Deportistas con clase (conciencia de…)
«Como deportistas profesionales, entrenadores y responsables, no podemos resignarnos a que la extrema derecha llegue al poder en nuestro país». Y dicen más: «Somos ciudadanos y no estamos desconectados de lo que pasa … Estamos en una situación inédita y un momento importante en nuestro país».
Sara González, periodista de El País, recoge en Francia la noticia: «Más de 200 deportistas y exdeportistas franceses han llamado a votar en contra del Reagrupamiento Nacional (RN), el partido de extrema derecha de Marine Le Pen, en las próximas elecciones legislativas anticipadas, convocadas por el presidente Emmanuel Macron tras el revés sufrido en las europeas. “La extrema derecha está en oposición profunda con la construcción de una sociedad democrática, tolerante y digna. La historia lo demuestra”», se afirma en un manifiesto publicado por el diario deportivo L’Équipe.
Otras figuras conocidas, como los futbolistas Kylian Mbappé, Ousmane Dembélé y Marcus Thuram han levantado ya la voz contra el avance de la ultraderecha y piden ir a votar. Y opinan:
«Somos conscientes de las crecientes dificultades de muchas personas para llegar a fin de mes, el enfado ante la desigualdad, la falta de compromiso y el miedo al futuro», se afirma en el manifiesto, firmado por más de 220 deportistas de distintas disciplinas, una cifra que va en aumento porque se van adhiriendo nuevas figuras al escrito. «Pero como deportistas profesionales, entrenadores y responsables, no podemos resignarnos a que la extrema derecha llegue al poder en nuestro país». Y dicen más: «Somos ciudadanos y no estamos desconectados de lo que pasa … Estamos en una situación inédita y un momento importante en nuestro país». El fichaje estrella del conjunto madridista, hizo un llamamiento al pueblo francés para acudir a las urnas.
El futbolista del Inter de Milán Marcus Thuram fue más allá: «No basta con decir que la gente vaya a votar. Hay que explicar por qué se ha llegado a esto, y por qué es muy grave». La atleta gallega Ana Peleteiro ha dicho: «Hay una corriente fascista que está cogiendo mucho poder. Los deportistas tenemos altavoz y debemos hablar para que la gente sea consciente de lo que hay».
Mbappé ha explicitado y reafirmado su rechazo a los extremos, en referencia al partido de Le Pen. «Creo que hay gente que no es consciente de lo que pasa. Intento dar la voz a esas personas de mi generación, de estas características (…). Mis valores son el respeto y la tolerancia». Tras el resultado electoral de la primera vuelta, el jugador ha dicho, en referencia a la extrema derecha: «Creo que más que nunca hay que ir a votar. No podemos dejar nuestro país en las manos de estas personas. Es urgente. Vimos los resultados, fueron catastróficos. Esperamos realmente que cambie y que todo el mundo se movilice para votar y que vote en el buen lado».
Con más claridad aún, Éric Cantona, antiguo delantero de la selección de futbol de Francia, ha dicho: «Como decía mi abuelo Pedro, republicano español que combatió el fascismo: NO PASARÁN. Prefiero morir de pie que vivir arrodillado. No he olvidado nada de mi historia»
El posicionamiento sociopolítico de este importante número de deportistas franceses provocó inmediatamente la reacción del vicepresidente del partido de Le Pen, que contesta al capitán de la selección de fútbol: «Me gusta Mbappé como jugador, pero no espero que me dé lecciones de política».
Y en EITB Media recogen una a modo de respuesta de Mbappé: «No hay que esconderse. Dicen que no hay que mezclar política y deporte. El país está en una situación importante y estoy en contra de la división…Quiero estar orgulloso de defender a un país que representa mis valores. Esto es más importante que el partido de mañana».
Y conviene reflexionar sobre las declaraciones de Mbappé porque se relacionan con una cuestión interesante: si la política es un asunto reservado en exclusiva para que la usen los políticos “profesionales” y si el prestigio social de personalidades relevantes de nuestra sociedad no puede ser aplicado a la defensa de unos valores que den sentido a una forma de entender la política.
Podemos recordar el caso Vinicius y la relación malsana entre una forma de entender el fútbol como deporte-espectáculo de gladiadores y circenses o como caldo de cultivo y ebullición agresiva de la xenofobia y el racismo. Y frente a eso, como señala El País: «La Francia de Mbappé retoma la bandera de la multirracialidad»
Desgraciadamente tenemos otras opiniones que utilizan una pretendida “equidistancia” para silenciar el reclamo democrático, como cuando el vicepresidente de Agrupación Nacional, Sebastián Chenu, ha declarado que «cuando se tiene el honor de vestir la camiseta del equipo de Francia, hay que tener un poco de contención». Chenu ha afirmado en una entrevista en France Inter que “muchos” de los simpatizantes de su partido siguen a la selección y “les gusta Mbappé”. «No esperan de él lecciones políticas. Tiene derecho a tener opinión, pero no creo que las personas que considero desconectadas vengan a dar lecciones a los franceses».
Y más lamentable aún que nos puedan calificar como “desconectados” y que transformen la práctica del intercambio de opinión como un intento de adoctrinamiento rechazable, es cuando Unai Simón, portero de la selección de España, declara que los futbolistas «de lo único que deberían hablar es de temas deportivos». O el defensa de esta selección, Dani Carvajal, que señala: «como jugador me mantengo al margen de mi ideología política». ¡Pobre Vinicius!
Francia vuelve a servirnos de estimulante: Nos sigue aportando lecciones políticas. Ha sabido echarle un freno a la extrema derecha de Le Pen con una intensa movilización ciudadana. Y ha reaccionado y demostrado, con esa envidiable capacidad y voluntad de movilización (en las urnas y en la calle), que existe una alta y muy consciente participación ciudadana y un muy notorio compromiso sociopolítico asumido por un amplio abanico de personajes de la vida pública francesa, que han sabido utilizar su “prestigio sociomediático” al servicio de la Democracia poniendo un dique al oleaje de la gran marejada del fascismo de hoy y de siempre. El desafío, ahora, para las fuerzas democráticas, es impulsar, en las instituciones y con la continua movilización popular, un cambio profundo de políticas al servicio de las grandes mayorías. Contra las maniobras que ya se anuncian para recomponer el bloque de poder favorable a los intereses del gran capital y del imperialismo, con una componenda entre el grupo macroniano y los sectores proclives que anidan en el “Nuevo Frente Popular”.
Podemos y debemos aprender de la “fraternité” francesa, que tan consoladores resultados ha obtenido en las urnas, la lección que nunca terminamos de aprender en España a pesar de la rotundidad de nuestro grito: No pasarán.