La cuadratura del círculo
Empecemos desde el principio: el imperialismo norteamericano viene insistiendo, ya desde la presidencia de Obama, en que los países europeos debían aumentar su gasto militar para mantener la OTAN.
¿Se pueden multiplicar los gastos militares y responder a las necesidades sociales?
Empecemos desde el principio: el imperialismo norteamericano viene insistiendo, ya desde la presidencia de Obama, en que los países europeos debían aumentar su gasto militar para mantener la OTAN. Vieja exigencia que se ha convertido en orden con Trump, que ha dictado a los Gobiernos europeos que deben invertir el 5% del PIB en gasto militar (que irá, sobre todo, a comprar armas americanas). Ese 5% del PIB de la Unión Europea equivale a 850.000 millones, Y son 800.000 millones lo que los países europeos han acordado gastar: por mucho que nos bombardeen con propaganda, pretendiendo vendernos que con esa decisión Europa asegura su defensa autónoma y se independiza de los EEUU, lo cierto es que la cantidad decidida coincide casi exactamente con lo que demanda Trump.
Una vez han decidido obedecer la orden de Trump, los Gobiernos deben intentar vender la decisión a los pueblos de Europa, donde «nunca más la guerra» es el sentimiento de la mayoría. Nuestro Gobierno, por ejemplo, pide que no se no hable de rearme, sino de aumentar la seguridad.
Pero, sobre todo, pretenden convencer a los pueblos de que este enorme incremento del gasto militar no sería en detrimento de los gastos sociales. Pero la población tiene enormes necesidades que durante años no han sido satisfechas, y que cualquier gobierno que se considere progresista debería poner por encima del gasto militar.
Un estudio recientemente publicado explica que España necesitaría 814.000 viviendas asequibles y sociales para paliar la actual crisis de vivienda, y sumar otro millón para atenuar la situación en los próximos 10 años. Para ello se requeriría invertir unos 250.000 millones de euros.
La sanidad ha sufrido desde 2010 terribles recortes. Se ha dejado de gastar, desde 2010 a 2022 casi 100.000 millones de euros, más que un presupuesto anual completo.
Entre los años 2007 y 2024 la inversión pública en España redujo su peso sobre el PIB prácticamente a la mitad. Estos 18 años han sido brutales. Ello tuvo consecuencias directas en la inversión en infraestructuras, que, medida en términos de volumen de licitaciones en ingeniería civil, cayó cerca de un 72% entre 2009 y 2014 (Datos del Consejo Económico y Social). El peso de la inversión de las administraciones públicas sobre el PIB todavía es la mitad del que había antes de la crisis de 2008. La actividad de obra civil esté todavía un 40% por debajo de los niveles registrados en 2007.
Las infraestructuras de abastecimiento y saneamiento de agua, están absolutamente envejecidas (el porcentaje de pérdidas de agua en la distribución oscila entre el 15% y el 25%), registran tasas de renovación de apenas el 0,4% y un déficit inversor de hasta 5.000 millones de euros anuales.
Se calcula que existen unas necesidades de hasta 4.000 millones de euros en conservación de la red de carreteras. Un 29,2% de infraestructuras hidráulicas de interés general no se han construido, pese a haberse aprobado en los diferentes planes de cuenca. La catástrofe de Valencia se podía haber evitado si se hubieran hecho las obras planeadas para el barranco del Poyo (que tenía actuaciones planificadas por valor de 150 millones, pendientes desde 2006).
¡A esto es a lo que habría que dedicar un plan extraordinario de inversiones, y no a comprar armas a la industria militar norteamericana! Pero la ministra Montero ya anuncia que el superávit de la recaudación impositiva de 2024 no se utilizará para gastos sociales.
Todos son conscientes de que los trabajadores, la juventud, todos los sectores populares son contrarios a la guerra y que el NO A LA GUERRA es más actual que nunca, no es una bandera del pasado. Ante esto, no valen medias tintas, es una cosa u otra, y todas las fuerzas que se dicen partidarias de la paz, la democracia y los derechos sociales y nacionales no pueden eludir situarse.
Desde este periódico obrero combatimos para que no se dedique ni un euro a aumentar el gasto militar, sino a cubrir las necesidades sociales, y participamos en todas las iniciativas a escala del país e internacional que, defendiendo las reivindicaciones más elementales, ayudan a constituir un amplio y masivo movimiento contra la guerra, el genocidio de Gaza y los gastos militares.
Fuente: Información obrera
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