Un programa estratégico incapaz de orientar la práctica (3/4)

Esta entrada es la parte 3 de 4 en la serie Un programa estratégico incapaz de orientar la práctica

Este texto critica el contenido del “Programa Estratégico”  que durante este año ha propuesta a debate la dirección del PCE. 

Contenido  

5. Cancelación del debate sobre el fin de la crisis del régimen del 78 

6. La caracterización de “bloque dominante” es del todo ambigua 

7. Política de alianzas y acumulación de fuerzas: más vaguedades 

8. Constantes brindis al sol 

9. Las propuestas sobre la mejora del partido 

5. Cancelación del debate sobre el fin de la crisis del régimen del 78. 

La polémica indica que en las filas de la socialdemocracia rusa se discuten   con mayor animación que antes amplios problemas relacionados con los objetivos de nuestro movimiento, con sus tareas inmediatas y con su táctica, y esa reanimación es precisamente lo que se necesita para la discusión del proyecto de programa.” Lenin, 1899 [1]“El proyecto de programa de nuestro partido” Lenin, Obras Completas de la Editorial Progreso, tomo 4 (p. 229).  

En la página 16, a partir de la línea 7, se plantea que el debate sobre la crisis del régimen del 78  “no debería hacerse desde una terminología que nos confunda y nos enfrente por cuestiones de forma cuando, en el fondo, estamos más cerca de lo que pensamos”. Así dicho, pareciera que el debate en el partido sobre el fin (o no fin) de esta crisis ha sido, hasta ahora, en buena medida un malentendido. 

Si atendemos a la explicación, comprobamos que es la propuesta del Programa Estratégico  (PE)  la que verdaderamente  “nos confunde”.  

Se afirma que, tras la muerte de Franco, “el bloque dominante […] fue capaz de consolidar su dominio” y que este dominio “cristalizó […] en un entramado económico, social e institucional que se ha venido a llamar Régimen del 78”. (Dejemos por el momento de lado, para no ahondar en discusiones históricas, que el PCE tuvo su papel en la cristalización de este régimen).  

Esa última frase, sutil, ya ha preparado el desvió de la cuestión, que se consuma después. El  “Régimen del 78” no es para nadie un “entramado económico” y “social”, sino un régimen jurídico-político consagrado en España en la Constitución aún vigente sobre la base del equilibrio de fuerzas que existió en 1976-1978. Es el remante jurídico-político del poder de la oligarquía financiera desde entonces y hasta ahora, y que tan celosamente blinda en su esencia y perfecciona para sí. 

El documento continúa afirmando que “ha sufrido transformaciones en la medida que ha mutado la configuración del Capitalismo en España, y en este momento trata de reafirmar su dominio en un nuevo marco económico, social e institucional a la medida de sus intereses”. Una parte de esta afirmación no aporta nada nuevo y la otra es errónea. Cualquier bloque dominante trata siempre de reafirmar su dominio. Bajo el capitalismo, esto siempre sucede en un “nuevo marco económico y social”. [2]“La burguesía no puede existir si no es revolucionando incesantemente los instrumentos de la producción, que tanto vale decir el sistema todo de la producción, y con él todo el régimen social. … Seguir leyendo Lo que nadie puede demostrar es que haya a la vista un “nuevo marco”  “institucional” distinto del Régimen del 78, más reaccionario de lo que este ya da de sí, que se vaya a construir de forma ajena al PSOE. El Régimen del 78 es el de la impunidad franquista y del Rey, el de los GAL, el de la tortura policial, la “policía patriótica”, etc. En realidad, tal planteamiento elude afrontar por qué ha decaído la crítica de los principales elementos del actual Estado español, que fueron fuertemente criticados hace una década. 

El argumento concluye así: “si coincidimos en esta afirmación, podemos señalar que lo que ha ganado terreno en los últimos años no es tanto el Régimen del 78 como el Bloque Dominante referente del capitalismo imperante en este momento” (página 16, líneas 12-20).  

