paso de un orden unipolar a un orden multipolar (página 11, líneas 6-14). Esta caracterización es superestructural, formal, ajena al marxismo-leninismo y, por tanto, incapaz de servir para trazar una línea estratégica clara. Con esa caracterización no se exponen qué fuerzas económicas determinan uno u otro orden, así como en qué consiste la transición de uno a otro orden y el enfrentamiento entre uno y otro orden. La ausencia de claridad respecto a esto lastra a todo el documento, tanto en el análisis internacional como en el de España.
Nos encontramos en la etapa de la crisis general del capitalismo; época que surge cuando ante el imperialismo, el capitalismo en descomposición, han surgido ya países socialistas. Se trata de la etapa de transición del capitalismo al socialismo. La contradicción más decisiva es la que se da entre el imperialismo (el capitalismo de los monopolios) y los países socialistas (particularmente China). A estos últimos se alían naturalmente los países oprimidos. Esto lo constató el marxismo-leninismo a inicios del siglo XX y lo seguimos comprobando. Los países socialistas y los países agredidos estrechan su relación.
La base económica de esta contradicción es la que se produce entre, por un lado, el capitalismo monopolista (en creciente debilidad) y, por otro, la alianza inherente al socialismo (que ha derrocado a la burguesía) y los países capitalistas que luchan por su independencia nacional (con su clase obrera, campesinado, pequeña burguesía y burguesía nacional oprimidos por las potencias imperialistas).
A nivel de países, esta contradicción se produce entre, por un lado, las potencias otanistas, encabezadas por EEUU, con sus elementos subalternos, que tratan de mantener el control del mundo, y, por otro, el socavamiento de su fuerza por la pujante China socialista, la Federación Rusa encabezada por la burguesía nacional y otra serie de países (Vietnam, Laos, Corea del Norte, Irán, Siria, Palestina, Venezuela, Cuba, Nicaragua, etc.) así como otros pueblos que padecen diferentes formas de opresión imperialista y que incuban luchas antimperialistas.
La creciente contradicción tiene frentes militares activos en África, Ucrania y Palestina (y países adyacentes), y prepara otro en el mar de China. De momento el imperialismo, acorralado por el paulatino declive de su dominación mundial, está apostando por la escalada bélica y la creciente guerra económica y de sanciones.
El imperialismo hace que las crisis revolucionarias puedan estallar tanto es las potencias imperialistas como en los países dominados. El desarrollo de las contradicciones tensa la cadena imperialista y esta se rompe por el eslabón más débil. Actualmente hay procesos antimperialistas en curso en América Latina, África y Asia. La escalada bélica y el deterioro de las condiciones de los trabajadores en las potencias imperialistas se encuentra incubando también un proceso de confrontaciones y cambio en Europa.
La historia demuestra que los partidos obreros de los países imperialistas han tenido mayor tendencia a inclinarse al oportunismo y al reformismo, lo cual ha permitido al capitalismo rehacerse tras graves crisis. Lenin lo expuso respecto a la Segunda Internacional y las revoluciones emanadas de la Primera Guerra Mundial, y Dimitrov lo expuso en cuanto a la socialdemocracia y la llegada del fascismo [3]“El fascismo pudo llegar al poder, ante todo, porque la clase obrera, gracias a la política de colaboración de clase con la burguesía, practicada por los jefes de la socialdemocracia, se hallaba … Seguir leyendo.
Por tanto, la lucha comunista en las potencias imperialistas debe consistir en preparar a la clase obrera para realizar la respuesta adecuada ante la ruptura de la cadena imperialista, sea en el país propio o sea en otro país con el que habrá que organizar una solidaridad efectiva, así como posicionarse correctamente ante las agresiones imperialistas. Nuestro partido no está preparando a la clase obrera para estas tareas ni se está fortaleciendo para ello, sino todo lo contrario.
3- Contradicciones que “no siempre están relacionadas”. La sustitución del análisis marxista-
leninista integral de la realidad por el eclecticismo y la suma de fenómenos.
