Te recuerdo Amanda

Amanda Meyer se perfila como adversaria de Garzón para liderar IU y fusionarla con Podemos.

«Te recuerdo Amanda», cantaba Víctor Jara a una proletaria que corría «a la fábrica donde trabajaba Manuel». Y la descripción de los afanes de Amanda daban buena cuenta de su identidad personal y política.

La Amanda a la que nos queremos referir tiene poco que ver con la anterior pero ostenta un pedigrí y un curriculum que bien merecen un recordatorio, sobre todo si la susodicha protagoniza noticias tan suculentas como la que recogía Vozpópuli, conocido periódico conservador y liberal perfectamente encuadrado dentro de la derecha política (https://www.vozpopuli.com/politica/amanda-meyer-garzon-iu_0_1390361971.html):

Amanda Meyer se perfila como adversaria de Garzón para liderar IU y fusionarla con Podemos.

La anunciada «adversaria» de Alberto Garzón tiene un largo recorrido político y profesional malévolamente registrado, recalcado y publicitado por la prensa española de derechas. Su último cargo la sitúa como asesora de la ministra Irene Montero en el Ministerio de Igualdad. Si están ustedes vacunados contra la «mala hostia» celtibérica pueden documentarse, sin tragarse la mierda, en las páginas de El Mundo, ABC, El País y otros medios de comunicación que recogen su trayectoria subrayando, pajaritos por aquí, pajaritos por allá, que es hija de históricos dirigentes de IU y del PCE, que «nunca ha estado parada», que ha cobrado suculentos sueldos y ha ocupado, no sin controversias, significativos cargos remunerados sin desatender nunca su propio activismo en la dirección de IU y del PCE.

A juzgar por esos datos, «nuestra» Amanda sería un ejemplo de trayectoria basada en la pertenencia a un grupo social en el que se juntan la solvencia económica, incluso de origen familiar, las buenas relaciones sociales y profesionales y una voluntad constante y emprendedora de estar en el grupo de cabeza que siempre pretende gestionar cualquier oportunidad «aspiracional» que se presente en ámbitos que terminan entretejiendose con los grandes intereses del sistema dominante. Su caso puede relacionarse, guardando las debidas proporciones, con el fenómeno de las «capas sociales aspiracionales» y hasta con el mecanismo de reproducción y/o renovación de élites. Como ha escrito recientemente Andrés Villena en su libro «Las redes de poder en España»: «¿Quién manda en España? ¿Por qué mandan los que ocupan puestos de poder en los ministerios, secretarías de Estado, direcciones generales? ¿Qué redes de intereses les unen entre sí?»

Andrés Villena llega a una conclusión: «…defienden sus intereses personales, los de sus amigos y los de las grandes corporaciones. Se interrelacionan formando una red».

Y se expanden: cada cual como puede. A la Amanda que estamos recordando la podemos situar, entre otras localizaciones significativas, como abogada de los afectados del 11 M o, hasta 2010, de la cooperativa Kinema, que fundó cuatro años antes con Rafael Mayoral. o afianzando su relación con Podemos en la productora del programa La Tuerka, Con Mano Izquierda, a la que IU encargó varios vídeos electorales. En ese plató, y en los pasillos de la Complutense, se gestó Podemos.

«Hay gente pa tóo», le dijo el torero a su compañero de conversación cuando supo que era filósofo. Pero no toda la «gente» puede plantearse siquiera lo de la igualdad de oportunidades. Y en una organización política, teóricamente de izquierdas aunque una cosa sea lo que se dice y otra lo que se hace, la procedencia social y la conciencia de clase de sus militantes dice mucho de lo que el partido representa realmente. ¿La Amanda de Sanlúcar (Meyer) es intercambiable con la que recordaba Victor Jara? Podríamos reflexionar sobre un interesante artículo que trata de la extracción social de los militantes comunistas en Francia… por si nos sirviera para terminar de comprender quién es «nuestra» Amanda… y en qué redes anda metida.

Julian Mischi, en Le Monde Diplomatique, Enero de 2015 escribía: Múltiples factores explican el debilitamiento del Partido Comunista Francés. ¿La voluntad de adaptar su discurso a las expectativas de la clase media no habría influido?

¿Qué nos dices al respecto, Amanda?

Redacción

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