Aumenta la presencia de la extrema derecha en el Tribunal Constitucional
El Partido Popular, que se presenta como de “centroderecha”, a veces como “moderado”, que sin duda debe tener muchos militantes y votantes que no sean extremistas de derecha, a la hora de hacer nombramientos para los cargos de mayor responsabilidad del país siempre elige a los más ultras. Con la designación de José María Macías Castaño para el Tribunal Constitucional, el PSOE transige con esta anomalía.
El acuerdo suscrito por PP y PSOE para renovar el Consejo General del Poder Judicial adopta, entre otros extremos, la conformidad para nombrar como miembro del Tribunal Constitucional a José María Macías Castaño, a propuesta del PP.
En el digital Eldiario.es aparece el 26 de junio de 2024 una semblanza de este señor.
Aparte de las informaciones que se han ido publicando sobre el personaje -juez en excedencia desde 2005-, las aparecidas en el Diario.es provocan, francamente, alarma.
Pasemos por alto que ha sido el líder del sector insurrecto del Consejo General del Poder Judicial que se ha aprovechado -130.390 euros anuales de retribución más antigüedad y dietas- del bloqueo del PP durante más de cinco años, contrario a derecho, que ha impedido su renovación. Olvidemos los continuos ataques dirigidos al Gobierno, muchos atropellando las más elementales normas de convivencia democrática. Ignoremos los dicterios dirigidos contra la acción legislativa que ha emitido con profusión.
Pero por mucha que sea nuestra benevolencia para juzgar al individuo, no podemos pasar por alto las palabras que literalmente recoge el aludido medio, contenidas en un artículo del diario El Español, escrito por este señor, que son las siguientes: «No dudó en hacer esa introducción para hablar del Gobierno de Sánchez -equiparando su acceso al gobierno con el del partido nacional socialista- y señalar a sus compañeros jueces del Gobierno Margarita Robles y Fernando Grande Marlaska…» a los que espeta: «Cuando llegue el momento de responder de sus actos afirmarán que no tuvieron ninguna participación e incluso presumirán de heroísmo. Cuando no, lo que será aún más doloroso, de patriotismo. Desde mi punto de vista, serán los únicos responsables de lo que está por llegar, ellos y otros como ellos».
Recordemos además que tanto Margarita Robles como Grande Marlaska son personas de talante conservador, que muchos observadores sitúan en el ala más moderadísima del Gobierno.
¿A qué momento se refiere el Sr. Macías como el que está por llegar? ¿Dónde tendrían que responder de sus actos Robles y Marlaska? ¿Ante un Tribunal de Depuración profesional, como los que se formaron tras llegar Franco al poder? ¿Estará refiriéndose acaso a algo peor, a algún Tribunal represor, directamente?
Este es el perfil del nuevo miembro del Tribunal Constitucional, acorde por lo que se ve, con lo que el PP pregona como personas de “perfil institucional” adecuadas para el Tribunal Constitucional y para “despolitizar la justicia”. De manera insólita el PSOE acepta para este puesto de tantísima responsabilidad a José María Macias Castaño.
Este señor, pues, va a contribuir en la aplicación correcta de la Constitución en todos los asuntos que se presentan para garantizar la supremacía de la Carta Magna y su acatamiento por parte de todos los poderes públicos.
Pero quedaría incompleto el análisis del sujeto si omitiéramos señalar su condición de miembro del potentísimo despacho Cuatrecasas de Barcelona, que asesora a las principales empresas que operan en nuestro país. Muchas de ellas litigando contra la Administración.
De “aterrizaje de la actividad privada en el Constitucional” ha calificado ElDiario.es el asunto.
Una vez más se cumple la norma que venimos denunciando reiteradamente en estas páginas. Lo hicimos con el nombramiento de Enrique Arnaldo, de Concepción Espejel, de Enrique López, concretamente como Magistrados del Constitucional; aludimos al impresentable nombramiento del ex gobernador civil del franquismo –García Calvo– que ocupaba el cargo cuando se produjo el asesinato en Almería de Javier Verdejo, de 19 años de edad, cuando cometía el terrible delito de hacer una pintada cuyo mensaje era Pan, Trabajo y Libertad, por disparos de dos miembros de la Guardia Civil, cuyo fallecimiento no fue objeto de condena penal alguna.
Esa regla dice que el Partido Popular, que se presenta como de “centroderecha”, a veces como “moderado”, que sin duda debe tener muchos militantes y votantes que no sean extremistas de derecha, a la hora de hacer nombramientos para los cargos de mayor responsabilidad del país, siempre elige a los más ultras. Ignoramos cual es el proceso de un partido que no se presenta como de extrema derecha, incurra siempre en este sesgo en sus nombramientos. Hay muchísimos jueces conservadores, de prestigio profesional, afines a dicha organización política, pero que no son ultras, que estarían encantados de ser miembros del Tribunal Constitucional. Por qué en lugar de proveer entre ese tipo de profesionales a las más altas instancias del país, el PP se las apaña para designar personajes de extrema derecha. Esto es algo que no podemos despejar.
¿Quién impulsa estos nombramientos y cómo se componen? ¿Habrá alguna secta religiosa urdiendo las “telas grises” para que se lleven a cabo de manera concorde estas designaciones de los más extremistas, una y otra vez, a los puestos que exigirían, como decían nuestros clásicos, personas más desapasionadas? Porque lo cierto es que este criterio, una y otra vez, se cumple, nunca falla.
Y si esto suscita tremenda perplejidad, mayor es todavía la que produce el que una y otra vez el PSOE consienta con tal anomalía.