Un Informe alucinante de la Comisión Política del PCE

Presentado con fecha de 19 de junio de 2024 merece el calificativo indicado ya que en el mismo la autocrítica, la crítica al apoyo sin grado ni medida del PCE a Sumar de Yolanda Díaz y adláteres, está completamente ausente. 

La Comisión Política del PCE ha decidido hacer leña del árbol caído, Sumar, y no duda en ponerla a “caer de un burro”, pero sin asumir ninguna responsabilidad y eso que el secretario general del PCE llegó a retrasar el comienzo del fallido XXI Congreso,  restándole un día a los necesarios debates congresuales, para estar presente en la puesta de largo de Yolanda Díaz y de Sumar. 

Si algo hay que destacar de este “informe” de la Comisión Política es, en primer lugar, su empeño, en todo lo contrario, en desinformar. Haciendo, a su vez, toda una demostración de carencia de la más mínima decencia política que produce vergüenza ajena leer de la mano de quienes han loado hasta lo ridículo a Sumar, a Yolanda Díaz y adláteres, frases como: 

«El proceso de tránsito de Unidas Podemos a Sumar se ha caracterizado por la absoluta falta de transparencia y de democracia interna.» Además de: «Lo que en principio iba a ser la conformación de un espacio amplio de encuentro de la izquierda, finalmente ha devenido en un partido político al uso, Movimiento Sumar, sin implantación territorial ni arraigo y con una dirección débil que no ha podido abordar debidamente los retos.»  Y otras que omitimos para no aburrir… 

En resumen, el análisis político del resultado electoral y del invento Sumar, lo hacen con esta proposición, también sorprendente: «Lo más probable es que continuar centrándonos en el proyecto político que la gente no ha apoyado, por los motivos que sean, supondrá ahondar en dar motivos para que gente objetivamente de izquierdas no vote …».

Es que los textos no tienen desperdicio, no están seguros de lo que dicen -“lo más probable”- y además ignoran, con una ignorancia interesada, por qué – “por los motivos que sean”- del fracaso de Sumar. Por supuesto en ese “análisis” no están quienes desde el partido -Enrique Santiago y su grupo- se embarcaron en el dichoso invento sin asumir ni la más mínima cuota de responsabilidad, es decir, pasemos a otro invento que a lo mejor este nos sale bien. 

En su momento, ya la Comisión Política y el Secretariado del PCE, tras el fracaso de Unidas Podemos, no abrieron una vía autocrítica en su relación con millones de votantes, a los que debía rendir cuentas sobre el fiasco de sus promesas electorales, y se lanzó a recomponer la propuesta del reformismo más chato con Sumar que en nada coincide con la aprobada por el XX Congreso del PCE. Ahora pretenden hacer tres cuartos de lo mismo. 

En Canarias, cabe añadir la gravedad del acuerdo de Sumar con Nueva Canarias, fuerza política siempre integrada en el esquema oligárquico que lleva consigo el bagaje de su política oportunista, promueve políticas social-liberales contrarias al desarrollo sostenible y a favor de la especulación, la corrupción y la destrucción medioambiental,  como el proyecto del tren del sur de Gran Canaria tras el que se esconden intereses privados de grupos de la construcción y especuladores varios. Nueva Canarias tiene un papel determinante en el conflicto entre capital-territorio generado por el proyecto de Chira Soria y una destacada participación en el llamado “Gobierno del Pacto de las flores” que no tuvo el más mínimo giro progresista a favor de la clase trabajadora y sectores populares. Nada de potenciación y diversificación de la economía canaria, por el contrario, se ha garantizado la permanencia y vertebración del actual Régimen Económico y Fiscal de las Islas Canarias, del REA y de los privilegios clasistas de la burguesía canaria en la Reserva de Inversiones de Canarias. 

Enrique Santiago con Alberto Garzón.

No faltó, en el Informe que comentamos, el internacionalismo de pacotilla, sobre el genocidio de Gaza, pero sin nombrar que el gobierno de coalición ha comprado armas a Israel por valor de más de 1.000 millones de euros desde el pasado 7 de octubre (Informe del Centre Delàs).