“No hay que poner en la picota a la socialdemocracia sobre la base de los problemas del cosmos, sino sobre la base de la lucha cotidiana de la clase obrera por mejorar su situación material y política; por cierto, las cuestiones del salario, de la jornada de trabajo, de las condiciones de vivienda, de los seguros, de los impuestos, del paro obrero, de la carestía de la vida, etc. deben desempeñar un papel muy importante, si no decisivo. Golpear a los socialdemócratas cada día sobre la base de estas cuestiones, poniendo al desnudo su traición: tal es la tarea.
Pero esa tarea no se cumplirá por entero si las cuestiones de la actividad práctica diaria no se ligan a los problemas cardinales de la situación internacional e interior de Alemania, y si en todo su trabajo el Partido deja de enfocar las cuestiones de cada día desde el punto de vista de la revolución y de la conquista del Poder por el proletariado. Pero esa política únicamente podrá aplicarla un partido que tenga a la cabeza cuadros dirigentes lo bastante expertos para saber aprovechar, con el fin de fortalecer el partido, cada falla de los socialdemócratas y lo bastante preparados teóricamente para que los éxitos parciales no les hagan perder las perspectivas del desarrollo revolucionario.” Stalin, 1925 [4]“Sobre la perspectiva del PC de Alemania y la bolchevización”.
En las páginas 17-19 se vuelven a enunciar arbitrariamente algunas contradicciones vigentes. Allí se explica la posición teórica desde la que se asume este proceder. “Se suele caer en el error de buscar una unificación entre las diferentes contradicciones, cuando la realidad es que este momento de transición nos pone sobre la mesa que estas contradicciones no siempre están relacionadas” (página 17, líneas 36-37).
La teoría marxista no “unifica” contradicciones. Ahora bien, como toda ciencia, encuentra los nexos profundos y necesarios entre los acontecimientos diversos. Eso no significa que todos los acontecimientos estén directamente relacionados.
Teniendo en cuenta estas cuestiones generales, podemos pasar a comprobar que es un error manifiesto lo que el documento expone en su lista como contradicciones que “no siempre están relacionadas”.
Primero, la propuesta de PE divide arbitrariamente entre las contradicciones de carácter internacional y las de “una visión más local” (página 17, líneas 40-42). La profundidad de este error la comprobaremos al analizar concretamente las contradicciones recogidas.
Las siguientes son las contradicciones que figura como de “carácter internacional”.
- “El avance de las fuerzas autoritarias, reaccionarias, fascistas y las fuerzas que defendemos una sociedad democrática.”
- “Las que se producen entre el imperialismo que trata de consumar su control de las riquezas y recursos naturales de todo el Planeta y las anti-imperialistas que defendemos el derecho de los pueblos a determinar su futuro.”
- “La clase trabajadora que tiene conciencia de sí misma y la que no.
Como se ve, este listado no tiene nada que ver con un análisis marxista-leninista. No parte de las contradicciones funda mentales del capitalismo en su fase imperialista (que por supuesto están interconectadas) ni se remonta hasta las manifestaciones que la práctica revolucionaria necesita esclarecer. Esta lista se limita a mencionar, con desigual rigor, tres manifestaciones de la realidad actual (la primera y tercera con un carácter más eurocéntrico que verdaderamente internacional) y se desentiende de analizar su esencia y su relación.
¿Existe una relación entre el avance de las fuerzas reaccionarias y la situación cada vez más desesperada del imperialismo?
Evidentemente sí. El imperialismo tiende a la reacción. Es cierto que tiene dos caras. En España se dirige políticamente, de manera fundamental, a través del PSOE y del PP (y sus aliados). A medida que la crisis del capitalismo se recrudece en las potencias imperialistas, las medidas reaccionarias se vuelven más necesarias (por ejemplo: la ley mordaza vino engendrada por la crisis de 2008, y ya conocemos el correcto análisis sobre el fascismo que realizó la Internacional Comunista.[5]“Bajo las condiciones de la profunda crisis económica desencadenada, de la violenta agudización de la crisis general del capitalismo, de la revolucionarización de las masas trabajadoras, el … Seguir leyendo.
