4-Escuela inmanentista en filosofía

Escuela inmanentista en filosofía

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Diccionario filosófico marxista · 1946:98

La inmanentista es una de las tendencias idealistas subjetivas más
reaccionarías en la filosofía burguesa contemporánea. Sus
representantes más conocidos eran Schuppe, Schubert-Soldern, Rehmke,
Leclaire. También los “empiriocriticistas” Mach y Avenarius
reconocieron su cercano parentesco con esta tendencia. La tendencia
inmanentista tuvo partidarios también entre los revisionistas rusos
del marxismo, Bogdanov, Basarov, Yushkevich y otros. Estos filósofos
se titulan inmanentistas porque el punto de partida de su filosofía es
la tesis de que el ser es inmanente a la conciencia, o sea, desde su
punto de vista, que el mundo no existe independientemente de la
conciencia, sino que se halla dentro de ella, o identificado con ella.
La escuela de lo inmanente, que dentro de la filosofía constituye una
variedad del kantismo, desechó de la teoría de Kant su elemento
materialista, la teoría de la “cosa en sí” existente
independientemente de la conciencia humana, refutó la existencia de la
materia y ocupó la posición idealista subjetiva de Hume y de Berkeley.
En lugar del estudio de la materia, la escuela inmanentista en
filosofía proclamó como objetivo de las ciencias naturales el estudio
de las leyes de la combinación y sucesión de las sensaciones como los
únicos objetos fidedignos de la ciencia. El desarrollo lógicamente
consecuente de las concepciones de los inmanentistas conduce
inevitablemente al solipsismo (ver). Para evitar el solipsismo, los
inmanentistas (con excepción de Schubert-Soldern, que declara
abiertamente que ocupa la posición del “solipsismo gnoseológico”)
construyen el concepto de “conciencia en general” o de “conciencia
genérica”, que, según afirman, existe realmente en forma independiente
del cerebro humano individual. Sin embargo, está completamente claro
que en la Naturaleza jamás hubo ni podrá haber una conciencia que no
sea el producto del cerebro y que no refleje la existencia material.
Así que la “conciencia en general” no es otra cosa que una ficción
idealista. Partiendo de esta ficción como de una cierta realidad,
indiscutible, según ellos, los inmanentistas tratan de “demostrar” el
carácter real de dios y de la inmortalidad del alma y de erigir una
llamada “teología científica”. Esta misma ficción la emplean también
para “fundamentar” toda clase de ideas reaccionarias para servir a los
intereses de las clases dominantes. “Los inmanentistas, escribía
Lenin, son los reaccionarios más rematados, predicadores directos del
fideísmo, intactos en su oscurantismo. No hay ninguno de ellos que no
haya llevado abiertamente sus trabajos más teóricos de gnoseología
hacia la defensa de la religión, hacia la justificación de esta o
aquella doctrina medioeval”. Hacia principios del siglo XX, la
escuela inmanentista en filosofía degeneró en una multitud de pequeñas
corrientes que hasta la actualidad continúan trabajando por destruir
“la fe en la infalibilidad de las ciencias naturales”.

Diccionario filosófico abreviado · 1959:164

Una de las corrientes más reaccionarias de la filosofía burguesa de
fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Variedad del idealismo
subjetivo. Sus representantes más conocidos son Schuppe,
Schubert-Soldern, Rehmke, Leclair. Los empiriocriticistas Mach (ver)
y Avenarius (ver) confesaban su parentesco cercano con la escuela
inmanentista. Esta filosofía tenía también sus partidarios entre los
revisionistas rusos del marxismo (Bogdanov, ver; Bazarov, Yushkevich y
otros). Los sostenedores de esta filosofía afirman que el ser es
“inmanente” a la conciencia, vale decir, que el mundo no existe
independientemente de la conciencia, que el mundo existe en el
interior de la conciencia o se identifica con ella.

