Ley de Memoria Democrática y los programas electorales de PP y Vox

“El olvido es el principio de la muerte”. 

Esta frase la escuché hace solo unos días en boca de Rubén Blades, durante el concierto que dio en el festival Las Noches del Botánico de Madrid. Sus canciones reivindican el reconocimiento a las víctimas de un sistema y la denuncia de la violencia. Lo hace admirablemente con humor, algo que es una práctica generalizada en la expresión artística, incluso cotidiana, latinoamericana, lo que permite sobrellevar de alguna manera la injusticia y la barbarie. 

En estas semanas con unas elecciones a la vuelta de la esquina, para las que se está desarrollando una campaña electoral basada en la provocación, la mentira y el insulto por parte de las derechas es cuando se hace tan necesario el uso de un debate crítico y sincero que demuestre el interés real hacia la población. La campaña, sin embargo, lejos de demostrar este interés, incluye programas electorales, en concreto el de Vox, con medidas que atentan contra los valores democráticos; y por eso no pude dejar de relacionar la frase de Rubén Blades (ignoro si él la tomó de alguien anteriormente) con la previsible pronta eliminación de la recién nacida Ley de Memoria Democrática. 

Eso es precisamente de lo que se nos informa en los programas electorales de PP y de Vox, la derogación en el caso del primero y el efecto inmediato de la misma en el caso del segundo, de la Ley de Memoria Democrática; creo que esa derogación tiene un sentido totalmente eliminatorio porque, ¿de verdad consideran estos partidos que no hay nada aprovechable en una ley que fue aprobada en el Parlamento español? Tratemos de analizar los puntos de los programas electorales que recogen entre sus medidas la derogación de dicha ley.

En el programa del PP, en el punto 222, se expresa: «Impulsaremos, derogando la mal llamada Ley de Memoria Democrática, una nueva norma consensuada que refuerce los principios democráticos y la reconciliación nacional que fundamentaron el pacto constitucional durante la Transición, así como la convivencia democrática de una sociedad, la española, que aspira a la justicia y al reconocimiento de la verdad.»

En primer lugar, el programa político del PP no explica el motivo por el cual la considera mal llamada y eso genera ambigüedad. Desde mi punto de vista es un gran acierto y un paso adelante con respecto a la popularmente denominada Ley Histórica de 26 de diciembre de 2007.  La actual hace hincapié en la Memoria Democrática.

Por otro lado, en la Ley 20/2022, de 19 de octubre, de Memoria Democrática, se resuelve precisamente el reforzar los principios democráticos y la convivencia de una sociedad que aspira a la justicia y al reconocimiento de la verdad; todo ello, claramente consensuado pues, como constantemente se menciona, se toman los referentes máximos de la Constitución y las declaraciones y convenciones internacionales en relación a los derechos humanos. En este sentido, resulta incoherente la redacción de la medida en el programa electoral del PP, siendo incompatibles derogación de la ley con impulsar una nueva norma consensuada que refuerce los principios democráticos ya que la actual está elaborada de manera consensuada para reforzar esos principios.  Desde mi punto de vista, se trata, por lo tanto, de un lenguaje manipulativo para hacer creer que la recién aprobada Ley de Memoria Democrática no busca esa justicia y ese reconocimiento a la verdad y ese refuerzo de valores democráticos. Invito a los electores a revisarla.

En el programa electoral de Vox se recoge en diferentes puntos. El 341, que expresa: «La memoria de cada español es única y libre, la Historia es el campo de trabajo de los historiadores y la función de los poderes públicos es trabajar para lograr de nuevo la concordia entre los españoles, superando divisiones y enfrentamientos. El 342 con la «Derogación de toda legislación de “memoria histórica” o “democrática”. Dichas leyes son un despropósito totalitario que atenta contra las libertades básicas, impone un único discurso a todos los españoles, criminalizándoles en función del bando en que lucharon sus abuelos, y amenaza la libertad de cátedra e investigación.»

