La actual dirección del PCE no es la que necesita su militancia comunista

A la luz del Informe Político aprobado en la Comisión Política celebrada el 1 de diciembre último, la Dirección del PCE muestra no estar a la altura de las exigencias establecidas por nuestros acuerdos congresuales, ni tampoco responde a la actual realidad social de nuestro país, ni a las expectativas de la militancia comunista que muestran voluntad por el fortalecimiento y recuperación de un Partido Comunista de España que atienda con eficiencia y firmeza los intereses de la clase trabajadora y de las capas populares.

No manifiestan ni las más mínima preocupación, hasta el punto de no hacer mención de la declaración de los ministros de Asuntos Exteriores de España, Alemania, Francia, Italia, Polonia y el Reino Unido del pasado 19 de noviembre en la que, de manera oficiosa, los gobiernos citados, al margen de sus respectivas ciudadanías y de sus entidades representativas a nivel estatal, acuerdan declarar la guerra a la Federación de Rusia, importante potencia nuclear mundial. En cualquier caso, cuanto menos, constituye un posicionamiento que nos arrastra a la guerra.

El “gobierno más progresista de la historia de España” se arroja en brazos de la muerte. Le damos a la OTAN nuestros ojos, nuestro presente y futuro, y ponen al conjunto de nuestra ciudadanía ante una peligrosa guerra generalizada con consecuencias catastróficas que no son precisas detallar.

Las llamadas “democracias occidentales”, siempre al paso que le marcan los EEUU, han decidido que al nuevo eje del mal -Rusia, Irán, Corea del Norte y China, entre otros-, hay que combatirlo a sangre y fuego, eso sí el plasma la pondremos la gente de a pie que ya el fuego se encargan las elites gobernantes de ponerlo y azuzarlo, aunque arrasen con media o tres cuartos de humanidad, si no con toda.

Primero nos anestesian con un relato sibilino que carga todas las culpas en una parte, Rusia y el demonio de Vladimir Putin, la otra parte pasa por ser solo una inocente víctima de las supuestas ansias imperialistas de Rusia. Se pretende que la población ni siquiera se pregunte si lo que le cuentan es toda la verdad o es un trampantojo muy bien hilvanado para que no se cuestione el diseño y el mantenimiento de un mundo unipolar hoy en decadencia fabricado a la medida de los intereses de la potencia hegemónica y de su brazo armado, la OTAN.

Cuán diferente es la reacción de la élite ante la agresión, el genocidio, que comete el régimen sionista israelí con el pueblo de Palestina. Aquí no caben sanciones, ni envíos de armas a los palestinos para que se defiendan, aquí quien único tiene “derecho” a continuar agrediendo son los sionistas israelíes, un genocidio, un crimen de lesa humanidad que ha provocado ya la muerte de casi cincuenta mil palestinos y palestinas, la mayoría mujeres y niños, la destrucción de las infraestructuras básicas de Cisjordania y Gaza y el expolio de tierras de cultivo y viviendas.

El “gobierno más progresista de la historia de España” se descubre con este comunicado conjunto junto a otros gobiernos belicistas, como fiel vasallo de los intereses de la oligarquía doméstica y foránea que nos gobierna. De la parte social-liberal de este gobierno no cabía esperar otra cosa, su apoyo a la OTAN y su vasallaje ante los EEUU es de sobra conocido.

De la otra parte del gobierno, ahora bajo las siglas de Sumar, antes Unidas Podemos, y  de independientes, nacionalistas, antiguos afiliados a Podemos (en sus distintas versiones) y afiliados y afiliadas al PCE, nos encontramos con una  militancia comunista del PCE que esperaba menos golpes de pecho, menos preguntas retóricas en el Congreso, menos declaraciones rimbombantes y en su lugar un mínimo de dignidad, coherencia y responsabilidad ética e histórica, denunciando de forma constante desde el ejecutivo las decisiones gubernamentales claramente contrarias a los intereses populares.

El “gobierno más progresista de la historia de España” nos lleva de la mano de los EEUU y la OTAN a un callejón sin salida, a un suicidio colectivo, porque ha decidido atarse de pies y manos a aquellos que, de acuerdo a sus espurios intereses, no dudan en poner a la humanidad en trance de desaparecer como consecuencia de una potencial guerra mundial con uso de armas nucleares.

Último Congreso legítimo del PCE.

Con todo esto, como se confirma en el mencionado Informe, la dirección del PCE no quiere romper. Nosotros rechazamos rotundamente nuestra participación en un Gobierno de coalición belicista por ser contraria a nuestros Estatutos, a nuestro Programa y al sentir mayoritario de nuestra militancia.

En efecto, al amparo de lo recogido en nuestros documentos congresuales, contrarios a la OTAN y al imperialismo, opuestos a la UE del gran capital, y que apuestan por un mundo multipolar con soluciones diplomáticas y nunca bélicas, reclamamos la salida del PCE de un Gobierno que actúa en no pocas ocasiones con planteamientos y acuerdos opuestos a los principios de nuestro Partido. 

