Octubre

En el centenario del fallecimiento de Vladímir Lenin.

Se ha dicho, con razón, que esta filmografía incorporó al cine el drama coral de las multitudes y las vicisitudes de la lucha de clases.

La coronación de Nicolás II fue la primera filmación en la antigua Rusia en 1896. Con la revolución de octubre de 1917, el cine en la Unión Soviética adquiere un fuerte protagonismo de la mano de los directores Serguéi Eisenstein, Pudovkin, Kuleshov y Vértov y pasó a ser, junto con la radio, en un país con una altísima tasa de analfabetismo, un arte fundamental en favor de la cultura y  la concienciación política de la población.

En el cine soviético, el proceso de ordenar de una determinada manera los planos y las secuencias de una película con la finalidad de que el espectador visualice lo que el director quiere que vea, constituyó un indiscutible nuevo arte en el que destacó, de forma muy brillante, el director Serguéi Eisenstein.

En Octubre, extraordinaria película, destaca precisamente esa nueva expresión artística que constituye el montaje cinematográfico, aún más decisivo en aquel cine silente.

Otra de las características del cine soviético es la ausencia de protagonistas, junto a un acusado realismo. Muchos de los participes de la revolución intervienen en el rodaje. Entre ellos, Nikolai Podvolsky, uno de los lideres del levantamiento. Se ha dicho, con razón, que esta filmografía incorporó al cine el drama coral de las multitudes y las vicisitudes de la lucha de clases.

Octubre es una película muda de 1928 dirigida por Serguéi Einsenstein y Grigori Aleksándrov. No obstante, la versión que les proponemos incorpora a la banda sonora, entre otros, fragmentos de la sinfonía nº 12 de Dimitri Shostakóvich denominada “El año 1917”, conmemorativa de la Revolución de Octubre, estrenada el primero de octubre de 1961 por la Orquesta Filarmónica de Leningrado y dirigida por el desaparecido y gran director Evgeni Mravinsky. Esta misma orquesta, con este mismo director, actuó en Madrid y en Granada. En esta última ciudad lo hizo en el Palacio de Carlos V, en el marco del Festival de Música y Danza de Granada en 1982, y más tarde, en 1983, en el Manuel de Falla, en una sobrecogedora y memorable actuación  cuyo programa incluía la quinta de Shostakóvich.

La película también contiene fragmentos de la sinfonía nº 11 del mismo compositor, denominada “El año 1905”  dedicada a la revolución de 1905 y, de manera especial, al llamado Domingo Sangriento o Domingo Rojo, una matanza contra indefensos manifestantes ocurrida el 22 de enero de 1905 que provocó la muerte por asesinato de no menos de mil de ellos.

Junto con La Huelga y el Acorazado Potemkim, Octubre forma parte de una trilogía en homenaje al proletariado ruso y su lucha por la emancipación social, económica y política. Esta última se centra en el proceso de la revolución bolchevique en octubre de 1917 y relata los acontecimientos ocurridos desde febrero a octubre del mismo año, incluyendo la toma del Palacio de Invierno en la antigua Petrogrado.

Se inicia la cinta (m. 2) con el derrocamiento del gobierno zarista y una espectacular secuencia del derribo de la estatua de Alejandro III de Rusia. Por tres veces consecutivas, la cámara, desde diferentes ángulos, reproduce la caída de la efigie, resaltando la importancia de la ruptura con el viejo régimen y la toma del poder del gobierno provisional.

La llegada de Lenin a la estación de Finlandia el 3 de abril de 1919 es recibida por una multitud (m. 10), y en un improvisado mitin expone como consignas: ¡Abajo el Gobierno provisional! ¡Todo el poder a los soviets! ¡Viva la revolución socialista… socialista y no burguesa! ¡Los ministros capitalistas no dan ni paz, ni pan, ni tierra!

Mediante un montaje fantástico, Eisenstein nos muestra el alzamiento de los puentes de la ciudad (m. 16) con el que la burguesía pretende impedir el tránsito de los obreros en lucha. Una carreta de caballo se desboca y, a medida que asciende la plataforma del puente, el equino queda colgado hasta precipitarse más tarde al agua, mientras la cámara se recrea en el funcionamiento interno de la pesada maquinaria que abre la enorme pasarela, al mismo tiempo que escuchamos un pasaje del concierto para violín de Beethoven.

La contrarrevolución que en aquellos momentos triunfa lo celebra tirando al rio ejemplares del Pravda, una vez arrasan la sede del periódico comunista.

Impresiona también la secuencia (m. 34) en la que el personaje de Kerensky es representado de una manera burlesca, mostrándolo junto a un busto de Napoleón, en una comparación de ambos personajes.

Sucesivamente, las fuerzas militares inicialmente leales al gobierno provisional se pasan al lado de la revolución y contribuyen de manera decisiva al éxito de esta, incluido el regimiento de los cosacos, tradicionalmente afín al poder reaccionario. Desesperado, el Ministro de Defensa llama por telefono al responsable de la cuadra de caballos y le grita ¿por qué no están los cosacos? Este, con sorna, le responde con una mentira: los estamos ensillando.

Se celebra el II Congreso de los Soviets, que comienza el 25 de octubre. Se ofrece un ultimátum al gobierno provisional que no es atendido. El Hermitage es asaltado por los obreros que toman posesión de todas sus dependencias y detienen a los ministros del gabinete.

En el Comité de los Soviets toma Lenin la palabra para anunciar a todos que «la revolución obrera y campesina de cuya necesidad hablaron los bolcheviques ha sido consumada». Ahora «debemos dedicarnos a la edificación de un estado proletario socialista».

Al término de la cinta, una exposición de diferentes relojes en distintos husos horarios dan fe de una hora, en una fecha, verdaderamente trascendente en el desarrollo social de la humanidad.

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