Como se ve, esto no es una explicación, sino un intento de eludir el problema y de cancelar el debate. Lo que comprobamos es que todos los representantes de la oligarquía financiera española, desde Vox al PSOE, defienden celosamente la Constitución del 78 (salvo reformas más a su favor), a la monarquía, al sistema electoral vigente, etc. Todo eso es el “Régimen del 78”. Y desde finales de la pasada década, todo esto ha ido desatando menos protestas populares y crítica. El propio PSOE, el principal partido político del régimen, seriamente en crisis hace una década, se ha recuperado.  

El documento también defiende, con las siguientes palabras, el modo en que quiere que se zanje la cuestión. Este modo no es más que un aplauso a unas reformas que no han propiciado ningún tipo de aumento de la conciencia revolucionaria o la organización obreras: “nuestra participación en el Gobierno ha conseguido la aprobación de una serie de medidas legislativas, como las reformas de las pensiones y de las relaciones laborales o la ley del sólo sí es sí, que van en el sentido contrario al que este Bloque Dominante pretendía” (página 16, líneas 4-27). 

La autocrítica recogida (página 16, líneas 29-34) es una falsa autocrítica, porque no saca ninguna lección para rectificar y, en lugar de ser una autocrítica comunista, se dirige a “la izquierda” en general.  

¿Ha contribuido la actividad del PCE a que decayera la impugnación del régimen del 78 y a que este se recuperara por el camino de una tibia política reformista, sin que ello implicase, en ningún caso, mayor conciencia y organización obrera, o mayor capacidad de dirección revolucionaria del PCE sobre la clase obrera o mayor fortalecimiento del PCE? Este es el debate irrenunciable al cual la propuesta de PE quiere renunciar, planteándolo como una confusión de términos.  

Pero solo unas páginas más tarde, el documento pasa a reconocer, inconscientemente, el cierre temporal de la crisis del Régimen del 78: “El objetivo que nos planteamos es ser capaces de volver a situar el Proceso Constituyente dentro del imaginario colectivo. No como reivindicación inmediata (no hay correlación de fuerzas para ganarlo en estos momentos) pero sí para que vaya siendo asumido como alternativa necesaria viable y esperanzadora para la mayoría de la población trabajadora” (página 20, líneas 21-24). Efectivamente, “volver a situar el Proceso Constituyente dentro del imaginario colectivo” es lograr de nuevo algo que estuvo presente la década pasada y que ha dejado de estarlo: la impugnación popular generalizada del régimen vigente o, dicho de otro modo, la crisis del Régimen del 78. 

6. La caracterización de “bloque dominante” es del todo ambigua.  

Estos tres campos políticos, estas tres fuerzas políticas fundamentales son: 1) la monarquía zarista, cabeza de los terratenientes feudales, cabeza de la vieja burocracia y del generalato; 2) la Rusia burguesa y terrateniente de los octubristas y los demócratas constitucionalistas, detrás de los cuales se arrastraba la pequeña burguesía (cuyos representantes más señalados son Kerenski y Chjeídze); 3) el Soviet de diputados obreros, que trata de hacer aliados suyos a todo el proletariado y a todos los sectores pobres de la población.” Lenin, 1917 [3]“Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática”, Lenin, 1905. 

Faltando de nuevo al análisis marxista-leninista, no se dice quién conforma este bloque a nivel socioeconómico (clases y fracciones de clase) ni a nivel político. Esta aclaración debería ser esencial para trazar una orientación estratégica y táctica, pero está ausente. 

En las Tesis Políticas del XXI Congreso, sin resolverse rotundamente esta cuestión (página 16),  parece indicarse que el PSOE es parte del “bloque democrático” y que por tanto no es un elemento del “bloque dominante”. Pero en el Programa Estratégico a debate se afirma que “el Bloque Dominante no ha conseguido alcanzar plenamente sus objetivos en la medida que no ha controlado plenamente ni el Ejecutivo ni el Legislativo” (página 16, líneas 22-24). Si el “bloque dominante” “no ha controlado plenamente” el Ejecutivo, entonces se considera que hay en él elementos del bloque dominante. Pero no se explicita cuáles. 

Desde luego, el PSOE es un garante del régimen del 78, de la monarquía, de la OTAN, de la Unión Europea, etc. 

La vaguedad del documento y la ausencia de análisis materialista se expresa aquí en que se habla de un “bloque dominante”, el cual además es nuestro principal enemigo, cuyo contenido no está aclarado.