Variedad del kantismo, la filosofía inmanentista repudió del sistema
de Kant (ver) su elemento materialista, la teoría de la ”cosa en sí”
(ver) existente fuera de la conciencia. Niega la existencia de la
materia y se une al idealismo subjetivo de Hume (ver) y de Berkeley
(ver). Según la escuela inmanentista, la ciencia debe estudiar no la
materia, sino las leyes de la combinación y de la sucesión de las
sensaciones que son los únicos objetivos dignos de fe. Todos los
inmanentistas se deslizan inevitablemente hacia el solipsismo (ver).
Para escapar de ello, los inmanentistas (con excepción de
Schubert-Soldern que se declara categóricamente adepto al “solipismo
gnoseológico”) levantaron trabajosamente el concepto de “conciencia en
general” o de “conciencia genérica” que, según dicen, existiría
realmente fuera del cerebro humano. Sin embargo, es perfectamente
evidente que no ha habido ni puede haber en el mundo una conciencia de
esa clase, una conciencia que no sea el producto del cerebro y que no
refleje el ser material. La “conciencia en general” no es otra cosa
que una ficción idealista. Partiendo de esta ficción presentada como
una realidad irrecusable, los inmanentistas se esfuerzan por demostrar
la realidad de Dios y de la inmortalidad del alma, y construir lo que
ellos llaman la “teología científica”. Esta ficción es igualmente
utilizada por los inmanentistas para “justificar” toda especie de
ideas reaccionarias capaces de servir los intereses de las clases
burguesas dominantes. “Los inmanentistas son los más acérrimos
reaccionarios, apóstoles declarados del fideísmo, consecuentes en su
obscurantismo. No se encuentra ni uno sólo de ellos que no haya
orientado abiertamente sus más acabados trabajos teóricos sobre
gnoseología a la defensa de la religión, a la justificación de tal o
cual reminiscencia de la Edad Media” (Lenin, Materialismo y
empiriocriticismo, pp. 233 y 234; Ediciones Pueblos Unidos,
Montevideo, 1948).

A principios del siglo XX la escuela inmanentista en filosofía
degeneró en una multitud de tendencias ínfimas que, hoy todavía,
continúan predicando la religión.

Diccionario filosófico · 1965:146

Escuela filosófica de la inmanencia

(del latín “immanens”, inherente, propio). Una de las corrientes
idealistas subjetivas de la filosofía de fines del siglo XIX. Sus
representantes más eminentes fueron Schuppe, Schubert-Soldern, Rehmke,
Leclair. Reconocieron su parentesco con esta corriente, Mach y
Avenarius. Tenía partidarios en Rusia (Lossky y otros). Los
inmanentistas criticaban la doctrina de Kant sobre la “cosa en sí”
(era la denominada crítica de Kant por la derecha), propugnaban
volver, desde el kantismo, a Berkeley y a Hume. Tesis fundamentales
de dicha filosofía: “sólo existe lo que se piensa” el ser es inmanente
a la conciencia, el objeto está indisolublemente unido al sujeto.
Para evitar el solipsismo, los inmanentistas (a excepción de
Schubert-Soldern, quien declaraba abiertamente mantener los principios
del “solipsismo teórico cognoscitivo”) introdujeron el concepto de
“conciencia en general” o “conciencia genérica” existente –a su
entender– con independencia del cerebro humano. Lenin, en su libro
“Materialismo y empiriocriticismo” (t. XIV, pág. 199, E.P.U., 1959,
pág. 227) realizó una profunda crítica de la filosofía inmanentista y
de sus lazos directos con la religión. Más tarde, los filósofos del
neorrealismo hicieron suya la negación de la teoría del reflejo tal
como propugnaban los inmanentistas y también la caracterización del
conocimiento como “entrada de las cosas en la conciencia”. A
principios del siglo XX, la escuela filosófica de la inmanencia
degeneró en una multiplicidad de pequeñas corrientes.

Diccionario de filosofía · 1984:141

Escuela de la inmanencia en filosofía

(latín immanens: inherente, propio.) Tendencia idealista subjetiva en
la filosofía de fines del siglo 19. Sus representantes más notables
fueron W. Schuppe, R. Schubert-Soldern, J. Rehmke y A. Leclair.
Mach y Avenarius reconocían su afinidad con dicha tendencia. Esta
última tenía sus adeptos en Rusia (Losski y otros). Los inmanentistas
criticaban la doctrina kantiana de la “cosa en sí” (la denominada
crítica de Kant desde la derecha) y exigían volver del kantismo a
Berkeley y Hume. La tesis principal de esta filosofía es “sólo existe
lo que se concibe”. Para evitar el solipsismo, los inmanentistas (a
excepción de Schubert-Soldern que proclamaba abiertamente el punto de
vista del “solipsismo teórico-cognoscitivo”) introdujeron el concepto
de conciencia en general o conciencia genérica que, según ellos,
existe independientemente del cerebro humano. En su libro
Materialismo y empiriocriticismo, Lenin criticó a fondo la filosofía
de la inmanencia y su ligazón directa con la religión. La negación
por los inmanentistas de la teoría del reflejo la asimilaron los
representantes del neorrealismo. A principios del siglo 20, la
escuela de la inmanencia en filosofía degeneró en numerosas corrientes
insignificantes.

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