En realidad, el documento separa el imperialismo del auge de la reacción por algo que se evidencia en las líneas siguientes (página 18, líneas 7-22): porque no quiere afrontar directamente el debate de la relación innegable que hay entre el imperialismo y el PSOE, así como del papel imperialista del actual Gobierno. Debido a ello, las cuestiones más decisivas, que hacen que continuemos avanzando hacia una tercera guerra mundial, quedan fuera de debate en el documento. Este proceder no tiene ninguna relación con el marxismo-leninismo.
La separación arbitraria de las contradicciones que “no siempre están relacionadas” conduce a la inexplicable propuesta de proponer, por un lado, unas alianzas democráticas (página 18, líneas 7-13) y, por otro, unas alianzas por la paz. ¿A qué responde esta separación artificial? Se justifica la presencia en un Gobierno imperialista mediante una promesa de actividad en las calles por parte de un PCE que, en realidad, cada vez está menos volcado en ellas y cuenta con menos legitimidad para encabezar un movimiento de paz (como se evidencia en la decreciente presencia en las plataformas anti-OTAN).
“Bajo las condiciones de la profunda crisis económica desencadenada, de la violenta agudización de la crisis general del capitalismo, de la revolucionarización de las masas trabajadoras, el fascismo ha pasado a una amplia ofensiva. La burguesía dominante busca cada vez más su salvación en el fascismo para llevar a cabo medidas excepcionales de expoliación contra los trabajadores, para preparar una guerra imperialista de rapiña, el asalto contra la Unión Soviética, para preparar la esclavización y el reparto de China e impedir, por medio de todo esto, la revolución.”
En este sentido, es otra evidente frase vacía la mención de realizar alianzas “de carácter estratégico con aquellas fuerzas que estén por construir una sociedad socialista” (página 18, líneas 8). Lo que venimos constatando es que el partido invita a sus escuelas y fiesta a las principales organizaciones reformistas del Estado, pero no prepara un debate con organizaciones revolucionarias, cuya existencia se explica en parte, no hay que olvidarlo, por los errores de nuestro partido.
¿Hay relación entre el imperialismo y la conciencia de clase? ¿Hay relación entre el auge de la reacción y la conciencia de clase?
Sabemos, desde Marx y Engels, pero más claramente aún desde Lenin, que en las potencias capitalistas, más aún cuando se desarrolla el imperialismo, las super-ganancias permiten corromper a una franja superior de la clase obrera; surge la aristocracia obrera. Este es el principal hecho socioeconómico que explica la tendencia del movimiento obrero de las potencias imperialistas a inclinarse hacia el reformismo. Bajo esta situación, en la medida en que el reformismo se impone, el imperialismo logra debilitar la conciencia de clase y dirigir al movimiento obrero bajo sus designios.
Esta realidad, que tan claramente está presente en nuestro país, no es analizada por el documento. En el pasado, nuestro partido abandonó el marxismo-leninismo por una desviación pequeñoburguesa: el eurocomunismo. Aquella desviación, en principio, se rectificó rápido, pero en realidad la recuperación formal (en los estatutos) del marxismo-leninismo ha sido reciente. Además, es de evidente que la recuperación efectiva aún no se ha realizado, tal y como el propio documento lo prueba.
Por otro lado, sabemos con toda certeza desde Lenin que el partido comunista es el que debe introducir la conciencia comunista en el movimiento obrero. Sin embargo, esta conciencia hace tiempo que no se trabaja en el propio partido y que no se difunde. Y la tarea ni siquiera se aclara en el documento (se habla de “explicar los porqués [de cada conflicto] en profundidad”, pero el propio documento carece, como estamos viendo, de profundidad y claridad). El PCE tiene una alta responsabilidad en la baja conciencia de clase actual, pero no hay autocrítica al respecto. La propia impunidad con la que actúa el imperialismo está relacionada con la debilidad del movimiento comunista, la cual no es ajena a nuestros errores.
