La desbandá

La recuperación de la República tricolor, mediante un proceso constituyente de ruptura democrática que ponga especial énfasis en los intereses más actuales y necesarios de la clase obrera y de las capas populares, junto con el pleno reconocimiento de derechos y libertades democráticas, constituye el mejor homenaje que podemos ofrecer a nuestros compatriotas víctimas de aquel horrendo genocidio.

El pasado 12 de junio, en el marco del 90 aniversario de la proclamación de la II República, tuvo lugar una marcha memorialista entre Motril y Salobreña, en la costa granadina, para una vez más condenar la masacre de la desbandá de la carretera de Málaga-Almería, ocurrida a partir de la caída de Málaga en febrero de 1937 por las fuerzas militares golpistas, reforzadas por fuerzas expedicionarias italianas de las Corpo Truppe Valontarie de Benito Mussoline, con más de 10.000 efectivos y provistas de aviones, carros de combate y autos blindados.

La carretera Málaga-Almería se convertiría en la carretera de la muerte. Más de 100.000 personas salieron de Málaga, a pie en su mayoría, temerosas de los saqueos, violencia de todo tipo y asesinatos que perpetraban los sublevados en cada pueblo o zona que caía bajo su control, como había ocurrido meses antes en las localidades cercanas de Archidona, Antequera y Ronda. Se calcula en 35.000 los refugiados de estas zonas que entraron en Málaga y que contaban a los locales las atrocidades y crímenes de los franquistas.

El martes, 7 de febrero de 1937, al atardecer, decenas de miles de malagueños de las barriadas populares se concentran en el Paseo del Parque dando comienzo la huída hacia El Palo y el Rincón de la Victoria ante la inminente entrada de los golpistas, que se produce al día siguiente por la mañana, encontrando una ciudad semivacía. Al puerto de Málaga atracan los cañoneros Cánovas del Castillo y Canalejas y poco más tarde, en el mismo día, las tropas italianas desde Antequera y Colmenar entran en Málaga capital. Se inicia, desde entonces, los ataques continuos a la muchedumbre indefensa que marcha a duras penas hacia Almería, por la aviación italo-germana, la flota sediciosa de los buques Canarias, Baleares y Almirante Cervera y las tanquetas italianas.

The Manchester Guardian, diario británico, describió del siguiente modo la masacre: «La evacuación de Málaga comenzó cuando la población supo de las dificultades de los frentes, pero nadie creyó que el éxodo voluntario iba a asumir el carácter de un cataclismo humano desconocido en la historia de Europa. Pronto se convirtió en una sangrienta realidad. El camino se tornó un infierno bombardeado por los barcos fascistas españoles y los aviones alemanes e italianos… Pronto el camino quedó cubierto de muerte

"La carretera de la muerte que abrazó una huida hacia la vida"  Fuente: La Opinión de Málaga, 02.02.20
“La carretera de la muerte que abrazó una huida hacia la vida”. Fuente: La Opinión de Málaga, 02.02.20

Entre 3.000 a 5.000 civiles perdieron la vida a causa de los bombardeos por mar y tierra.

La represión sobre los que optaron por quedar en la ciudad de Málaga fue igualmente terrible. El historiador Hugh Tomas calcula en alrededor de unos 8.000 el número de fusilados. Un genocidio.

A la marcha del pasado 12 de junio concurrieron varios centenares de hombres y mujeres, pese a las dificultades de una pandemia que no acaba de concluir. Las banderas republicanas estuvieron muy presentes en el acontecimiento, así como la reivindicación y la lucha por una próxima España republicana. Sin duda, esta movilización popular por la recuperación de la República tricolor, mediante un proceso constituyente de ruptura democrática que ponga especial énfasis en los intereses más actuales y necesarios de la clase obrera y de las capas populares, junto con pleno reconocimiento de derechos y libertades democráticas, constituye el mejor homenaje que podemos ofrecer a nuestros compatriotas víctimas de aquel horrendo genocidio.

Al término de la marcha, en el puente nuevo del Guadalfeo, tuvo lugar un pequeño acto que recordó aquellos terribles acontecimientos. La presentación estuvo a cargo de Rafael Morales, presidente de la Asociación La Desbandá. Tomó después la palabra la alcaldesa de Salobreña, María Eugenia Rufino, cuya intervención concluía con el escueto parabién ¡salud!, respondido por los presentes, voz en grito, que añadieron: ¡¡ y República!! Finalmente, cerró el acto la diputada provincial de Granada, militante del PSOE quien, percatada por el olvido de su compañera de organización, puso término a su alocución, esta vez sí, con el saludo-deseo ¡Salud y República! muy aplaudido por todos los presentes.

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