El resurgir del PCE

Un 46% de apoyo a la candidatura alternativa constituye un magnífico punto de partida para transformar esta minoría muy cualificada en una próxima mayoría en el venidero e inevitable Congreso Extraordinario del PCE.

Desde el XX Congreso del PCE que se inicia en los primeros meses de 2016 y hasta el reciente XXI Congreso fallido de julio pasado, crece en el seno de la organización una militancia comunista cada vez más convencida de la necesidad de superar las posiciones reformistas y recuperar a un PCE combativo, de clase y revolucionario, pero en un contexto de afiliación decreciente que no debemos ignorar, disconforme con las políticas que implementan responsables de la organización al margen del mandato congresual y de la legalidad partidaria. Urge, pues, acelerar el proceso de recuperación del PCE.

Pese a las innumerables irregularidades cometidas por los reformistas durante todo el proceso del XXI Congreso, la militancia comunista a través de la candidatura alternativa obtuvo un apreciable respaldo del 46% de las delegaciones.

Si el último evento congresual se hubiera desarrollado con el debido respeto a la legalidad partidaria, hoy Alberto Cubero sería, sin duda, el nuevo secretario general de la organización.

Pese a todo, no debe cundir el más mínimo desaliento. Un 46% constituye un magnífico punto de partida para transformar esta minoría muy cualificada en una próxima mayoría en el venidero e inevitable .

Para lograr tan importante objetivo es preciso que la militancia comunista tome el protagonismo en la vida partidaria, aplicando con todas sus consecuencias, entre otros, los principios que configuran la democracia interna. Y al mismo tiempo, debemos insertarnos en el movimiento obrero para promover y apoyar la lucha económica inseparablemente unida a la lucha política, así como en el conjunto de todas las organizaciones de masas. Un trabajo perseverante que constituye el eje central de nuestra organización comunista. Las/os comunistas tenemos que estar allí donde haya una injusticia social, un atropello, un hachazo del capital, apoyando, sin ningún tipo de sectarismo, a todas sus víctimas.

Desde un punto de vista estatutario la democracia interna en la organización comunista se configura por la libertad de expresión, el debate colectivo, la crítica y la autocrítica, la rendición de cuentas, la revocabilidad de todos los cargos y la dirección colectiva.

El partido comunista podría caracterizarse con estas tres expresiones: estudio, debate y acción colectiva organizada.

El esfuerzo personal de cada militante en la formación y adquisición de conocimientos es vital para que en los diferentes encuentros entre camaradas el debate sea real y efectivo, convirtiendo la inteligencia y los conocimientos individuales en inteligencia y conocimientos colectivos. Sin ese esfuerzo personal previo de estudio, análisis y reflexión, sin la aportación por la militancia de los conocimientos adquiridos a través de estos, el diálogo en tales condiciones convierte las reuniones y los encuentros en actos burocráticos que empobrecen la vida partidaria. En todo caso, el estudio es una condición previa al debate que debe mantenerse, no obstante, durante este y después del mismo.

El debate se conceptúa como la participación activa de la militancia en los espacios comunes hacia la búsqueda de acuerdos y toma de decisiones sin imposiciones ni intransigencias, que debe ser en todo caso constructivo y respetuoso con los derechos de libertad de expresión y de crítica.

La libertad de expresión no abarca de manera exclusiva al periodo previo de la toma de decisiones o acuerdos en los diferentes órganos del Partido, de tal forma que se desvanezca una vez que la opinión mayoritaria se impone a la minoritaria, en cualquiera de los debates que se entablen en las distintas organizaciones. No cabe la menor duda de que el principio de unidad de acción requiere el respeto de la minoría a las decisiones adoptadas por mayoría. Pero es importante resaltar que la minoría conserva el legítimo derecho -y la obligación-, en el marco de la libertad de expresión y del derecho de crítica, de mantener sus posiciones, aunque estas hayan sido derrotadas en un momento concreto.

Ahora bien, el ejercicio de este derecho de la minoría para sostener sus tesis políticas en controversia con las posiciones de la mayoría debe asentarse en sólidos fundamentos. Solo en el caso de que los argumentos de la mayoría no hayan podido convencer a la minoría en asuntos trascendentes, procede que esta última continúe haciendo valer sus posiciones.

En todo caso, esta dinámica de legítima confrontación, además de ser profundamente democrática, favorece el debate ideológico y político en el seno del Partido, fortalece la organización y permite que en el futuro lo que antes era una tesis minoritaria pueda convertirse más adelante en mayoritaria, es decir, pase a convertirse en resolución congresual.

Así pues, los puntos de vista minoritarios no desaparecen por la mera circunstancia de que la confrontación política se haya sometido al resultado de una votación. El que la minoría se someta a la mayoría y participe con esta en la aplicación de los acuerdos adoptados de forma legítima, obligación irrefutable, no debe impedir, por tanto, que aquella siga disponiendo del derecho a seguir expresando y defendiendo las posiciones que fueron rechazadas por la mayoría. [1]El XX Congreso del PCE (abril 2016 –diciembre 2017), ¿Un Congreso Especial?, p. 343, Miguel Medina Fernández-Aceytuno.