7. Política de alianzas y acumulación de fuerzas: más vaguedades.  

“El marxismo exige de nosotros el análisis más exacto, objetivamente comprobable, de la correlación de clases y peculiaridades concretas de cada momento histórico. Nosotros, los bolcheviques, hemos procurado siempre ser fieles a esta exigencia, indiscutiblemente obligatoria desde el punto de vista de toda fundamentación científica, de la política”. Lenin, 1917 [4]“Cartas desde lejos”, Lenin, Obras Completas, Editorial Progreso, Tomo 31 (p. 16). 

El tratamiento del tema evidencia que se conciben meramente como alianzas electorales o entre partidos. 

Una política de alianzas marxista-leninista debería determinar qué clase o clases sociales hay que derrocar y qué clases sociales van a hacer la revolución que incuba la actual etapa histórica.  Debería determinar cuál es la clase cuya condición objetiva la sitúa como fuerza fundamental, y cuáles son sus reservas primarias y secundarias, tanto en el país como fuera de él. [5]“La estrategia consiste en determinar la dirección del golpe principal del proletariado, tomando por base la etapa dada de la revolución, en elaborar el correspondiente plan de disposición de … Seguir leyendo. Sobre la base de la aclaración de las clases, podría exponer la distribución de las organizaciones políticas respectivas. 

Por otro lado, en el documento se dice que hay que definir qué es la acumulación de fuerzas,  pero no se hace (página 17, líneas 24-25). Se afirma que los aliados potenciales son, por el momento, “todos los sectores anti oligárquicos que no forman parte del bloque dominante”,  pero no se explicita nada (página 19. Líneas 21-22). Por otro lado, la frase parece indicar que hay sectores anti oligárquicos que sí forman parte del bloque dominante.  

Todas estas generalidades no permiten ni siquiera debatir. 

8. Constantes brindis al sol. 

“El proyecto señala con exactitud que la clase obrera, el «proletariado industrial», es la única clase capaz de desempeñar en Rusia (como en los demás países) el papel de luchador independiente por el socialismo”Lenin, 1899 [6]“El proyecto de programa de nuestro partido”, Lenin, Obras Completas de la Editorial Progreso, tomo 4 (p. 230). 

En el apartado dedicado a la feminización del PCE se habla de “ampliar la militancia de mujeres en el PCE” (página 13, líneas 47). En realidad, el PCE tiene un problema aún más elemental, que es la caída general de militancia. La caída de militancia no es exactamente igual que la cantidad de afiliados. Camaradas con trayectoria de intervención que van falleciendo son a menudo  “sustituidos” (desde el punto de vista del pago de cuotas y del censo) por camaradas sin actividad.  

Es una promesa vacía aspirar a que haya más mujeres en un partido que se encoge y debilita, y sin que se diagnostique ese problema general. Sin ese diagnóstico, será igual de infructuoso el proponerse aumentar, por ejemplo, la militancia de obreros/as (el documento no reflexiona sobre esta cuestión, a pesar de que la teoría marxista-leninista nos explica que el partido es la vanguardia de la clase obrera; clase que está compuesta por hombres y mujeres). 

9. Las propuestas sobre la mejora del partido.  

“¿Cómo se mantiene la disciplina del partido revolucionario del proletariado? ¿Cómo se comprueba? ¿Cómo se refuerza? Primero, por la conciencia de la vanguardia proletaria y por su fidelidad a la revolución, por su firmeza, por su espíritu de sacrificio, por su heroísmo. Segundo, por su capacidad de ligarse, de acercarse y, hasta cierto punto, si queréis, de fundirse con las más amplias masas trabajadoras, en primer término, con las masas proletarias, pero también con las masas trabajadoras no proletarias. Tercero, por lo acertado de la dirección política que ejerce esta vanguardia, por lo acertado de su estrategia y su táctica políticas, a condición de que las masas más extensas se convenzan de ello por su propia experiencia. Sin estas condiciones son imposibles la disciplina en un partido revolucionario verdaderamente apto para ser el partido de la clase avanzada, llamada a derrocar a la burguesía y a transformar toda la sociedad. Sin estas condiciones, los intentos de implantar una disciplina se convierten inevitablemente en una ficción, en una frase, en gestos grotescos.” Lenin, 1920 [7]«La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo», Lenin, Obras Completas, Editorial Progreso, Tomo 41 (p. 7). 

