Friedrich Engels: la inexorable vigencia de su pensamiento en la actualidad

Es nuestro deber recuperar al Partido Comunista, trabajar por la unidad de todos los comunistas, siendo consecuentes con las enseñanzas de Engels y Marx: fusionando el socialismo científico con el movimiento obrero.

Este 28 de noviembre se cumplirá el bicentenario del nacimiento de uno de los mayores revolucionarios que hayan existido en toda la historia: F. Engels (1820-1895); y que en palabras del dirigente obrero alemán August Bebel, dijera de él que se trataba de «el dirigente internacional del proletariado con conciencia de clase»1.

Este prócer revolucionario desarrolló, junto a K. Marx (1817-1883), el socialismo científico (también conocido como “marxismo”) que permitió descubrir las leyes universales de la evolución de las sociedades, de la naturaleza y del pensamiento humano. También señaló el objetivo fundamental e histórico de la clase obrera: la conquista revolucionaria del poder político y el derrocamiento del sistema capitalista, sustituyéndolo por el socialismo, para avanzar hacia un mundo sin explotación del “hombre por el hombre”.

Además, indicó que el partido de la clase obrera, el Partido Comunista, es la herramienta organizativa fundamental para que la clase trabajadora consiga sus objetivos estratégicos y tácticos anteriormente señalados.

Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que lo planteado por estos dos gigantes del movimiento obrero internacional sigue más vigente que nunca: vivimos en un mundo donde el capitalismo es cada vez más agresivo contra la clase obrera y las capas populares, contra las mujeres trabajadoras, contra los países del mundo (guerras imperialistas) y también contra nuestro propio planeta.

Cada vez los ricos son más ricos y los pobres más pobres, se acrecientan las desigualdades entre países y personas, etc. Todo esto no deja de ser manifestaciones de la lucha dialéctica e histórica inmanente que existe entre las clases dominantes y las clases explotadas, y que por ende determina el desarrollo y las transformaciones sociales; nos referimos a la denominada “lucha de clases”, el motor de la historia como bien nos enseñaron K. Marx y F. Engels.

Por eso mismo, cuando afirmamos que debemos recuperar el marxismo como teoría y praxis revolucionaria de la clase trabajadora, que es la que mueve el mundo, no es solo un decir sino una necesidad imperiosa en la construcción de una nueva sociedad radicalmente libre, igualitaria y solidaria; verdaderamente humana, consecuentemente comunista.

¿Pero cómo lo hacemos? Engels y Marx ya nos dieron la clave hace más de siglo y medio: solo la clase obrera pertrechada con su teoría revolucionaria -el Socialismo Científico- y organizada política e ideológicamente como clase social independiente -el Partido Comunista- puede erigirse como vanguardia de la mayoría social trabajadora y de todo el pueblo para la conquista de la emancipación de toda la humanidad. No es casual que la clase obrera sea el motor decisivo en el combate contra el capitalismo imperialista: esto se debe a su papel principal como impulsor que mueve y transforma el mundo con su trabajo (manual e intelectual), y en consecuencia, al ser también el sujeto más explotado y oprimido de todos, tiene un interés especial por combatir al sistema que le explota y oprime.

Por tanto, la clase obrera es la clase social más consecuentemente revolucionaria y capaz de aglutinar entorno así misma al resto de clases explotadas y sectores sociales oprimidos en su lucha por la emancipación de toda la humanidad. Cierto es que hay multitud de contradicciones y conflictos en el seno de las masas trabajadoras y populares, diversas formas de opresión que ponen de manifiesto la complejidad de la lucha de clases. Sin embargo, bajo el sistema capitalista imperialista, todas las luchas y movimientos existentes están atravesados por la guerra subyacente entre las fuerzas del trabajo y las fuerzas del capital. Y esto se debe a que el principal conflicto, contradicción inherente fundamental, es el conflicto entre el Capital y el Trabajo, entre los trabajadores y los capitalistas, que se manifiesta en el ámbito económico-laboral, en el político y en el ideológico-cultural; en todas las facetas de la vida en general.

De este modo, la clase obrera solo ganará la guerra por su liberación mientras esté organizada como clase social independiente porque si no es así correrá el riesgo de ir a la zaga de otras clases sociales populares, cuando no directamente detrás de sus enemigos de clase y las fuerzas políticas que representan sus intereses, poniendo en riesgo su tarea histórica y estratégica emancipadora.

