Sobre el materialismo dialéctico y el materialismo histórico

Sobre el materialismo dialéctico y el materialismo histórico

Diccionario filosófico marxista · 1946:278-280

Título del trabajo que J. V. Stalin escribió en septiembre de 1938
para el “Compendio de Historia del P. C. (b) de la U.R.S.S.” (ver:
Historia del P. C. (b) de la U.R.S.S., Compendio). En este trabajo
se da una exposición íntegra, armónica y sistemática de los
fundamentos de la filosofía marxista. La transcendental importancia
de esta obra de Stalin estriba en el hecho de ser la síntesis
filosófica de las más ricas experiencias de la lucha de la clase
obrera y del Partido Comunista por el socialismo, y en que siendo a la
vez la síntesis de la época más rica y compleja en la historia de la
humanidad, desarrolló y concretó el materialismo dialéctico, elevando
la filosofía científica del proletariado a un grado superior. En esta
obra de Stalin está señalada con enorme fuerza la unión indisoluble,
del materialismo dialéctico con el socialismo proletario y se pone al
descubierto en toda su profundidad el valor revolucionario práctico de
la filosofía del marxismo-leninismo. Con su definición del
materialismo dialéctico como la concepción filosófica del Partido
marxista-leninista, como el fundamento teórico del partido marxista de
nuevo tipo, Stalin demostró el formidable papel de la filosofía
científica en la lucha de la clase obrera y de su Partido por la
transformación del mundo. En forma clara, sencilla y genial, Stalin
expone los rasgos fundamentales del método dialéctico marxista, del
materialismo filosófico marxista y del materialismo histórico.
Interpretando el método dialéctico marxista como en diametral
contraposición con el método metafísico, que considera los fenómenos
de la Naturaleza y de la Sociedad como fenómenos inmutables e
internamente no vinculados entre sí, Stalin destaca los cuatro rasgos
fundamentales que caracterizan el método auténticamente científico del
conocimiento. El método dialéctico marxista examina los fenómenos: 1)
en su conexión y condicionamiento mutuos; 2) en su movimiento,
desarrollo, nacimiento y extinción constantes; 3) considera, que el
nacimiento de los nuevos fenómenos se realiza mediante saltos,
mediante el trueque de la cantidad en calidad, mediante el desarrollo
desde el grado inferior al grado superior; 4) que los cambios
cualitativos en la Naturaleza y en la Sociedad se realizan por la
revelación de las contradicciones propias a los objetos y fenómenos,
por la lucha entre los contrarios. Pasando a la caracterización del
materialismo filosófico marxista, teoría radicalmente opuesta al
idealismo, Stalin destaca sus tres rasgos fundamentales: 1) el mundo
es material; toda la múltiple variedad de sus fenómenos representa
diversas formas de la materia en movimiento; 2) el mundo es una
realidad objetiva, es lo primario, y la conciencia, el pensamiento, lo
secundario, producto del cerebro, de la materia altamente
desarrollada; 3) el mundo y las leyes por las que se rige son
cognoscibles, y nuestros conocimientos acerca del mundo, comprobados
por la práctica, son conocimientos veraces. Una gran importancia
tienen las conclusiones que Stalin hace y que se deducen del método
dialéctico y del materialismo. Dichas conclusiones señalan la
dialéctica revolucionaria y el materialismo filosófico marxista como
un instrumento teórico insustituible de conocimiento y de acción. En
su trabajo, Stalin concede una atención extraordinariamente importante
a los problemas del materialismo histórico. “…en su actuación
práctica, el Partido del proletariado debe guiarse, no por éstos o los
otros motivos fortuitos, sino por las leyes que rigen el desarrollo de
la sociedad y por las conclusiones prácticas que de ellas se derivan”
(Stalin). En forma concisa, en la que se encierra un enjundioso
contenido, Stalin pone de manifiesto las leyes de desarrollo de la
sociedad. La base de la sociedad es el modo de producción, el modo de
obtener los bienes materiales. Según sea el modo de producción así
han de ser el régimen social, las instituciones políticas, el derecho,
las teorías y las ideas de los hombres. Al mismo tiempo, Stalin
señala el enorme valor de las ideas y de las instituciones políticas,
su extraordinario papel en la obra de la transformación de la
sociedad. Demuestra la inconsistencia teórica y el reaccionarismo
político de toda clase de economistas vulgares que niegan el papel
activo de las superestructuras, particularmente el de las ideas. “Las
nuevas ideas y teorías sociales surgen en rigor porque son necesarias
para la sociedad, porque sin su labor organizadora, movilizadora y
transformadora sería imposible llevar a cabo las tareas que plantea el
desarrollo de la vida material de la sociedad, y que están ya en sazón
de ser cumplidas” (Stalin). Sintetizando los resultados de la
actuación de los diversos partidos políticos que actuaban en Rusia
–populistas, social revolucionarios, mencheviques, anarquistas–,
Stalin señala que el fracaso de todos estos partidos antimarxistas se
explica, entre otras razones, porque en su labor se guiaban por
teorías idealistas anticientíficas sobre la “multitud” y los “héroes”,
&c. Sólo el Partido Bolchevique triunfó, y el arma más importante de
este triunfo fue la teoría marxista-leninista, el materialismo
dialéctico, que dotaba al Partido del conocimiento de las leyes del
desarrollo social. El materialismo histórico enseña que sólo
comprendiendo profundamente las particularidades de la producción se
pueden concebir claramente las leyes del desarrollo social, en qué
dirección han de operar las clases, los partidos, para acelerar el
curso del proceso social. Stalin se detiene minuciosamente en la
caracterización de las particularidades de la producción. La
producción jamás se estanca en un punto, sino que cambia
constantemente. El cambio en el modo de producción provoca el cambio
de todo el régimen social; el cambio de la producción comienza por el
cambio de las fuerzas productivas, en primer lugar, por la aparición
de nuevos instrumentos y medios de trabajo, y con el cambio de las
fuerzas productivas cambian correspondientemente las relaciones de
producción; las nuevas fuerzas productivas y las relaciones de
producción no nacen por separado del viejo régimen, sino en su seno
mismo; no surgen como resultado de una actividad premeditada,
consciente, sino de una manera espontánea, independientemente de la
voluntad de los hombres. Un enorme valor teórico tiene la formulación
staliniana de la ley más importante de la sociedad socialista, la ley
de la plena armonía entre las fuerzas productivas y las relaciones de
producción. “Bajo el régimen socialista, que hasta hoy sólo es una
realidad en la U.R.S.S., la base de las relaciones de producción es la
propiedad social sobre las medios de producción. Aquí, ya no hay
explotadores mi explotados. Los productos creados se distribuyen con
arreglo al trabajo, según el principio de ‘el que no trabaja no come’.
Las relaciones mutuas entre los individuos dentro del proceso de
producción tienen el carácter de relaciones de colaboración fraternal
y de mutua ayuda socialista entre trabajadores libres de toda
explotación. Las relaciones de producción se hallan en plena
consonancia con el estado de las fuerzas productivas, pues el carácter
social del proceso de producción es refrendado por la propiedad social
sobre los medios de producción” (Stalin). El trabajo de Stalin Sobre
el materialismo dialéctico y el materialismo histórico marcó el
comienzo del período del más intenso y profundo estudio de la
filosofía marxista-leninista por los millones de cuadros de la
intelectualidad soviética, convirtió el materialismo dialéctico en un
instrumento más agudo aún y más efectivo en la lucha por el comunismo.

No figura en el Diccionario filosófico abreviado · 1959

No figura en el Diccionario filosófico · 1965

No figura en el Diccionario de filosofía · 1984

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