El fascismo envalentonado ante la nula respuesta de la izquierda institucionalizada

El fascismo provoca altercados y llena las calles de nuestro país, porque la izquierda se ha institucionalizado y las ha abandonado para llenar los despachos ministeriales de un gobierno que ha priorizado las grandes cifras macro económicas sobre la salud, dejando la oposición en manos de Vox.

La entrada en el gobierno de Unidas Podemos, ha supuesto que la izquierda organizada de este país, deje libre la oposición política a las medidas neoliberales impuestas desde Bruselas y que por tanto, sea la ultra derecha de Vox la que capitalice el descontento con la situación económica, ya de por sí grave antes de la pandemia, que está llenando de colas del hambre, despidos, cierre de negocios de pequeños empresarios y autónomos, toda la geografía del Estado.

Algunos llevamos muchísimo tiempo denunciando esta situación, tanto es así, que lo hicimos desde antes de la configuración del gobierno de coalición del PSOE y Unidas Podemos, hasta tal punto que sufrimos una suspensión de militancia luego anulada en sede judicial por transgresión de derechos fundamentales.

Tal represalia fue debida por participar en la creación de una plataforma interna de opinión estatutaria en el marco de una Conferencia Política del PCE, con la que pretendíamos denunciar la deriva oportunista que la actual dirección del mismo había adoptado y que permitió la entrada de la organización en este gobierno de coalición, pese a ir en contra de lo aprobado por el XX Congreso del PCE.

En los documentos del mismo venía literalmente: «Desde el PCE defendemos que ganar fuerza institucional al precio de perder fuerza social sólo puede llevar a la derrota en ambos frentes. Un gobierno de izquierdas sin el apoyo activo -y no sólo electoral- de una sociedad organizada se vería, como ya ha sucedido en varias ocasiones, obligado a gestionar la crisis capitalista, obedecer las imposiciones de la burguesía internacional y ser devorado por sus propias contradicciones.»

Desgraciadamente, pese a hacer una lectura correcta en los documentos políticos, el ansia oportunista de la dirección del Partido hizo caso omiso de sus propios documentos y entró a formar parte y pedir a las bases de su organización, que defendiera la gestión de un gobierno Neoliberal a las órdenes de Bruselas, de la OTAN (aumentando el gasto militar y la participación activa de nuestro ejército) a las órdenes de EE.UU. y monárquico, que intenta lavar la cara de la monarquía heredada del franquismo.

Toda esta situación, ha llevado al absoluto abandono de la crítica y oposición al capitalismo, porque han priorizado la política institucional (desde la que no están cambiando las condiciones objetivas de la Clase Obrera) a la política real en las calles, dejando el espacio libre para quien sí que quiere utilizarlo, y de una manera torticera, encabezar el cansancio, la rabia y la indignación de los necesitados, para lograr insertar su ideario clasista, xenófobo y fascista.

La historia nos enseña que las grandes crisis son el caldo de cultivo del fascismo y eso mismo habíamos teorizado en nuestros documentos, avisando que las salidas a la crisis podían ser de dos maneras, social y de Clase (en la que el Estado ayuda a los sectores más desfavorecidos a través del blindaje de los derechos fundamentales de la Clase Obrera) o fascista, en la que el poder del capital se blinda a través de la confrontación, la violencia y el caos generado por las organizaciones que para ello alimenta, tras las grandes crisis económicas con el miedo al extranjero y el odio a quienes queremos el bien común.

Sucedió así tras el Crak del 29 cuando los movimientos fascistas de Italia o Nazi en Alemania, llegaron al poder tras hacerse dueños de las calles y del descontento social que la miseria económica tras la caída bursátil y las consecuencias de la primera guerra mundial, habían generado en la sociedad de esos países.

Y es que se da la paradoja de que los fascistas también tienen en cuenta las condiciones objetivas y subjetivas para sus metas. Cuando hablamos de Lucha de Clases, siempre pensamos en que esta está vigente (o debería estarlo) para todo aquel que se denomine marxista, como guía de su acción política y así, ser consciente de que las relaciones sociales se rigen por las relaciones materiales, pero en nuestro país, desgraciadamente, sólo Vox tiene claro que en una crisis como la actual, se dan las condiciones objetivas y subjetivas para alcanzar sus metas.

El descontento social, el paro, el hambre y la pandemia, están siendo aprovechadas de una manera casi de manual por la extrema derecha para movilizar a una gran parte de las masas sin conciencia de clase, mientras que desde Unidas Podemos, se pide que se apoye a un gobierno que ha priorizado la macro economía sobre la salud.

Cuando la masa popular sin conciencia está en las calles, es el momento más peligroso de todos. Está porque no tiene recursos, porque no tiene trabajo, porque no tiene futuro, no necesita hacer análisis de coyuntura política, no necesita hablar de la “correlación de fuerzas”, sólo necesita un blanco al que dirigir su ira, y eso lo sabe muy bien el fascismo, y se suponía que la izquierda española también, pero ha priorizado los ministerios a la concienciación de la Clase Obrera y la lucha anti fascista.

Este gobierno, pese a que diga lo contrario, está dejando atrás a millones de personas, porque no ha realizado ni una sola medida que garantice el trabajo y las ayudas sociales a quienes más lo necesitan, por el contrario, ha ayudado a las grandes empresas con los ERTEs. Se sigue desahuciando, las colas del hambre aumentan, la Clase Obrera vive en unas condiciones penosas, va al trabajo en transporte público hacinado, no tiene sanidad de calidad y vive en condiciones precarias, así que el caldo de cultivo está generado y el fascismo lo está aprovechando.

Sólo con la salida del gobierno de Unidas Podemos, la organización de la Clase Obrera y la concienciación de la sociedad, podremos hacer frente al fascismo, que día a día, se está haciendo dueño de las calles de nuestras ciudades, de los bares de nuestros pueblos, de las aulas de nuestras universidades, al mismo tiempo que nos permitirá defender con eficiencia los intereses de nuestro pueblo. Y si las direcciones de estos partidos no están a la altura, tendrán que ser las bases de los mismos las que rompan con la indolencia, con la inactividad política, con el oportunismo, con la socialdemocracia y con el reformismo que han llevado a que Vox sea una salida para muchos integrantes de la Clase Obrera, aunque no sea más que un perro de presa de sus enemigos.

No lo permitamos ¡No Pasarán!

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