Desde la militancia en Euskadi no es posible evaluar si el problema principal actual del partido es la actividad federal o confederal que figura en primer lugar (página 20, pp. 46-47). Sin embargo,  sí podemos comprobar otros problemas gravísimos que muestran que el partido avanza hacia una muerte lenta. 

La mayoría de núcleos no se reúnen. Primero van desapareciendo en la práctica, y luego también sobre el papel. Es cierto que este problema se ha elevado enormemente desde la pandemia.  Antes era más leve. No obstante, los núcleos hacía ya años que no distinguían entre las reuniones del partido y las reuniones de IU. Los defectos acumulados previamente (el vaciamiento de facto de la actividad específicamente comunista), explican que la pandemia resultara tan devastadora, y que para las fechas actuales no haya habido recuperación ni exista visos de haberla.  

En la práctica, la actual situación implica la ausencia de actividad comunista organizada. En la mayoría de núcleos, no hay planes de trabajo ni asignación de tareas ni rendición de cuentas ni formación de base.  

El desentendimiento respecto a la formación marxista-leninista es una de las faltas graves. Sin profundizar constantemente esta formación, no es posible mantener la conciencia revolucionaria clara y firme (tanto para pensar con exactitud las metas estratégicas y tácticas como para cargar con el trabajo cotidiano e indispensable que lleva a ellas). En la actual situación del partido, se llega a considerar el estudio de Lenin como algo “pintoresco”. A veces se deja ver entre bromas y en general se ejerce de hecho. El estudio de los fundamentos del marxismo-leninismo se elude sin cesar. Se supone que todo el mundo sabe lo que hay que saber al respecto,  pero basta rascar un poco para encontrar que no dominamos ni lo básico, y que a ello se deben muchos tropiezos. Este clima teórico jamás podrá forjar un partido revolucionario crecientemente fuerte. En lugar de ello, conduce a la improvisación teórica, la absorción acrítica de teorías y la incapacidad de hacer análisis que puedan orientar la acción. Este clima solo se puede explicar por una dejadez, durante años, por parte de la dirección, y por la asfixia organizativa en la que el propio partido se ha caído. Este círculo vicioso necesita ser frenado. 

Es sintomático que el documento no identifique este problema; que carezca incluso de toda alusión al marxismo. En su lugar, tenemos de nuevo una propuesta formativa general que no significa nada en una situación como la nuestra, de gran debilidad teórica. Se aspira a: “Dotar a la militancia de una formación que permita explicar y nos dote una propuesta política que consideremos adecuada para dar respuestas reales a los conflictos en los que incidamos y con posibilidad de ser entendidas” (página 22, líneas 21-23). ¿Qué significa exactamente esta afirmación? ¿Tenemos una teoría de referencia, o no la tenemos? ¿Hay aspectos de la misma,  como la teoría marxista-leninista del partido, del Estado, de la cuestión nacional, de los frentes populares, etc. que está dominada, o más bien la práctica pone en evidencia lo contrario?

Regresando al asunto de Euskadi, mientras una parte de la militancia fallece, comprobamos que buena parte de los cuadros que transitaban entre la juventud y la mediana edad han ido abandonando el partido por su insatisfacción respecto a la deriva que viene tomando (este año se ha producido en Navarra otra lamentable baja de una camarada cuyo compromiso nadie pondrá en duda). Dejando de lado las bajas, también es palpable que el ímpetu revolucionario brilla por su ausencia, y que se sustituye por el “ir tirando”, lo que no deja de estar ligado al abandono formativo y a la línea institucional. 

No parece responsable, ni realista, presentar los problemas se han venido exponiendo como algo desvinculado de todos los acuerdos centrales que han guiado al conjunto del partido. Por ello,  limitar el debate del Programa Estratégico al marco del XXI Congreso y a “otros acuerdos del partido” (página 3, punto Segundo de la Metodología) en realidad lastra la capacidad de evaluar lo que está ocurriendo. 

