“Motril Acoge” convocó un ‘Círculo de Silencio’ el viernes 30 de mayo último, a las 8 de la tarde, en la plaza de la Aurora de Motril (Granada), con el lema: “Frente al abandono, comunidad”

La Organización aprovecha su tradicional acto de protesta por las políticas migratorias, causa constante de muertes y desapariciones en el mar, para exigir también que en la comarca de la costa granadina se habiliten recursos para la atención integral de personas y familias en situación de desamparo.

La asociación “Motril Acoge” desarrolló el pasado viernes, 30 de mayo, a las 8 de la tarde, en la plaza de la Aurora de Motril, con nutrida asistencia, un “Círculo de Silencio para concienciar a los motrileños, a las asociaciones que trabajan en el ámbito de lo social y, especialmente, a los grupos políticos sobre la necesidad de habilitar en la comarca recursos públicos con los que atender de forma integral a las personas y familias desamparadas, cualquiera que sea el motivo de su situación y su procedencia.

La Organización, ha tenido ocasión de trabajar en un caso reciente donde una mujer proveniente de una zona rural de Marruecos, con dificultades para hacerse comprender, víctima de malos tratos, acompañada de una niña y embarazada de otra, se ha visto envuelta en una situación que no comprendía y que ha resultado en retirada inicialmente de su hija y, a continuación, tras dar a luz en el hospital de Motril, de retirada también de la bebé.

Ante esta cruel realidad, la asociación “Motril Acoge” interpreta que no es mala fe ni desconocimiento por parte de los profesionales de las instituciones, sino una falta de recursos para tratar situaciones que seguramente requerirán de un tratamiento integral, por oposición a las actuales intervenciones que atienden aspectos parciales, y en las que, las personas migrantes encuentran que la ‘diferencia cultural’ les pone en situación de riesgo agravado.

La Entidad interpreta también que una convivencia digna ha de incluir el cuidado de los vecinos y vecinas más vulnerables, y que por eso hace este llamamiento a los agentes sociales, asociaciones y grupos políticos, para que se unan a la exigencia de conseguir para la costa granadina los medios humanos y materiales que impidan que vuelvan a producirse hechos como los vividos en abril y mayo. Que nunca más, por ejemplo, unas hijas sean separadas de su madre por el hecho de que, como sociedad, seamos incapaces de ofrecer apoyo integral a esa familia.

Con esta recuperación y manteniendo su denuncia por los sufrimientos y pérdidas humanas que se producen en las rutas migratorias, “Motril Acoge”, como cada último viernes de mes, hace un llamamiento a los motrileños para que asistan a estos “Círculo de Silencio”, en el que se piden vías seguras de migración, justicia, solidaridad y respeto a los derechos humanos. En el evento de la Plaza de la Aurora del pasado viernes 30 de mayo se dio lectura al siguiente MANIFIESTO:

FRENTE AL ABANDONO, COMUNIDAD

Lo que nos define como sociedad, la calidad de nuestra convivencia, se demuestra en los cuidados que nos proporcionamos unos a otros, a nuestros familiares, a nuestros vecinos, a quienes comparten nuestras calles y, especialmente, a quienes huyen de la miseria y de la violencia. Incluso, desde el punto de vista religioso, los creyentes suelen decir que “el Otro, especialmente el más desvalido, es ni más ni menos que Dios mismo”. Es por esto que la Asociación Motril Acoge quiere insistir en la urgencia de mejorar la capacidad de la comarca de la costa granadina para atender a personas que lo necesitan.

Los casos de desamparo, de familias rotas, de situaciones de calle, sobradamente conocidos por nuestros Servicios Sociales, son prueba suficiente para que, como ciudadanos alcemos la voz y reclamemos medios y equipos humanos, capaces de gestionar esos medios con una visión integral, esa visión que ahora está troceada en la implementación de soluciones parciales (menores, violencia de género, sinhogarismo, etc.).

Pedimos, exigimos, un enfoque orientado a la dignidad humana. Y, como sociedad, mediremos nuestra dignidad por la dignidad que reconocemos en los demás. Y perdemos nuestra dignidad cada vez que, por ejemplo, no somos capaces de atender a una familia como tal, de forma integral, y creemos solucionar “su problema” retirándole a sus hijos, como hemos podido vivir en un caso reciente.

La separación de una madre de sus hijas, sin alternativas de acogida familiar, es violencia institucional. Algunas ‘buenas gentes’ podrán quedar satisfechas porque “las niñas estarán bien atendidas”, pero no debería ser así. La realidad es que nos encontramos en una situación en la que una madre llora por sus hijas, y unas hijas lloran por su madre y su hermana. Y la solución es muy sencilla: disponer en la comarca de un sitio donde madre e hijas puedan sanar juntas sus heridas.

Esta historia no es un incidente aislado, sino el reflejo de deficiencias estructurales que nos avergüenzan y que exigen acción inmediata. Ninguna persona, menos aún embarazada o con menores, debería depender de la caridad de otras personas y asociaciones particulares, habiendo o habilitando recursos comunitarios disponibles. Es necesario, para eso, que haya profesionales formados en la interculturalidad, que conozcan y no criminalicen el fenómeno de “choque cultural”, que sean capaces de reconocer y no criminalicen las situaciones de sufrimiento psicosocial. Es necesario evitar que personas y familias enteras deambulen en busca de cobijo, cuando tenemos edificios sin utilizar.

Más de una vez se ha dicho que “nuestra comarca quiere ser reconocida por su vocación solidaria”. No permitamos que el miedo o la burocracia manchen ese compromiso. Planteamos, por eso, un amplio acuerdo social (grupos políticos, asociaciones y ciudadanía concienciada) para que la comarca disponga recursos para el cuidado psicosocial de nuestros vecinos y vecinas, en el buen seguro de que ello redundará en beneficios morales y físicos para todos.

¡POR UNA CONVIVENCIA DIGNA, VAMOS A CUIDARNOS!

Motril, 29 de mayo de 2025

Juan Manuel Ruiz, Presidente de la Asociación Motril Acoge.

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