Sobre la “Convocatoria por la Democracia” lanzada por Izquierda Unida el pasado 23 de noviembre queremos señalar que se olvida por completo de las medidas transformadoras anticapitalistas, del antiimperialismo frente a las guerras de la OTAN y de la defensa de la soberanía ante la UE y el Euro.Y menuda es esa “democracia” que convive con la Ley Mordaza no derogada pese al compromiso adquirido en diciembre de 2019. Se puede apreciar que para IU la democracia es “garantizar el reparto justo del trabajo, el tiempo y los cuidados; la defensa de servicios públicos universales y de calidad; el derecho a una vivienda digna; el acceso común a recursos estratégicos y un país que sea ejemplo de dignidad, igualdad y acogida” pero sin cuestionar al mismo tiempo un régimen y una constitución que legalizó al franquismo y que es precisamente lo que impide atender a los más elementales derechos sociales y económicos de nuestro pueblo y que cercena cada vez con más ahínco los derechos y libertades democráticas formales.

No es ese el signo de los tiempos actuales, de posible contienda militar mundial y por tanto de centralidad de la lucha por la Paz y de impugnación de la política belicista de los dirigentes europeos promovida por el imperialismo y la OTAN, de impulsar la sustitución de los presupuestos de guerra en todos los países de la UE por presupuestos sociales destinados a combatir las desigualdades y la miseria social. También de salida de la estructura militar de la OTAN tal y como se decidió en el Referéndum de 1986.

De igual forma, es necesario exigir la recuperación de nuestra soberanía también respecto de la UE, rebatiendo  el actual marco institucional de esta entidad, abogando por unas relaciones entre todos los países de Europa basadas en el respeto de la soberanía política, en la defensa de los intereses de la mayoría social, en la oposición al neoliberalismo y sus monopolios, y que fomente las relaciones económicas con todos los países del mundo, con renuncia a la imposición de sanciones a terceros y al uso de la fuerza que conlleva la práctica colonialista.

En el Estado español, el desarrollo pleno de los derechos y libertades democráticas y la incorporación al texto constitucional de nuevos derechos sociales y económicos básicos en defensa de los intereses de la mayoría social tropieza, como hemos señalado antes,  con una constitución vigente producto de una transición en la que no solo se legalizó el franquismo, sino que, además, este participó en la elaboración del texto constitucional del 78 y desde entonces permanece incrustado de manera amplia en múltiples sectores del aparato del Estado. Sentó las bases para socavar, aún más, la independencia política, social y económica de España, llegando al máximo con la integración plena en la OTAN y en su estructura militar.

De todo ello se deriva la necesidad en nuestro país de una ruptura democrática y la apertura de un proceso constituyente republicano que gire en torno a la defensa de la Paz, de la recuperación de la soberanía política, económica, social y territorial, de los derechos y libertades democráticas y de los intereses más imprescindibles y urgentes de la mayoría social. Izquierda Unida debe abordar con nitidez la crítica, y autocrítica, sobre la participación en gobiernos que no son sino fieles administradores de un sistema capitalista al servicio de imperialismo. Dicha participación se cobra un alto precio al desnaturalizar a la propia izquierda y contribuir al auge del fascismo al aumentar la desafección política por parte de la clase trabajadora y de los sectores populares.

En modo alguno se trata de facilitar la entrada de un gobierno de coalición de derecha con la extrema derecha en sustitución del actual. Por el contrario, es una tarea que puede y debe llevarse a cabo sin la presencia del PCE en el actual gobierno, pero cerrándole el paso a la opción reaccionaria desde la sede parlamentaria, sin ser coparticipes del gobierno Sánchez.

¿La salida de los miembros de Podemos del Gobierno en 2023 ha hecho caer al gobierno que preside Sánchez? En absoluto. Si embargo, desde sus escaños del grupo mixto le oímos denunciar disposiciones del ejecutivo que antes no se atrevían a publicitar.

Finalmente, nos llama muchísimo la atención el posicionamiento del informe desde la “ideología marxista y revolucionaria” contra los propios Estatutos del PCE que lo definen bajo los principios “del marxismo-leninismo”. Por ello, estamos absolutamente convencidos que solo se puede abordar este amplio conjunto de despropósitos mediante un Congreso Extraordinario del PCE.

Tomamos esta posición, interesando que las organizaciones territoriales del PCE demanden la celebración urgente de un Congreso Extraordinario del PCE, en aras de lograr una nueva Dirección para un PCE del siglo XXI, y con la actualización de su programa político que de verdad sea capaz de responder a los intereses y necesidades actuales de la clase obrera y las capas populares, desde los principios de unidad de acción y de la plena democracia interna.

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