Desde luego, es absolutamente necesario volver la vista a los antecedentes de todo lo señalado, para la clarificación de posiciones e ideas de cara a otro futuro, de cara a una alternativa ideológica, organizativa y política al despropósito que constituye todo ello. 

En 2014, cuando a convocatoria de manera conjunta por multitud de organizaciones políticas y movimientos sociales, se abrió el camino de las Marchas de la Dignidad, que tuvieron en ese momento un éxito rotundo apuntando a la posibilidad de, sin caer en el electoralismo, consolidar un frente amplio basado en la movilización, en la lucha de clases y la creación de contrapoder. 

En aquellas marchas participaron, en total, unos dos millones de personas, a pesar del silencio cómplice de los medios de manipulación del capital, a pesar del intento de criminalizarlas por parte del corrupto sistema político del “régimen del 78”, fueron un auténtico éxito de la mayoría social, ese 22 de marzo de 2014 todo parecía posible, la esperanza se abría camino. 

Pero dicha posibilidad no encajaba en los proyectos reformistas de aquel momento encaminados al uso exclusivo de la vía electoral, renunciando a la calle, que promovieron las cúpulas de Izquierda Unida y de Podemos. Como auténticos negacionistas de la lucha de clases, frente a la opción de profundizar en la metodología y reivindicaciones de las Marchas se impuso la inercia que marcaban sus aparatos, es decir,  la búsqueda de futuros votos. Así mismo, también primó la de las ejecutivas sindicales favorables al pacto social, en pos de las migajas del sistema que supo maniobrar (como fue con la abdicación del  “emérito” en junio de 2014) para recuperar la iniciativa que en aquellos momentos había perdido. 

Y fue a partir de ahí cuando el “régimen del 78” continuó reforzando sus cimientos, cada vez más autoritarios, con la ley mordaza, la manipulación policial, las mentiras, las reformas laborales, el terrorismo financiero etc., con su culminación mediante la integración de la “izquierda” supuestamente transformadora en el gobierno de coalición con el PSOE, con la evolución y resultados que hemos analizado en múltiples artículos en Hojas de Debate.

Se precisa un análisis autocrítico de lo que ha supuesto la participación del PCE en el Gobierno, y las consecuencias políticas y organizativas que ello ha tenido, además de plantear abiertamente la necesidad de salir del gobierno, sin que suponga propiciar la caída del mismo, pero sí la ruptura con las posiciones belicistas y neoliberales sumisas a las políticas de EEUU, la OTAN y la UE. 

Se trata de encontrar el amplio camino en el que, como comunistas en primer lugar,  desarrollemos la política de alianzas de la clase trabajadora y capas populares aprobada en el XX Congreso del PCE, último proceso congresual legítimo, para ser articulada además con el conjunto de la izquierda que lucha de forma consecuente contra el capitalismo y el imperialismo y trabaja en favor de la paz y el socialismo. En eso estará la alternativa ideológica, organizativa y política a la situación que padecemos que genera profundo descontento en amplios sectores sociales y está siendo aprovechado por la extrema derecha, como siempre ocurre cuando las organizaciones de izquierda no cumplen con su papel. 

Cabe señalar cuatro aspectos esenciales que definen la base sobre la que construir la política de alianzas de la clase trabajadora y las capas populares. En primer lugar, la promoción de una amplia movilización social en favor de la paz y en contra de la guerra imperialista. En segundo término, la firme defensa de los intereses inmediatos y estratégicos de trabajadores y capas populares, con el apoyo institucional a las mismas como complemento. En el tercer caso, la recuperación del sindicalismo de clase para la ruptura de la dinámica de pacto social. Y, por último, la lucha por la República como expresión de la ruptura democrática. ¿Por qué no volver a un agrupamiento social y político como el de las Marchas de la Dignidad que cree poder popular, basado en la movilización, el desarrollo y la organización de la lucha de clases? 

Materias todas ellas de mucha sustancia que merecen ser abordadas en un urgentísimo y muy necesario Congreso Extraordinario del PCE. 

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