En Euskadi prácticamente no se mantiene militancia activa (coordinada con el conjunto de la organización y ejerciendo actividad comunista) que no esté, o bien en situación de jubilación o bien bajo algún tipo de liberación o trabajo institucional.  

Bajo la ausencia de actividad comunista organizada, la llegada de nuevos “militantes” se traduce,  en realidad, en la llegada de meros pagadores de cuota (por tanto, crimen opuesto a la concepción leninista de militante; única concepción válida, demostrada por la historia).  

A nivel de censo, podría parecer que los números se mantienen, pero a nivel de actividad comunista real es visible por todos que el partido se sigue descomponiendo y que cada vez tiene menos fuerzas para reconducirse. 

La casi inexistencia de actividad comunista real, organizada, frena la posibilidad de formación de cuadros. Los nuevos “pagadores de cuota” (y el defecto no es suyo, sino nuestro) no adquieren dinámica de trabajo comunista. Por tanto, no podrán ser quienes encuadren y guíen a los siguientes que se incorporen al partido. 

Un partido que no es capaz de mantener y producir a sus cuadros medios, se encuentra muriendo lentamente. 

El documento, lejos de diagnosticar este grave problema, llega a apostar por camuflarlo. Una de las propuestas para “mejorar nuestro modelo organizativo” es ni más ni menos que esta: “La mejor campaña de afiliación es mantener en el partido a la militancia. Dos tercios de las bajas lo son por impagos de la cuota, es prioritario que las personas usuarias de la DAR hagan un seguimiento a los y las camaradas que pasan a AD evitar bajas que no son voluntarias” (página 21, líneas 44-47). 

Resulta llamativo que un mero problema burocrático figure en un programa estratégico. Pero en realidad esta preocupación es sintomática. Es evidente que las bajas por impago (que constituyen una proporción tan alta como 2/3 del total) no se pueden dar de forma generalizada entre la militancia activa, ligada efectivamente a la organización. Eso solo puede ocurrir en casos muy particulares (olvido de comunicar un cambio de cuenta, imposibilidad de pagar en el momento que se pasa la cuota, etc.; cuestiones que pueden resolverse fácil y rápidamente). Sin poder disponer desde la base de un análisis, y sin que la dirección lo haya trasladado, parece evidente que el grueso de las tan voluminosas bajas por impago necesariamente son, o bien de militancia que hace tiempo que se ha descolgado de facto del partido y que ni siquiera tiene interés en dar cuentas de su salida, o bien de militancia que no participa de la vida activa del mismo, o muy puntualmente, pero que está dispuesta a mantenerse pagando la cuota (y que un día, por alguna casualidad, el partido o la persona se dan cuenta de que no se está cobrando). Siendo así, las bajas involuntarias por impago (que deben tener cierto volumen, ya que la preocupación figura en este documento) son en realidad la manifestación de un problema mayor.  Significan que está bastante extendida la figura del mero “pagador de cuota” (hay que insistir:  ajena a la concepción marxista-leninista, revolucionaria, obrera, necesaria, de militante). Si esto es así, la propuesta marxista-leninista coherente sería la de instituir la figura de “colaborador” (o como se la quiera denominar) para pasar a ella a todo pagante de cuota sin actividad militante real. Eso pondría los censos en claro y permitiría al partido conocer sus fuerzas reales. En cambio,  la propuesta del PE busca un método burocrático para mantener, sin consecuencias en cuanto al cobro, un problema que lastra enormemente al partido en su actividad real. Y no se puede dejar de señalar que la figura de “pagador de cuota” es funcional al inmovilismo y la acrítica en una situación de decaimiento del partido. 

Como remate de toda la situación indicada en este apartado, tenemos el destrozo que ha sucedido en la juventud. Esta escuela de cuadros ha sido demolida, y no solo por la desviación ultraizquierdista que engendró lentamente la UJCE y que floreció en 2022-2023, causando gravísimos problemas teóricos y organizativos. De hecho, es inexplicable esta desviación sin la existencia de errores en el partido que sobrepasan los meros errores de gestión de su juventud,  y que son los mismos que lo han debilitado como partido. 