En relación a este punto, Engels advirtió sobre la perdida de la independencia como clase de los partidos obreros revolucionarios especialmente cuando «{…} la entrada de los pequeñoburgueses y de los campesinos es ciertamente un signo de impetuoso progreso del movimiento, pero también significará un peligro tan pronto como se olvide que esa gente, que tiene que venir, solo viene porque no puede menos que hacerlo. Su entrada es prueba de que el proletariado ha llegado a ser en verdad la clase dirigente. Pero ya que viene con ideas y deseos pequeñoburgueses y campesinos, no hay que olvidar que el proletariado perderá su histórico papel dirigente si hace concesiones a esas ideas y deseos»2.

Existen multitud de ejemplos históricos de como la burguesía y la pequeña burguesía han conseguido corromper a los trabajadores y a sus dirigentes políticos y sindicales, así como también promocionar oportunistas y arribistas dentro de las filas de la clase obrera y el pueblo para socavar al movimiento obrero revolucionario desde dentro, domesticándolo mediante el soborno, dádivas y privilegios diversos a estos oportunistas que buscan un lugar en el seno del sistema de dominación vigente.

A finales del siglo XIX, el propio Engels dijo en relación a la II Internacional que «{…} los enemigos son los mismos, solo que la enseña anarquista ha sido cambiada por la posibilista: cesión de principios a la burguesía a cambio de concesiones menudas y, sobre todo, a cambio de puestos bien pagados para los dirigentes»3.No creo que sea necesario ser más explícito con esta cuestión porque todos conocemos múltiples ejemplos históricos de ello.

Por esta misma razón, el camarada Engels comentó en relación a las luchas internas en el seno de los partidos obreros revolucionarios contra los reformistas que: «{…} la unidad es algo muy bueno mientras sea posible, pero hay cosas más elevadas que la unidad»4. Con esto el camarada Engels se refiere a que la unidad necesaria de la clase trabajadora y el pueblo tiene que entenderse en su relación dialéctica con la lucha: por un lado, debemos organizar a las masas trabajadoras y forjar un Poder Popular alternativo; y por otro, tenemos que combatir con firmeza y determinación al oportunismo que busca corromper y doblegar a las masas trabajadoras con sus ideas perniciosas. En definitiva, es fundamental para la victoria que la clase obrera y las capas populares que estén organizadas de la forma más unitaria posible en su combate contra la oligarquía y la burguesía, pero siempre teniendo presente que dicha forma unitaria no es un fin en sí mismo sino un medio condicionado a los objetivos estratégicos y tácticos de la lucha de clases.

Por último, cabría preguntarse ¿existe a día de hoy en el estado español dicha vanguardia de la clase obrera que organice a las masas trabajadoras y populares en base a los principios que establecieron Marx y Engels (y otros marxistas posteriores como Lenin) para la emancipación de toda la humanidad? No, no existe a día de hoy dicha vanguardia obrera organizada en nuestro país, si bien las condiciones objetivas de desarrollo de las fuerzas productivas y de las relaciones de producción capitalistas están ampliamente desarrolladas en España.

Por eso mismo, es nuestro deber recuperar al Partido Comunista, trabajar por la unidad de todos los comunistas, siendo consecuentes con las enseñanzas de los camaradas Engels y Marx: fusionando el socialismo científico con el movimiento obrero. En palabras de Engels «{…} entrar en todo movimiento obrero real, aceptar sus puntos de partida prácticos, señalando cómo todo error cometido, todo revés sufrido, es consecuencia necesaria de las concepciones teóricas erróneas del programa original; debieran, en las palabras del Manifiesto del Partido Comunista, representar el movimiento del futuro en el movimiento del presente»5. Porque si no lo hacemos, las masas trabajadoras y clases populares continuarán estando a merced de los políticos burgueses, de los reaccionarios neofascistas y de los reformistas-populistas, y seguirán sufriéndolas políticas radicalmente opuestas a sus intereses como clase. En definitiva, no se pondrá fin a la explotación y opresión inherentes al sistema capitalista mientras no exista una alternativa verdaderamente revolucionaria y organizada que supere la realidad en la que vivimos y que nos permita construir todos juntos una sociedad sin explotación y opresiones de ningún tipo, sin clases sociales, sin estados ni sus guerras; nos referimos a una sociedad verdaderamente comunista.

Prometeo


1 Correspondencia con August Bebel y Karl Kautsky. Viena, 1954, pág. 184

2  Carta de Engels a August Bebel, 24/11/1879

3 Carta de Engels a Friedrich Adolph Sorgue, 8/06/1889

4  Carta de Engels a August Bebel, 28/10/1882

5  Carta de Engels a Florence Kelley-Wischnewetzky, 28/12/1886

Comparte este artículo

One thought on “Friedrich Engels: la inexorable vigencia de su pensamiento en la actualidad

Los comentarios están cerrados.