Sillas contra el hambre

Como cada lunes, un grupo de ciudadanos se reune frente al Ayuntamiento de Valencia, para dar a conocer sus reivindicaciones. Son los activistas de «Cadires contra la fam».

Corresponsal en Valencia

Este movimiento se constituyó con posterioridad a las movilizaciones del 22M, al considerar que con sus reivindicaciones no se habían conseguido los objetivos previstos y, al no contar con apoyos, un grupo de personas se organizó para reclamar los derechos que no fueron asumidos en su momento por otros.

Para dar a conocer sus objetivos, aparte de su presencia en el Ayuntamiento de Valencia, estos compañeros y compañeras se concentran ante las diferentes Consejerías de ámbito social exigiendo la puesta en marcha de acciones que palien la situación que padecen los que no tienen medios de subsistencia.

Su objetivo fundamental es encontrar un trabajo que les posibilite una vida digna, eliminando la pobreza. No desean subsidios, sino un puesto de trabajo. Pero mientras este no se alcance, reivindican una renta mínima suficiente.

La actitud de las Administraciones Publicas –Ayuntamiento y Generalitat- ha sido dispar a lo largo del tiempo, desde la indiferencia del PP mientras gobernaba, hasta la actitud más favorable de los actuales gobernantes, más receptivos con sus planteamientos. Incluso han llegado a aceptar parte de sus propuestas como la del transporte asequible para los colectivos empobrecidos.

Toni Carrión, cofundador de este movimiento, resalta que determinados partidos políticos de izquierda llevaban en su programa partidas de 10.000 millones de euros y en el transcurso del tiempo esta cifra se ha quedado en solo 500 millones de euros, totalmente insuficiente para paliar la pobreza que afecta a millones de ciudadanos. Sin embargo, añade, existen colectivos, como los militares en la reserva, que siendo 14.000 sus miembros, reciben asignaciones de más de 600 millones de euros al año.

Anna Domínguez, activista, manifiesta que, sin embargo, hay fondos suficientes para la Iglesia, Casa Real, Ejército, grandes empresas, subvenciones a terratenientes – Casa de Alba, por ejemplo-, sueldos vitalicios para determinados políticos, sin contar puertas giratorias, sueldos desproporcionados a alcaldes y asesores, etc. Pero a los sectores más desfavorecidos no les llega nada. Parece que a nadie le interesa solucionar el problema acuciante de una gran parte de la ciudadanía. Así mismo, Anna Domínguez, señala que en contraste con las cantidades dedicadas a los sectores mencionados, para la gente de la calle no llega lo suficiente, por lo que mientras no dispongamos de un trabajo digno, es imprescindible una renta básica suficiente.

Comparte este artículo