DESPERTARES
Breve historia de la Agrupación “Carmela García” del PCE en Vélez-Málaga.
“Debes amar el tiempo de los intentos, debes amar la hora que nunca brilla y si no, no pretendas tocar lo cierto.” Silvio Rodríguez.
Este 2025 se cumplen 10 años de uno de esos intentos maravillosos. Desde luego no entrará en los libros de Historia. Pertenece a la intrahistoria del Partido Comunista de España en un municipio de la Axarquía malagueña.
La situación de la Agrupación local del PCE previa al 2015 era similar a la de otras decenas, que sufrieron la entrada en el armario para centrar los esfuerzos de la militancia en el instrumento electoral, entonces Izquierda Unida. En el caso de Vélez las luchas intestinas en IU se trasladaron al PCE, donde habían recalado nuevos “militantes” procedentes de una afiliación masiva -producto de la participación de la coalición en el gobierno local-. Esta hostilidad derivó en una congelación de la actividad del PCE. Decimos congelación y no desaparición porque el compromiso de los verdaderos militantes y el de su Secretaria Política en aquellos años, Carmela García [1]Carmela la comunista. Nieta de la Desbandá. Nacida en 1948, justo el año en que su padre, Juan el Panadero, se afilió al PCE y un año antes de que Rafael Alberti escribiera las coplas de … Seguir leyendo, siguió custodiando el hilo rojo que en 2015 tejería la Agrupación más activa y combativa de la provincia de Málaga hasta su disolución por parte de la Dirección Andaluza del PCE, tres años después.
En el verano de 2015, tras las Elecciones Municipales, se produce la llegada de nuevos militantes -algunos de otros puntos del Estado- que junto con compañeros de IU y veteranos militantes del PCE empiezan a plantearse una apasionante tarea: reactivar la Agrupación para que los comunistas de nuestro municipio tuvieran voz propia. Uno de los elementos coyunturales que sirvió de cohesionador de este grupo fue la confluencia “Ahora en Común”. Los compañeros asistieron a todas las reuniones; promovieron y participaron en el Nodo Local. Todo ello con espíritu constructivo y de trabajo. Había diferentes perspectivas, compañeros más o menos confluyentes y el proceso no estuvo exento de contradicciones y tensiones. La conclusión final sin embargo fue unánime: no a la confluencia artificial, no a dejar de lado nuestra mochila, nuestros símbolos y nuestra ideología. “Ahora en Común” fue el sueño de una noche de verano, pero fue el pegamento que unió al grupo humano que formaría la Agrupación Carmela García. Hay que decir que Carmela fue la única que votó en contra de que la Agrupación llevara su nombre. Pero era de justicia y muy saludable poner en valor lo cotidiano. Bien Dolores Ibárruri. Genial José Díaz. Pero, coño, tenemos camaradas vivos a nuestro lado, en nuestros pueblos, en nuestros barrios, que nos sirven de ejemplo, que arropan, que hacen Partido. El otro pegamento era una determinada manera de entender la política. Las ideas principales estaban claras: sí al marxismo-leninismo, no a ser muleta de la vieja y nueva socialdemocracia, no al burocratismo, no al nepotismo-enchufismo, no a hacer de la política una forma indefinida de sustento económico. Quien no es capaz de ganarse la vida fuera del Partido no es capaz de ganar a las masas para el Partido.
Sin caer en ningún tipo de victimismo, tenemos que señalar que nunca una Agrupación en tan corta vida sufrió tantos ataques a tantos niveles. Señaladas las ideas fuerza que movían a este grupo, en una comarca donde IU gobernaba con el PP y el PSOE en la Mancomunidad; en un municipio donde el enchufe es prácticamente la única manera de acceder al empleo público (y en muchos casos al privado); en una provincia que era la cuna del garzonismo, era de esperar que dichas ideas no iban a ser bien recibidas. La reacción contra la renacida Agrupación iba a ser de todos los colores desde el minuto uno. Las posiciones que defendíamos iban ganando terreno en la Asamblea Local de IU, llegando a conseguir un hito democrático interno como el hecho de la elección de la Secretaria del Grupo Municipal en votación secreta por todos los afiliados, en lugar de ser una promesa personal que luego se ejecutaba a dedo.

Durante tres años, en los que el Partido pasó de 15 a más de 40 militantes, la actividad de la Agrupación fue frenética. Decenas de comités políticos, asambleas, debates de documentos congresuales, manifestaciones, caseta en las Ferias, charlas públicas, actos de memoria, entregas de carnets, reparto de propaganda, actividad en redes sociales. Nuestra influencia y simpatías a nivel comarcal, provincial y autonómico iba en aumento. Canta Silvio Rodríguez que cuando lo quieto se siente movido, todo cambia de sentido. A toda acción se sucede una reacción y a toda revolución su contrarrevolución. Insultos más o menos originales (aun nos reímos al recordar como un “opositor” llamó maricón en una asamblea a un camarada homosexual. Cuando pedimos su reprobación dijo que le había llamado menchevique. ¡Se podía haber inventado algo que rimara! Pero daba igual, no sufrió consecuencia alguna, contra nosotros todo valía. Hasta que un responsable comarcal retara a salir de la sede a pegarse a otro camarada, que había hecho una intervención contra las prácticas enchufistas.