Evidentemente, el imperialismo, la reacción y la falta de conciencia de clase, no son contradicciones “no siempre relacionadas” sino manifestaciones del actual capitalismo de los monopolios. Podemos ilustrar su relación con una breve explicación de la Internacional Comunista sobre el fascismo: “El fascismo en el poder, camaradas, es […] la dictadura terrorista abierta de los elementos más reaccionarios, más chovinistas y más imperialistas del capital financiero. […] el disfraz de la demagogia social ha dado al fascismo, en una serie de países, la posibilidad de arrastrar consigo a las masas de la pequeña burguesía, sacadas de quicio por la crisis, e incluso a algunos sectores de las capas más atrasadas del proletariado, que jamás hubieran seguido al fascismo si hubiesen comprendido su verdadero carácter de clase, su verdadera naturaleza” [6] El fascismo y la clase obrera.
Antes de pasar a las “contradicciones de características más locales” hay que subrayar que la propuesta de PE deja de lado la contradicción imperialismo – socialismo, que es la contradicción nuclear de la contradicción imperialismo – antimperialismo. Es fundamentalmente, aunque no solo, sobre la base del desarrollo del socialismo chino que se está produciendo el socavamiento de los pilares imperialistas internacionales. Explicar esto desenmascara al imperialismo, desenmascara el papel de la reacción, alinea a los trabajadores con las fuerzas del progreso, refuerza su confianza en el socialismo y, con ello, contribuye a la conciencia de la clase obrera. Que no esté presente en un documento estratégico
en la etapa actual, evidencia en realidad una profunda desorientación estratégica.
Veamos ahora lista de “contradicciones de características más locales” (página 18, líneas 45-46):
- Reacción del Patriarcado ante los avances del feminismo.
- La carestía de la vida/salarios, ligada a la guerra y los intereses imperialistas.
- Defensa/reducción de los servicios públicos.
- La cuestión de la vivienda.
- Crisis ecológica/energética uniendo a la cuestión social y medioambiental.
- Las insuficiencias democráticas y carácter represivo de la actual configuración institucional en la que ha derivado
el régimen del 78 que pueden verse agravadas con la entrada de la extrema derecha en el Gobierno. - “Uberización” de los servicios (o de la economía en general).
- El modelo republicano federal para un país plurinacional.
Con esta lista arbitraria, salta aún más a la vista la falta de análisis coherente que existe en el documento. Las inconsecuencias están por todas partes: se separa la reacción contra el feminismo de la reacción general que antes figuraba como fenómeno internacional; la carestía de la vida aparece en la lista local, pero unida a los intereses imperialistas (que no son solo locales); la reducción de los servicios públicos figura como asunto local, sin vínculos internacionales, y otro tanto ocurre con la vivienda (en realidad dominada por la especulación financiera del suelo, también mediante fondos extranjeros, que a su vez invierten en la sanidad privada); se sitúa entre estas “contradicciones de características más locales” a la crisis ecológica (evidentemente internacional), reaparecen las insuficiencias democráticas ya tratadas (aunque aquí se nombran instituciones del Estado español) y la “uberización” figura como local, aunque 20 líneas más arriba se había argumentado como una causa de falta de conciencia obrera (que se situada entre las contradicciones de carácter internacional).
Cuando se elabora un documento así, es imposible aportar algo de interés. Esta lista arbitraria e incoherente podría hacerse más larga, sin por ello mejorar el documento. Podrían incluirse la cuestión de la “España vaciada”, los trabajadores migrantes, la empresa y la banca públicas, el gasto militar, la participación en la OTAN, las contradicciones al interior de la burguesía española, etc. Pero prolongar la lista no genera un “documento estratégico”.