Los problemas resumidos en este apartado parecen querer afrontarse en la propuesta de PE con estos dos propósitos: 

• “Debemos impulsar la participación de la militancia en las distintas áreas del partido como el espacio para el análisis, la reflexión, el debate colectivo y la propuesta sobre un ámbito específico de trabajo”.  

• “Reforzar el papel de los comités de base que son los que aseguran la implicación de la militancia en la puesta en marcha de las tareas acordadas y su participación activa en la vida partidaria. 

En este sentido habría que analizar a qué responde la falta de asistencia a las reuniones de un porcentaje significativo de la militancia en los núcleos, y, por tanto, qué medidas tomar para garantizar la participación del conjunto de la afiliación en las reuniones de los núcleos” (página 21, líneas 29-36). 

Las dos primeras frases son ya clichés repetidos desde hace años, sin efecto, y que acompañan a lo contrario de lo que se proponen. De nuevo, son ideas en extremo genéricas, ajenas a un enfoque marxista-leninista. Esto se evidencia en que son frases que podrían corresponder a IU o al PSOE. Pero el marxismo-leninismo tiene una definición concreta de militante, que no corresponde al carácter de IU ni del PSOE. ¿Cómo se diagnostica que parte de la militancia del PCE haya dejado de actuar como militancia comunista y actúe como mero afiliado (vicio en el que ya incurrieron los partidos de la Segunda Internacional)? ¿Se trata de falta de chispa, falta de ánimo? ¿Se podrá resolver con el paso de las direcciones por los núcleos para insuflar ánimos? ¿Es en realidad una dinámica acumulada durante años y orgánicamente ligada a otros defectos del partido (ausencia formativa, desvío total de cuadros a la institución, errores de línea que de facto desmovilizan y causan bajas en los sectores más activos, desaprovechamiento de fuerzas revolucionarias externas al partido, acumulación de documentos internos inoperantes, etc.)?  Dado que las buenas intenciones de esas frases se han repetido desde hace tiempo, y sin éxito,  ¿qué iniciativas concretas se proponen para responder a qué insuficiencias concretas? ¿Qué plan ahí para que la participación no siga decayendo, además de afirmar que vamos a trabajar para que no decaiga mientras de facto lo hace? 

La tercera frase de esos buenos propósitos es otra muestra más de los defectos de este documento. Reconoce que se baja a la militancia un programa estratégico para cuya elaboración no se ha analizado la causa de uno de los problemas más graves del partido (“habría que analizar a qué responde la falta de asistencia a las reuniones de un porcentaje significativo de la militancia en los núcleos”). Esta no es una forma de actuar propia de una dirección comunista. Una dirección comunista tiene la obligación, como dirección, por la información que tiene el privilegio de poseer, de tratar de hacer el análisis más preciso posible y basar en él una orientación práctica.  Luego la militancia podrá contrastar si ese análisis coincide con las situaciones que conoce, y podrá confirmar si las orientaciones prácticas son adecuadas. En función de ello, hará aportaciones en el mismo momento del debate o cuando vaya verificando los resultados del trabajo. Si la dirección procede entregando un análisis preciso a la militancia, el cual sustenta una línea de actuación, la militancia tendrá elementos para evaluar, criticar, completar, aprobar,  ejecutar y contrastar. Si, en cambio, se baja un documento en el que se sustituye el análisis por unas buenas intenciones en las que todos estamos de acuerdo, entonces, lejos de animar un debate enriquecedor, se lastra la participación, se promueve el asentimiento pasivo, se mina el interés por la teoría y se sientan las bases de la ineficacia de los documentos aprobados.