Menos de dos meses después de echar a andar la Agrupación, ya se intentó bloquear un acto con el SG del PCPV, Javier Parra. Como nos espetara un viejo dirigente malagueño: “el porrismo es la enfermedad infantil del cayolarismo. IU está muerta y debe ser enterrada”. Menos de un año después ya se envió, por parte de una vieja vaca sagrada local (conocida como “tres por ciento” en su tiempo de concejal) un dossier lleno de falsedades y calumnias que esperó en un cajón de Sevilla su momento, mayo de 2018, para ser ejecutado por la Dirección andaluza del PCE, disolviendo antiestatutariamente el Comité Político de Vélez. Sin informar de los cargos, sin posibilidad de defensa. Para crear una Gestora que nunca gestionó nada. El Partido desapareció, esta vez de verdad, en el tercer municipio más poblado de Málaga. (De hecho, arrancaron los retratos de Marx, Engels, Lenin… y taparon el azulejo de Carmela García). Lo mismo ocurrió con la representación municipal de IU. El odio que profesaban al que fuera cabeza de lista en 2015, (un comunista honesto, trabajador al máximo, moderado en su discurso, pero firme ante las irregularidades, el concejal más valorado por la ciudadanía) les llevó a defenestrarle una vez liquidada la Carmela García. En su lugar pusieron a una oportunista con alergia al trabajo que no gozaba de la más mínima simpatía entre los vecinos. ¿Resultado? En 2019 IU pasó de 2 concejales a 0. En 2023 ídem de lienzo. De un centenar largo de afiliados a 20 cotizantes (afiliados activos se pueden contar con los dedos de una mano y sobran.) La sede, que compraron a finales de los años 70 abnegados militantes, semiabandonada. Y lo que te rondaré morena.
¡Cómo no hacer también autocrítica! Éramos una Agrupación joven, inexperta. Pecamos en ocasiones de ingenuidad. Nos pudo por momentos la vehemencia y la ansiedad. Tuvimos nuestra Judas. Peleamos en muchos frentes y contra intereses creados muy fuertes y muy enraizados. Lo hicimos lo mejor que pudimos y supimos. Parafraseando el final de la película protagonizada por Robin Williams y Robert de Niro, habrá otros despertares, pero difícilmente tan intensos como el de aquel tórrido verano de 2015.
Hoy muchos camaradas en todo el Estado están fuera del Partido, en su casa o en otros destacamentos. Los más radicalizados o los que se consideran más agraviados, claman por su disolución. Pero eso no va a suceder. Un trabajador no desecha una herramienta por más vieja o defectuosa que esté. La reparará una y otra vez para que siga siendo útil. Y la clase trabajadora y los sectores populares de este país forjaron con su esfuerzo, su dinero, su trabajo y su sangre el Partido Comunista de España. El Partido que, en los momentos decisivos de nuestra historia mejor supo organizarles, el que con más acierto y firmeza interpretó y defendió sus intereses. A poco que observemos, vemos como decenas de organizaciones autoproclamadas como la vanguardia proletaria nacen, se reproducen, se subdividen y mueren en cortos espacios de tiempo. Lo mismo sucede con los novísimos que promovieron esa “nueva política” sin izquierda ni derecha, con indignados y con castas. Y es que fuera de las organizaciones históricas de la clase, no es posible crear nada que resista el paso del tiempo. El camino de la reconstrucción del PCE ya ha empezado. Será largo y contradictorio, con avances y retrocesos, pero, sin duda, será llevado a buen término. Y cuando alguien mire a la prehistoria de ese proceso estará, entre otros muchos, Carmela, la hija de Juan el Panadero, sonriendo y diciendo: “no seas cipote y ponte a trabajar, pisha”.
Notas
⇧1 | Carmela la comunista. Nieta de la Desbandá. Nacida en 1948, justo el año en que su padre, Juan el Panadero, se afilió al PCE y un año antes de que Rafael Alberti escribiera las coplas de otro Juan Panadero, símbolo del pueblo combatiente. Su madre, Isabel, acompañó a su marido en su militancia y riesgos. Riesgos que, en 1962, en la caída del Partido, le llevaron a ser detenido, torturado (sin que consiguieran sacarle información de ningún Enlace) y represaliado como lo fuera su madre, Carmen, abuela de Carmela, en 1937. Rapada, paseada y humillada. 11 años después todo ello le pasó factura a Juan el Panadero, falleciendo de un infarto a la edad de 47 años. Ese mismo año, 1973, Carmela García ingresa en el PCE. Organiza las CCOO, llegando a los 2000 afiliados y es elegida Secretaria del sindicato en 1975, en una Asamblea celebrada en la Parroquia veleña de San Juan. Así mismo fue una de las organizadoras de las primeras marchas en recuerdo de La Desbandá y concejala de Asuntos Sociales durante 3 años. |
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