La sal de la tierra

Película imperdible por su humanidad, el mensaje de optimismo y esperanza que transmite, la belleza reflejada en sus imágenes y por ser una gran obra cinematográfica atemporal.

Toda huelga, prolongada en el tiempo, conlleva consigo un gran desgaste energético del colectivo social que la conforma; así mismo, a nivel individual, acarrea desasosiego y  problemas familiares para todos aquellos  que la emprenden sin disponer de un respaldo económico que les sostenga en tanto dure la pugna… El esfuerzo, sacrificio y riesgo que implica tal acción, normalmente, – si no se ceja en el intento y se lleva a cabo hasta las últimas consecuencias-, se ven compensados en el tiempo pues gracias a ese tipo de iniciativas, la clase trabajadora, vilmente explotada por el capital a lo largo de  todos los tiempos, ha ido dando pasos decisivos en los que  el conjunto del colectivo obrero, a la postre,  se ha visto de alguna forma beneficiado por la acción vindicativa de aquellos valientes que osaron parar máquinas y  enfrentarse a la patronal en pos de la materialización de derechos fundamentales.

Las mejoras sustanciales obtenidas a lo largo de décadas, paulatinamente y con verdadero  esfuerzo, se han podido apreciar al pasar los años. La clase obrera ha ido  avanzando en la conquista  de derechos esenciales, bajo una presión y lucha  en la que  muchos  huelguistas  fueron maltratados, encarcelados e incluso  dejaron la vida  en el intento; siempre movidos  por el anhelo de dignificar la existencia de la clase trabajadora y aspirando a la creación de un mundo mejor.

Existe un  film,  extraordinario, que aborda  dicha  cuestión, del que  vamos a tratar  de hacer una breve reseña. Es un claro ejemplo de los logros obtenidos, por los mineros, a pesar de todos los impedimentos y barreras que, normalmente, los esbirros a las órdenes del capital se encargan de poner para obstaculizar el camino…

El equipo cinematográfico que osó  plasmar un tema  tan controvertido, para la época, en pantalla, se topó  en el trayecto con un sin fin de trabas y las innumerables zancadillas que tuvieron que sortear fueron mayúsculas.

La historia, basada en hechos reales acontecidos en unas minas de zinc en Bayard Nuevo México, en 1951, fue llevada con gran maestría a la pantalla por el director Herbert J. Biberman  en el año 1954.

Realizado en blanco y negro, con unos planos soberbios, la fotografía bellísima y sobrecogedora, el film, que roza lo documental, es una verdadera joya artística y testimonial. 

El director  Biberman y todo el elenco de producción, no lo tuvieron nada fácil: figuraban en la «lista negra» del Comité de Actividades Antiamericanas bajo el mandato del entonces senador MacCarthy; circunstancia que les acarreó verdaderas dificultades a la hora de emprender el rodaje, teniéndolo  que llevar a cabo en el desierto, tal eran los impedimentos y  vigilancia ejercida por parte del gobierno que se encargaba de relacionar toda protesta social con el comunismo: acérrimo y eterno enemigo por parte de Estados Unidos.

La proyección del film, que se estrenó sólo en 13 salas del país, no tuvo apenas repercusión pues, como era de prever, hubo una mano negra  que se encargó de tal menester. La película fue retirada de circulación durante algunos años; al volver a ver  la luz, tuvo una gran acogida y recibió varios premios.

Hoy en día, está reconocida como película profeminista y de gran  valor histórico  pues el aporte de la mujer fue decisivo y trascendental para conseguir el propósito que perseguía la huelga;  añadiendo ellas otras peticiones a la lista de mejoras laborales exigidas por los mineros y consiguiendo la obtención de sus demandas.

Así mismo, obtuvieron el derecho al voto en las asambleas sindicales que les estaba vetado por los hombres, en este caso, por los propios compañeros y maridos.

La mayor parte de personajes que desempeñan  papeles secundarios, no son actores profesionales, son personas a las que han asignado un rol que conocen a la perfección pues lo vivieron y experimentaron muy de cerca, en sus propias carnes. La batalla reflejada en la cinta, es archiconocida por ellos pues fueron sus protagonistas: los mineros que realmente la vivieron, lucharon y, a la postre, tras seis largos meses de brega y padeciendo todo tipo de carencias, la  ganaron.

El papel de las mujeres, fue decisivo pues sin su incorporación a  los piquetes -en principio, con el rechazo de los hombres pues pensaban que su labor la tenían que desempeñar en casa- no se hubiese logrado conseguir la victoria.

El director y todo el elenco de producción, figuraban en la lista negra de la época en la que toda crítica contra el sistema imperante era duramente perseguida. El afán de conseguir mejoras salariales y protección en el campo laboral, en favor del obrero, se convirtió en una odisea.