Notas

Notas
1 “El proyecto de programa de nuestro partido” Lenin, Obras Completas de la Editorial Progreso, tomo 4 (p. 229).
2 La burguesía no puede existir si no es revolucionando incesantemente los instrumentos de la producción, que tanto vale decir el sistema todo de la producción, y con él todo el régimen social. Lo contrario de cuantas clases sociales la precedieron,  que tenían todas por condición primaria de vida la intangibilidad del régimen de producción vigente. La época de la burguesía se caracteriza y distingue de todas las demás por el constante y agitado desplazamiento de la producción, por la conmoción ininterrumpida de todas las relaciones sociales, por una inquietud y una dinámica incesantes. Las relaciones inconmovibles y mohosas del pasado, con todo su séquito de ideas y creencias viejas y venerables, se derrumban, y las nuevas envejecen antes de echar raíces.” Marx y Engels, Manifiesto del Partido Comunista.
3 “Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática”, Lenin, 1905.
4 “Cartas desde lejos”, Lenin, Obras Completas, Editorial Progreso, Tomo 31 (p. 16).
5 La estrategia consiste en determinar la dirección del golpe principal del proletariado, tomando por base la etapa dada de la revolución, en elaborar el correspondiente plan de disposición de las fuerzas revolucionarias (de las reservas principales y secundarias), en luchar por llevar a cabo este plan a todo lo largo de la etapa dada de la revolución. 

Nuestra revolución ha pasado ya por dos etapas y ha entrado, después de la Revolución de Octubre en la tercera. De acuerdo con esto, ha ido cambiando de estrategia. 

Primera etapa. De 1903 a febrero de 1917. Objetivo: derrocar el zarismo, suprimir por completo las supervivencias medievales. Fuerza fundamental de la revolución: el proletariado. Reserva inmediata: el campesinado. Dirección del golpe principal: aislar a la burguesía liberal monárquica que se esforzaba en atraerse a los campesinos y en poner fin a la revolución mediante una componenda con el zarismo. Plan de disposición de las fuerzas: alianza de la clase obrera con los campesinos. «El proletariado debe llevar a término la revolución democrática, apoyándose en la masa de los campesinos, para aplastar por la fuerza la resistencia de la autocracia y paralizar la inestabilidad de la burguesía» (v. Lenin, t. VIII, pág. 96). 

Segunda etapa. De marzo de 1917 a octubre de 1917. Objetivo: derrocar el imperialismo en Rusia y salir de la guerra imperialista. Fuerza fundamental de la revolución: el proletariado. Reserva inmediata: los campesinos pobres. Como reserva probable, el proletariado de los países vecinos.  Como factor favorable, la guerra, que se prolongaba, y la crisis del imperialismo. Dirección del golpe principal: aislar a la democracia pequeñoburguesa (mencheviques y eseristas), que se esforzaba en atraerse a las masas trabajadoras del campo y en poner fin a la revolución mediante una componenda con el imperialismo. Plan de disposición de las fuerzas: alianza del proletariado con los campesinos pobres. «El proletariado debe llevar a cabo la revolución socialista,  atrayéndose a la masa de los elementos semiproletarios de la población, para romper por la fuerza la resistencia de la burguesía y paralizar la inestabilidad de los campesinos y de la pequeña burguesía» (v. lugar citado). 

Tercera etapa. Comienza después de la Revolución de Octubre. Objetivo: consolidar la dictadura del proletariado en un solo país, utilizándola como punto de apoyo para vencer al imperialismo en todos los países. La revolución rebasa el marco de un solo país; comienza la época de la revolución mundial. Fuerzas fundamentales de la revolución: la dictadura del proletariado en un país y el movimiento revolucionario del proletariado en todos los países. Reservas principales:  las masas semiproletarias y las masas de pequeños campesinos en los países desarrollados, así como el movimiento de liberación en las colonias y en los países dependientes. Dirección del golpe principal: aislar a la democracia pequeñoburguesa, aislar a los partidos de la II Internacional, que son el puntal más importante de la política de componendas con el imperialismo. Plan de disposición de las fuerzas: alianza de la revolución proletaria con el movimiento de liberación de las colonias y de los países dependientes. 

La estrategia se ocupa de las fuerzas fundamentales de la revolución y de sus reservas. Cambia al pasar la revolución de una etapa a otra, permaneciendo, en lo fundamental, invariable a lo largo de cada etapa en cuestión.” Stalin, “Fundamentos del leninismo”.

6 “El proyecto de programa de nuestro partido”, Lenin, Obras Completas de la Editorial Progreso, tomo 4 (p. 230).
7 «La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo», Lenin, Obras Completas, Editorial Progreso, Tomo 41 (p. 7).
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