Valores en desuso y estadísticas poco favorables

El personal de la Guardia Civil «actuarán siempre con rectitud y honradez. Por ello, se opondrán resueltamente a cualquier forma de corrupción y en ningún caso aceptarán ofrecimientos, favores o regalos que, directa o indirectamente, puedan comprometer su honestidad y su actuación profesional[1]Artículo 2 del Código de Conducta del personal de la Guardia Civil.

Parece evidente que buena parte de la sociedad española está viviendo con preocupación, agotamiento emocional y el consiguiente desánimo, el rumbo que van tomando los comportamientos poco ejemplares de un número creciente de los habitantes de este país.

Estamos en un ecosistema que sufre una crisis desalentadora, planificada y normalizada, que se traduce en unas estadísticas que no nos dejan en buen lugar. No hay más que contar el número de casos de corrupción y otros desastres sociales: un estudio del Instituto de Investigación en Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona, establece que entre 2000 y 2020 se han producido un total de 3.743 casos de corrupción política. O sea que, aproximadamente, se ha hecho público un caso de corrupción cada dos días. A esto le puedes añadir los casi 11 suicidios diarios que pusieron en el año 22 el listón fúnebre en 4.000 casos. Esto nos indica claramente el grado de incomodidad de los que terminan no encontrando sitio en este mundo que les habíamos prometido como el no va más del consumo y del entretenimiento, ocio y tiempo libre a base de cañas y libertad para ocupar una terraza.

Otros casos no son espectaculares por el número que alcanzan sino por el nivel social de los autores e implicados. Pensemos en las 12 sentencias por prevaricación  contra jueces con una temática muy novelesca: participación en confabulaciones para acabar con un grupo empresarial, maniobras para absolver a amigos, aceptación de sobornos, liberación de delincuentes a cambio de dinero… Y otros en fin, practican una delincuencia ratonil y pueblerina como aquel político candidato a la reelección que había intentado falsear un permiso para aparcar en zona de carga y descarga.

Los del populacho solemos compensar nuestra insatisfacción sociopolítica con la generalización moralista tipo «todos son iguales» y con el uso de la manga ancha, normalizar estrategias criticables de dominación y enriquecimiento de los poderosos bien conectados, por vía política, empresarial, religiosa. Pero pasa que los niveles de corrupción  alcanzan volúmenes que desbordan lo que somos capaces de asumir como mal de muchos. Uno no se atreve a pensar que el Club de Fútbol Barcelona, tan gente bien, se dedique a financiar silbatos arbitrarios y llevamos un tiempo enterándonos de las probables pillerías de los dirigentes pero sin saber cuánta gente silbaba mirando para el otro lado.

Y ya, para colmo, nos enteramos de que en la mismísima Guardia Civil se están destapando casos de comportamientos poco edificantes porque no están relacionados con su Código de Conducta  que, con toda lógica, hace referencia a los valores, principios y normas que deben seguir los miembros del Cuerpo, tal y como se recoge en su artículo 2.1. Unos principios de conducta basados en la moralidad, la honradez y la rectitud.

María Gámez tuvo que dimitir como directora de la Guardia Civil tras la imputación de su marido por corrupción. La dimisión de Gámez llegó en un momento especialmente delicado para la Guardia Civil, tras la imputación de dos generales, ambos retirados, en sendas causas de corrupción: los casos Mediador y Cuarteles. Otras sospechas caen sobre agentes y unidades de la Guardia Civil:  revelación de secretos, omisión del deber de perseguir delitos, prevaricación y pertenencia a organización criminal. Son los presuntos delitos que la titular del juzgado número 4 de Algeciras (Cádiz) atribuye a Joaquín Franco, (¡vaya apellido el del capitán de la unidad de Policía Judicial de la Comandancia de la Guardia Civil de Algeciras!). La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) ha expresado su «honda preocupación» ante una situación que, de demostrarse, «pondría en evidencia algo que ya en su momento denunciamos: la extensión de los tentáculos del narcotráfico en la provincia de Cádiz hasta altas instancias de la Administración y la función pública», indicó en un comunicado.

Pero hay más motivos para sentirnos desconcertados:  el Ministerio de Interior ha desmantelado el Órgano de Coordinación contra el Narcotráfico en Andalucía (OCON-Sur) compuesto por 150 agentes de la Guardia Civil en comisión de servicio, disponibles las 24 horas y los 7 días de la semana en la lucha contra el narco en Andalucía. Los agentes que integraban esta unidad de élite se encuentran, desde el pasado 12 de septiembre, en nuevos puestos de destino en sus respectivas comandancias.

No es fácil ser picoleto: El Real Decreto 176/2022 recoge diez valores fundamentales que deben asumir los hombres y las mujeres de la Guardia Civil: honor, integridad, lealtad, valor, sentido de la justicia, imparcialidad y neutralidad, responsabilidad, dignidad y espíritu de sacrificio.

Y en su capítulo II se recogen catorce principios institucionales propios de la Guardia Civil: defensa de la Constitución, respeto de los derechos fundamentales y libertades públicas, igualdad y no discriminación, neutralidad ideológica y política, jerarquía, disciplina, subordinación, respeto y consideración a la pluralidad cultural de España, formación y competencia profesional, cooperación, prestigio, espíritu benemérito, compañerismo, y respeto por la historia y las tradiciones del Cuerpo. 

Claro que no siempre se ha reconocido toda la historia del Instituto, incluida la ejemplar actuación de los mandos que en su día permanecieron fieles a la República, como fue el caso del General Escobar, que fue fusilado por los franquistas y solo recientemente se ha rescatado su memoria.  Y es que, como dijo aquel torero, «hay gente pa tóo». En estos momentos se sospecha que también se les cuelan elementos que no corresponden a la reciente normativa aprobada, a propuesta de los ministerios de Interior y de Defensa, que establece que «ser guardia civil implica un componente vocacional que queda anudado a un comportamiento ético ejemplar que valida y enriquece el cumplimiento de sus funciones». Pues que se note.

Notas

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1 Artículo 2 del Código de Conducta del personal de la Guardia Civil.
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