«La Sal de la Tierra» es una gran película que define, a la perfección, los problemas acuciantes padecidos por las  sociedades de todas las épocas  que, por desgracia, tienen bastante similitud en todo tiempo, visto que las primeras huelgas de las que se tiene constancia, documentada, proceden de tiempos atávicos. A 1552 a.c. se remontan las primeras protestas, con  parón prolongado en el trabajo, originadas por los esclavos, en Egipto, debido a la carencia de alimento  a la que se veían sometidos.; lo cual viene a prevenirnos de que el  abuso de poder ha venido perpetuándose  desde épocas inmemoriales; esto no significa la aceptación de las cadenas y la  injusticia a la que se ve sometido el ser humano, muy al contrario, nos conciencia del arduo trabajo que aún queda por hacer. 

La solidaridad, apoyo y hermandad entre gremios es primordial en todo movimiento social. Lo podemos apreciar en el tema del desahucio, tocado en la película, que se torna sobrecogedor; ahí es donde observamos, con claridad meridiana, la importancia del sostén entre semejantes. Las escenas finales, dimanan  una fuerza arrolladora  de unidad solidaria que llega  a estremecer por el poder gigantesco que transmite el colectivo al espectador.

En el mágico momento en que las fuerzas se aúnan, no hay nada que las pueda detener y, si esas fuerzas ostenten el privilegio de ser portadoras de «» la Sal de la Tierra», aquella que evita  podredumbre y  corrupción, entonces, sólo entonces, tendremos la certeza y  podremos pensar que un mundo nuevo y mejor, para todos nosotros, es posible.

Hay una frase pronunciada, desde lo más hondo que existe en todo ser, por Esperanza, la protagonista de éste film, -Madre, esposa y piquete- que sobrecoge al espectador por la resonancia que produce en su interior:

«Entonces, supe que teníamos algo que no podían quitarnos, algo que podía dejarle a mis hijos, algo que ellos heredarían: «La Sal de la Tierra»»

Película  imperdible por su humanidad, el mensaje de optimismo y esperanza que transmite, la belleza reflejada en sus imágenes y por ser una gran obra cinematográfica atemporal.

Irune Guadix

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4 thoughts on “La sal de la tierra

  • 2 de julio de 2021 en 22:45
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    Buenas tardes, me gustaría comentar algunas escenas de la película, la primera, en la que la madre le da el biberón a su bebé casi recién nacido, y otra, en la que cuando las llevan con sus hijos al calabozo, exigen “leche infantil” para el bebé, ya que la leche que le han dado los policías, es para adultos.
    Estas escenas son importantes, se entienden como una liberación de la mujer, el hecho de no dar teta al bebé, pero no lo es. Cuando exigen “leche Infantil”, parece que fuese mejor que la de adulto, que el bebé rechaza, y ninguna de las dos es mejor que la leche de la teta de su madre.
    En esta situación de pobreza, la leche de la madre es la única que toman los bebés, el biberón aparece como si no hubiera que pagar esa leche.
    Hay otra escena, en la que Quintero, el padre del bebé, se ve como le da el biberón al bebé, cuando hace las tareas de la madre.
    La madre está reivindicando igualdad, pero deja al bebé en casa, tomando biberón.

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  • 24 de julio de 2021 en 16:08
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    He redactado el comentario anterior:
    En la película hay algunas escenas donde aparece “el biberón”, son escenas que apuntan a la liberación de la mujer en nombre de la igualdad, es obvio que esto no es así.
    -La primera escena, Esperanza, le da el biberón al bebé, al poco de nacer (al principio le daba teta), a pesar de las penurias económicas, tenía para “leche infantil”, así nombran a la leche de vaca o cabra que le dan al niño (en la escena donde están en el calabozo madres y sus crías).
    -La segunda escena, la que están madres y crías en el calabozo, hay un momento en el que reivindican con fuerza, ¡¡¡¡“leche infantil”, “leche infantil” !!!, para el bebé de Esperanza, porque rechaza la leche de un biberón, que es para adultos. Esta escena, en la que la madre y la cría están detenidas juntas, no hay motivo para que la madre no pueda amamantar a la cría con la leche de su teta.
    -La tercera escena, se ve a Quintero, el padre, tendiendo la ropa en casa, y comienza a llorar el bebé, y él con un gesto tosco, nada amoroso, le da un biberón al bebé y el bebé lo coge con las manos, una escena donde el aspecto del bebé es muy saludable.
    Esperanza está luchando por la igualdad, y parece que eso justifica que el alimento del bebé, si es biberón, lo puede dar el padre, o cualquiera en una guardería.
    El comunismo es el triunfo de la vida, y la vida comienza en el cuerpo de la madre. El hábitat del bebé es el cuerpo de la madre, ahí encuentra el alimento, el afecto y el vínculo más poderoso de la naturaleza.

    Cito de nuevo a Casilda Rodrigáñez:
    “Separar el feminismo de la maternidad dando valor a la producción económica por encima de los cuidados es un error. La esencia del feminismo es la empatía y la conexión de las mujeres con su propia naturaleza.”

    Enlazo un documental sobre lactancia

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