Si ahora regresamos a la frase inicial que justificaba el planteamiento de estos listados inconexos de contradicciones aleatoriamente presentadas, comprobamos que el documento está y nos sumerge en una confusión total respecto al mundo actual: “se suele caer en el error de buscar una unificación entre las diferentes contradicciones, cuando la realidad es que este momento de transición nos pone sobre la mesa que estas contradicciones no siempre están relacionadas” (página 17, líneas 36-37). Por supuesto, todos los problemas sociales y políticos mencionados tienen que ver con las contradicciones principales del capitalismo en su fase imperialista. Son tan solo manifestaciones particulares de las contradicciones principales. No hay que aclarar nada sobre la relación entre, por un lado, la reacción, el imperialismo y la pérdida de conciencia de clase con, por el otro, el ataque al feminismo, la crisis ecológica, la búsqueda de chivos expiatorios para justificar la peor situación del pueblo trabajador, la reducción de los servicios públicos, la especulación del suelo y la creación de alarma social y grupos fascistas en torno al falso problema de la ocupación, las limitaciones del régimen del 78 incluso como democracia burguesa, etc.
La fragmentación incoherente y la mezcolanza continúan en el resto del apartado. La lucha contra la carestía de la vida aparece de forma separada de la lucha de la paz y contra la reacción. Esta situación es particularmente contradictoria, porque, como ya se ha dicho, actualmente es la guerra (bien militar, bien económica) contra Rusia y China las que están implicando una carestía de la vida.
Después siguen unas “principales líneas políticas” (página 19, línea 33). Son una lista de seis puntos discursivo-programáticos. En unos casos repiten lo dicho y en otro son meras obviedades (como la primera, que propone contraponer las desigualdades).
Lo cierto es que cabe afirmar que este documento no es serio. Da la sensación de haber sido redactado por grupos de trabajo inconexos y de haber juntado pedazos sin haber realizado una discusión que asegure la coherencia interna y el trato sistemático de las cuestiones.
4.- Las etapas y los plazos
“Los socialdemócratas piensan, por otra parte, que el programa debe explicar, de manera directa, franca y exacta, de dónde provienen la penuria y la miseria del pueblo trabajador, y por qué la unidad de los obreros es cada vez más amplia y fuerte. No basta con decir que se vive mal y con llamar a la rebelión: eso puede hacerlo cualquier charlatán, y con ello nada se gana. Es menester que el pueblo trabajador sepa a fondo por qué causas padece miseria y a quiénes necesita aliarse a fin de luchar para librarse de la penuria.” Lenin, 1903 [7]“A los pobres del campo” (incluye una explicación del “Programa del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, propuesto por el periódico Iskra conjuntamente con la revista Zariá”), Lenin, … Seguir leyendo
El documento dice: “Bajo la certeza de que no es posible esperar a tener la fuerza suficiente para entrar en la etapa socialista de la sociedad, es necesario definir una estrategia con varias etapas” (página 12, líneas 22-23). Esta frase, en el fondo, camufla una visión reformista. Esto se puede constatar de manera sencilla.
Es evidente que, para “entrar a la etapa socialista”, en realidad no hay más alternativa que “tener la fuerza suficiente”. No existe otro modo de “entrar en la etapa socialista”. Construir el socialismo exige antes derrocar a la burguesía (cuestión que tampoco trabaja el documento estratégico). Y esto exige “la fuerza suficiente”. Pero no se trata de “esperar” pasivamente a la “fase socialista” y mientras tanto hacer reformas, sino de preparar activamente, al partido y a la clase obrera, para la crisis revolucionaria que el imperialismo alimenta, de cara a organizar la salida de esa crisis por la vía del socialismo. En realidad, se trata de preparar, organizar y formar “la fuerza suficiente”. Entonces, ¿por qué el documento indica que no hay que esperar? Porque mientras tanto propone hacer otras cosas que considera distintas de la “fase socialismo”.
