La pandemia refuerza la necesidad de la opción revolucionaria
Frente al capitalismo, la vieja y “nueva normalidad” de la que debemos salir para no regresar jamás.
En esta enfermedad, la desigualdad socio-económica empeora las expectativas de salud exigiendo su abordaje como una condición previa. Las soluciones puramente biomédicas (vacunas y tratamientos) no son suficientes para combatir la Covid-19, se necesita un enfoque integral que abarque los determinantes de la salud de carácter social, económico y por tanto político, comprendiendo, el empleo, la vivienda, la alimentación, la educación, el medio ambiente……
Además, no podemos omitir lo que estamos viendo en la carrera desesperada de las multinacionales farmacéuticas generando desconfianza, aunque sean otra cosa los medicamentos y vacunas que se ensayan por instituciones públicas de Cuba, China o Rusia, en cuanto a eventos indeseables así como respecto a su eficacia. Lo que sí está claro es el hecho de que muchas enfermedades infecciosas declinan cuando mejoran las condiciones de nutrición, vivienda, empleo y atención sanitaria entre otras. Como estudió Rudolph Virchow, el padre de la Medicina Social, a finales del siglo XIX: “la enfermedad epidémica es una expresión de desequilibrio social y cultural” 1 o, si actualizamos el análisis a la luz de las múltiples evidencias, producto del sistema capitalista.
Es también el caso de la utilización generalizada e indiscriminada de antibióticos en animales en el 90% de los casos para acelerar las tasas de crecimiento. Por ejemplo, la colistina es un antibiótico que se usa extensamente en los piensos como promotor del crecimiento, y también como profilaxis y agente terapéutico. Se estima que la cantidad de antibióticos en la ganadería, dobla el consumo del utilizado para uso humano. Así han surgido “súper-bacterias” como el MRSA (estafilococo meticilín resistente), una bacteria que come carne y que ya es habitual en los hospitales de todo el mundo, o hay enfermedades provocadas por bacterias comunes, como pueden ser las infecciones del tracto urinario, que son cada vez más resistentes a tratamientos que funcionaban adecuadamente hace apenas una década.2
Lo mismo se puede decir respecto de las zoonosis como la Covid-19 originadas en la destrucción acelerada de los hábitats animales y respecto de otras causas que explican nuestra creciente vulnerabilidad frente a las pandemias como ya venía sucediendo con la crisis climática, el incremento de las desigualdades, la crisis migratoria, la exclusión social……
La deforestación y el cambio climático expanden el hábitat de los mosquitos, por lo que el dengue, el zika, la malaria y otras enfermedades son cada vez más comunes. Están documentadas las epidemias de enfermedades transmitidas por mosquitos con la deforestación, aunque en este caso se deba no tanto a la pérdida del hábitat como a su transformación. Con la tala de los árboles, desaparecen la capa de hojas muertas y las raíces, el agua y los sedimentos fluyen más fácilmente y forman charcos que favorecen la reproducción de los mosquitos portadores del paludismo. Según un estudio llevado a cabo en doce países, las especies de mosquitos vectores de agentes patógenos humanos son dos veces más numerosas en las zonas deforestadas que en los bosques que han permanecido intactos.
Recientemente se han confirmado más de 25 casos de meningoencefalitis provocada por el virus del Nilo Occidental en los municipios sevillanos de Coria del Río y Puebla del Río, situados en las marismas del Guadalquivir 3. El agente infeccioso es un virus WNV, por sus siglas en inglés,4del género Flavivirus, que es también responsable de otras enfermedades como la fiebre amarilla, el dengue y el Zika. El virus del Nilo se descubrió en la década de los 40 del siglo pasado, en la cuenca ugandesa del Nilo Occidental, y es un virus de las aves, que son su reservorio. El mosquito común es el vector principal, pica a las aves y posteriormente a los humanos (y en menor medida a los caballos) completando así la transmisión. Aunque en el 80% de los casos no produce síntomas, en el otro 20% presenta un cuadro clínico que puede llegar a ser una meningoencefalitis grave.
La información es aplastante, revolución ganadera, comercio de animales salvajes, agro-ganadería industrial, políticas alimentarias que generan enfermedad, etc., por lo que no podemos admitir la opción de mantener la causa de las causas, aplicando tan solo determinadas reformas del sistema capitalista, y por tanto renunciar a su transformación revolucionaria.
El capitalismo no puede solucionar los problemas que genera, y entre ellos las relaciones de los seres humanos con la naturaleza. Karl Marx modificando la idea hegeliana de “humanización de la naturaleza”5, señala el divorcio entre la inconsciencia del capital (que solo busca expandirse) y la consciencia humana. Una disociación que explica por qué la sociedad, aunque sabedora de que se acerca al precipicio, parece ser incapaz de cambiar el rumbo.
Con la Covid-19 se ha producido la “ocasión perfecta” para la reconfiguración del capitalismo. En menos de cien días de pandemia ocurrió lo que las fuerzas del mercado hubieran tenido que promover durante meses o años, y con unos costes políticos que hubieran sido incomparablemente mayores: La pirámide de riqueza se ha estirado, en beneficio de una mayor concentración de capital en la alta tecnología, en las empresas extractivas que les dan soporte (litio, coltán) y en la reproducción material en su conjunto (mineras, energéticas).
Para Trump, Bolsonaro o Boris Jonhson lo que está pasando es un mal momento, un tropezón, desde posiciones socialdemócratas (Pedro Sánchez, Pablo Iglesias) hablan del retorno a una “nueva normalidad”, proponiendo derechos sociales pero en un modelo de desarrollo capitalista que se mantiene básicamente incólume. Esa “nueva normalidad” sigue siendo el capitalismo que nos ha traído la pandemia.
Solo podremos salir de este círculo infernal mediante la vía revolucionaria y no por el camino de las reformas, pues como indica Rosa Luxemburgo:6 “quien para transformar la sociedad se decide por el camino de la reforma legal, en lugar y en oposición a la conquista del Poder, no emprende, realmente, un camino más descansado, más seguro, aunque más largo, que conduce al mismo fin, sino que, al propio tiempo, elige distinta meta: es decir, quiere, en lugar de la creación de un nuevo orden social, simples cambios no esenciales, en la sociedad ya existente”.
Arturo Borges Álamo
1Rudolf Virchow (1821-1902): “La medicina es una ciencia social y la política no es otra cosa que la medicina en gran escala”. En su estudio de la epidemia de cólera de 1847 en Silesia identifica como las causas, además de las biológicas y físicas, son ecológicas, sociales y políticas. Virchow R: “Reporte sobre la epidemia de tifus en Alta Silesia”. Social Medicine Vo3. No . 2008.
2El abuso de los antibióticos, en Juan Gérvas : “La resistencia a los antibióticos, un problema de salud pública”, Ateción Primaria;25, 8. 2.000. 1
3https://sevilla.abc.es/provincia/aljarafe/sevi-mosquitos-coria-aumentan-hospitalizados-virus-nilo-hasta-26-mas-202008182016_noticia.html?ref=https:%2F%2Fwww.google.com%2F
4OMS, Virus del Nilo https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/west-nile-virus
5Karl Marx. Manuscritos económicos y filosóficos de 1844.
6Rosa Luxemburgo. Reforma o Revolución.
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