Caducos

El tiempo no lo cura todo. A veces se nos muere un proceso.

«Declarar la caducidad del procedimiento sancionador del que trae causa el expediente 1/2020 en aplicación de los dispuesto en el art. 18 in fine del Anexo I de los Estatutos. Concretamente, se ha superado el plazo máximo contemplado en el art. 10. i), por lo que en conjunto ha transcurrido el plazo máximo para resolver y notificar». (De una notificación oficial redactada por un responsable de la actual Dirección del PCE).

Yo no aceptaría la humillante treta protagonizada por parte de la dirección del PCE, emboscándose en una cuestión formal, precisamente provocada por ella misma, para no encarar políticamente el asunto. También resulta humillante para el propio PCE lo de acudir a semejante añagaza pequeñoburguesa de esconder la cabeza bajo el ala. Y lo peor es que se haya usado el término «caduco», que suena fatal y como sin futuro. Cuando lo leí por primera vez en el texto me resultó tan inverosímil. que no sabía si se refería a ellxs, a nosotrxs o al mundo de la izquierda sucesiva y decaidamente revolucionaria, rupturista, transformadora o coaligada.

En definitiva, yo recurriría la decisión porque estas cosas, como los crímenes de lesa humanidad, no deben caducar nunca, por lo menos en nuestros corazones de militantes que sufren cuando hasta el martirio resulta chapucero, un mal fusilamiento, que dijo Gila. Y por eso me he puesto a montarme la foto de cómo veo yo la cosa: Un ámbito represivo donde se recogen los instrumentos (casi caducos) de domar voluntades si el inquisidor —también de cuerpo presente— caducado por pura obsolescencia programada desde la mandamasía socialdemócrata, decide que no cumples con el precepto de la pura obediencia a lo que se te diga, coqueteando con la pecaminosa tentación de debatir.

No habrá debate que recoja la memoria de opiniones encontradas y en disputa sino los despojos administrativos de un expediente con menos porvenir que un comunista coaligado. Aquí seguimos en el divorcio entre el decir y el hacer. Y alguien está interesado en que no se altere el statu-quo, aunque esté caducado y hasta mohoso.

Concha González, jubilada caducada

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