Detrás de esta propuesta está la actual línea reformista que sigue debilitando al partido y que, evidentemente, nunca va a lograr organizar “la fuerza suficiente”. Esto no es una acusación gratuita ni una predicción catastrofista. Es la constatación de lo que viene ocurriendo en el partido los últimos años: su continuo debilitamiento y alejamiento de facto de su esencia: el ser vanguardia marxista de la clase obrera, organizador creciente de la clase y de las masas trabajadoras, en la lucha hacia el comunismo.
La superación del capitalismo y la construcción del comunismo tiene etapas, tanto estratégicas como tácticas. Este documento concibe “una estrategia con varias etapas”. Estas son las tres etapas que indica:
1) “fase acumulación de fuerzas”,
2) “fase proceso constituyente y III República” y 3) “fase socialismo” (página 12, líneas 23-26).
El documento traiciona directamente los aprendizajes legados por la experiencia revolucionaria al calificar a estas etapas como de “corto, medio y largo plazo”. Fue un aprendizaje leninista esencial, y verificado en la práctica, que entre una revolución democrática y una revolución socialista no tienen por qué pasar un “largo tiempo”. Se alegará que del documento puede eliminarse las frases alusivas al “corto”, “medio” y “largo plazo”, pero eso en realidad solo seguiría escondiendo la verdadera perspectiva que guía a la propuesta de PE.
En toda la propuesta de PE, el socialismo flota como algo muy lejano, a lo que de momento no se dirigen fuerzas. Pero no hay que olvidar que: 1) nos encontramos en un país imperialista altamente desarrollado lastrado por rezagos más profundos que sus países vecinos, y por tanto atravesado por mayores contradicciones y 2) todo apunta a que la situación pacífica va a cesar a medio plazo cada vez en más países, que se prepara el crecimiento de una guerra directa del imperialismo por mantener su dominio, y que las contradicciones van a seguir aumentando durante su preparación. O hay un partido comunista fuerte preparado para estos acontecimientos, o el socialismo realmente se retrasará más y las
víctimas del capitalismo continuarán aumentando.
La crisis de 2008 puso al desnudo el carácter del capitalismo, y ya entonces no supimos fortalecer la presencia del comunismo entre la clase obrera. Sería un crimen que volviera a ocurrir.
Notas
⇧1 | “Un paso adelante, dos pasos atrás”, Lenin, Obras Completas, Editorial Progreso, Tomo 8 (pp. 259 y 263). |
---|---|
⇧2 | Engels, “Del socialismo utópico al socialismo científico”, resumen final. |
⇧3 | “El fascismo pudo llegar al poder, ante todo, porque la clase obrera, gracias a la política de colaboración de clase con la burguesía, practicada por los jefes de la socialdemocracia, se hallaba escindida, política y orgánicamente desarmada frente a la burguesía que despliega su ofensiva, y los partidos comunistas no eran lo suficientemente fuertes para poner en pie a las masas y conducirlas a la lucha decisiva contra el fascismo, sin la socialdemocracia y contra ella.” |
⇧4 | “Sobre la perspectiva del PC de Alemania y la bolchevización”. |
⇧5 | “Bajo las condiciones de la profunda crisis económica desencadenada, de la violenta agudización de la crisis general del capitalismo, de la revolucionarización de las masas trabajadoras, el fascismo ha pasado a una amplia ofensiva. La burguesía dominante busca cada vez más su salvación en el fascismo para llevar a cabo medidas excepcionales de expoliación contra los trabajadores, para preparar una guerra imperialista de rapiña, el asalto contra la Unión Soviética, para preparar la esclavización y el reparto de China e impedir, por medio de todo esto, la revolución.” |
⇧6 | El fascismo y la clase obrera. |
⇧7 | “A los pobres del campo” (incluye una explicación del “Programa del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, propuesto por el periódico Iskra conjuntamente con la revista Zariá”), Lenin, Obras completas, Editorial Progreso, Tomo 7 (p. 176). |