En el seno del debate se produce la inevitable lucha ideológica, siempre presente en cualquier organización comunista, máxime en un partido como el PCE que transita desde el reformismo a posiciones netamente comunistas. Un debate que no se circunscribe al interior de la organización, sino que puede y debe, además, manifestarse al exterior de esta para conocimiento de las/os comunistas de otras organizaciones y de aquellas/os  -que son miles- que no mantienen ninguna afiliación. En general, la clase asalariada y de manera muy especial quienes dentro de ella disponen de una mayor conciencia de clase, tienen también derecho a recibir información de estos debates de tal forma que estos no queden reducidos a los límites orgánicos de un partido consecuentemente inserto en el movimiento obrero y en estrecha comunicación con todos sus efectivos.

Máxime cuando hoy en el seno del PCE la confrontación ideológica sobrepasa los matices y desborda diferencias puntuales sobre determinadas estrategias políticas. El PCE se encuentra en estos momentos en una encrucijada en la que confrontan reformistas y comunistas, con posicionamientos excluyentes, que dirimen la liquidación o la supervivencia de la organización comunista. En las condiciones actuales, el debate en el seno de la organización adquiere una importancia verdaderamente trascendental.

El partido no es una secta; es una organización viva que se enriquece con el debate franco y abierto. Es un partido con paredes de cristal.

Los reformistas quieren una militancia comunista ciega, sorda y muda, mientras divulgan sus posiciones políticas encaminadas a la liquidación del partido comunista y su transformación en una organización de socialdemócratas dedicados a ser los enfermeros del capitalismo. Pero eso sí, manteniendo la titularidad jurídica de las históricas siglas del centenario PCE para impedir que bajo esta noble identificación la militancia comunista, de dentro y de fuera de esta organización, pueda recuperar en nuestro país una organización comunista digna de ese nombre. No escatiman el uso exclusivo de los medios de prensa partidarios, excluyendo a los comunistas, impedidos de poder expresar en estos sus opiniones. Y no dejan de acudir, al mismo tiempo, a los diferentes medios de comunicación externos, que los acogen con simpatía, para promover sus posiciones contrarias al mandato congresual encaminadas a la destrucción de las señas de identidad propias de una auténtica organización comunista.

La militancia comunista no puede ser ni ciega, ni sorda, ni muda. No solo le asiste el derecho de defender sus posiciones políticas e ideológicas dirigidas a la plena recuperación del PCE, a ese resurgir de la organización que está en camino, en confrontación con las tesis reformistas, sino que tiene la imperiosa obligación de exponerlas y defenderlas con ahínco tanto dentro como fuera de la organización. [2]El artículo 6 del Reglamento sobre las faltas contra el Partido, dispone que «En ningún caso las discrepancias en el debate político o la correlación de mayorías y minorías darán lugar por … Seguir leyendo

¿Vamos a permanecer las/os comunistas en silencio mientras la corriente reformista transforma al PCE en una organización socialdemócrata, apéndice menor y maltratado de un PSOE belicista, proimperialista y neoliberal?

José María Alfaya González, David Alcázar Nieto, Francisco Anguita Arancel, Arturo Borges Álamo, Julián Cudero Hernández, Fernando Francisco Serrano, José García Rubio, Dario J. López, Elisabeth Lebrument García,  José M. Martín-Portugués Muñoz de Morales, Miguel Medina Fernández-Aceytuno,  José Molina Ramírez, Noel Montero Medina, Edgar Téllez Ramírez

Notas

Notas
1 El XX Congreso del PCE (abril 2016 –diciembre 2017), ¿Un Congreso Especial?, p. 343, Miguel Medina Fernández-Aceytuno.
2 El artículo 6 del Reglamento sobre las faltas contra el Partido, dispone que «En ningún caso las discrepancias en el debate político o la correlación de mayorías y minorías darán lugar por sí mismos a un expediente sancionador
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One thought on “El resurgir del PCE

  • 7 de septiembre de 2022 en 23:18
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    Adelante compañeros y compañeras.
    Por vuestra posición crítica y valerisa ya sois aire fresco para el PCE, que siendo el histórico partido de los Comunistas tiene una Deuda con la clase obrera y los sectores populares y las fuerzas de la Cultura, por haber pactado una Transición que dejó intactas las fuerzas del franquismo y desconoció el papel protector del imperialismo norteamericano.
    Esa revisión auticritica ya iniciada por Julio Anguita ha sido desoida y despreciada por el aparato que por desgracia siempre termina ganando consintiendo las trampas y triquiñuelas como se ha visto en el reciente XXI Congreso.

    Que vuestra lucha por rectificar el partido tenga éxito. La reforma es necesaria. Desde afuera, desde la calle precisamos un diagnóstico político y una estrategia de transformación orgánica, conceptual e ideológica del partido, en un momento histórico crucial donde la Revolución latinoamericana avanza y la alianza ruso-china se erige en el referente antiimperialista para la construcción de una democracia inter-naciones, pluridiversa dotada de un nuevo sentido del Bien Común universal, que consolide la correlación de fuerzas mundial abriendo las compuertas al Socialismo en cada nación.

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