Gaza somos todxs
No hay excusas, ni medias tintas, ni términos neutros que suavicen la verdad: lo que Israel está haciendo en Gaza es un genocidio, y lo que hacen nuestros gobiernos es mirar hacia otro lado… o directamente financiarlo.
GAZA SOMOS TODXS. Mientras niños mueren de hambre en los escombros, mientras mujeres dan a luz entre metralla y cadáveres, mientras se bombardean hospitales, escuelas y hasta los convoyes de ayuda… los parlamentos europeos siguen hablando de “conflicto” como si aquí hubiera simetría, diplomacia o algo que negociar con el exterminio. Pero la calle lo tiene claro. Cada manifestación en Donostia, en París, en Berlín o en Madrid es un grito colectivo que dice: “Esto no se hace en nuestro nombre”. Que la complicidad no es inevitable, que el silencio es una decisión política, y que la solidaridad no es un hashtag: es una trinchera. Hoy, esa trinchera son las universidades ocupadas, las morgues simuladas al aire libre, las manos alzadas que no lanzan bombas, sino verdad. Y esa verdad molesta: que Occidente ha perdido el alma al perder el coraje. La Fundación Humanitaria de Gaza no reparte comida: reparte miedo, controla el hambre como quien administra castigos. Es la distopía hecha rutina. Y sin embargo, no puede tapar que cada nuevo crimen vuelve a encender una chispa en quienes aún tenemos conciencia. Porque la historia se escribe con los cuerpos que el poder quiere borrar, pero también con la memoria de quienes no los olvidan. Por eso actuamos. Porque no hay neutralidad posible entre un pueblo y sus verdugos. Porque si no los frenamos ahora, seremos los siguientes. Y si los gobiernos no lo hacen, lo haremos nosotras.