Vox señala que la memoria de cada español es única y libre; única, pero en la medida siguiente penalizan a las actuales Leyes de Memoria porque interpretan que imponen un único discurso, la cuestión no es, por lo tanto, la de un discurso único, sino la de su discurso. Ese discurso es precisamente con el que tenemos que convivir todas las personas que residen en España porque se nos ha tatuado a sangre y fuego la historia de los vencedores. ¿No sería más libre la memoria de los españoles si también conocieran la historia de los vencidos? Indudablemente sí lo sería, y más crítica, y más respetuosa con la libertad de cátedra e investigación. La ley de Memoria actual, con sus deficiencias, que las tiene, no criminaliza por bandos, como acusa el programa de Vox, pero sí da la posibilidad de conocer la verdad, o todas las verdades si preferimos,  y no solo la que perdura y se ha ido construyendo en función del miedo y el silencio. Si es cierto, como expresa Vox en su programa, que la función de los poderes públicos es trabajar para lograr de nuevo la concordia entre los españoles, superando divisiones y enfrentamientos, ya es hora de que se nos permita conocer, transmitir y reparar la historia de los vencidos.

Continúa el programa electoral de Vox con la cuestión de memoria en el punto 343 con la «Aprobación de una Ley de Concordia que fomente el encuentro y la reconciliación y cuyo fin sea superar las divisiones y hostilidades entre españoles mediante la cooperación y la integración en este proyecto común de España.»

Memorial de exhumación. Fregenal de la Sierra (Badajoz)., 2021. Remedios Renog.

La aprobación de una Ley de Concordia; no caigamos en eufemismos ahora, a lo largo de todo su programa aparece un vocabulario muy claro: penalización, depuración, unidad, soberanía, limitación, supresión, identidad nacional, derogación, régimen común, fortalecimiento de fronteras, muro infranqueable. Este vocabulario es incompatible con las palabras libertades y justicia, libertad de cátedra y de expresión, concordia. Esta incoherencia en el léxico en un mismo discurso deja expuesto un pasado europeo reciente que nadie con valores efectivamente democráticos desearía que se repitiera.

Y finaliza la cuestión de memoria con los siguientes párrafos:

La proposición no de ley «PNL para la derogación de la Ley de Memoria Histórica, ley que supone un ataque directo a la libertad individual, señalando buenos y malos en la historia de España y obligando a todos los españoles a comulgar con esa interpretación (enero 2020). [1]página 159

Se entiende que la PNL se realizó en enero de 2020, se refería por lo tanto a la Ley de 26 de diciembre de 2007. Nuevamente hace referencia el programa a la exposición de un discurso único. Es una ley que tiene dieciséis años y en España no existe un discurso único, al menos no al que se refiere Vox.

Vemos finalmente una propuesta de «Ley de memoria, dignidad y justicia para las víctimas del terrorismo. Esta nueva norma impedirá de forma efectiva los homenajes a los terroristas, como medida de justicia y de pedagogía para que las nuevas generaciones desechen el recurso a la violencia como arma política.»

La propuesta de esta ley en el programa puede resultar excluyente con una de Memoria Democrática porque derogan inmediatamente esta y proponen la implantación de otra que recoge la memoria, dignidad y justicia para las víctimas del terrorismo de manera exclusiva; y no tiene por qué serlo, las víctimas son víctimas, y merecen reconocimiento, dignidad y justicia siempre y en todos los casos. Y para todas las víctimas, como parte de una memoria colectiva, debemos tener el derecho de conocer y la obligación de transmitir, y solo así las nuevas generaciones desecharán la violencia. 

Con respecto a este asunto, señalar además que la utilización del terrorismo que se ha hecho en la campaña electoral es una penosa estrategia llevada a cabo por PP y Vox, basada en falsedades y condenada abiertamente por las mismas víctimas del terrorismo.  

En definitiva, la derogación de la Ley de Memoria Democrática en los programas electorales de PP y Vox solo encierra una devastadora lucha de poder manteniendo ese olvido que nos impide avanzar. 

“El olvido es el principio de la muerte”, la muerte de la dignidad, del derecho a saber, del deber de transmitir, de la identidad, del desarrollo del pensamiento crítico… Y la muerte, al fin y al cabo, la muerte en sentido literal, porque si no hay memoria no hay garantía de no repetición. 

Y ni siquiera nos quedará el humor para sobrellevar la barbarie y la injusticia, pues ahí tenemos otra amenaza ya muy real y materializada en diferentes poblaciones donde el PP y Vox gobiernan en coalición desde las pasadas elecciones autonómicas y municipales. Esa amenaza, ya son hechos, y es la censura.  

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