1-Ley económica del desarrollo armónico (proporcional) de la economía nacional

Ley económica del desarrollo armónico (proporcional) de la economía nacional

No figura en el Diccionario filosófico marxista · 1946

Diccionario filosófico abreviado · 1959:290-292

Ley económica del desarrollo armónico (proporcional) de la economía
nacional

Ley económica objetiva del modo socialista de producción, que regula
la distribución del trabajo y los medios de producción en la economía
nacional.

Surge en las condiciones del socialismo en sustitución de la ley de la
competencia y la anarquía de la producción vigentes bajo el
capitalismo.

La necesidad objetiva de la ley de desarrollo armónico de la economía
nacional, única que permite asegurar la gestión de la economía
socialista, está condicionada por la propiedad colectiva de los medios
de producción.

La coordinación de las diferentes ramas de la producción social, el
mantenimiento sistemático de las proporciones de desarrollo entre esas
ramas, constituyen una de las exigencias esenciales de la ley de
desarrollo armónico de la economía nacional. Si en la economía
capitalista la proporcionalidad no se establece más que a través de
desproporciones, y se halla constantemente infringida, en la
producción socialista, la proporcionalidad entre los diferentes
elementos de la producción social (entre la producción de los medios
de producción y la de los medios de consumo, entre las diferentes
ramas de la economía nacional, entre la acumulación y el consumo,
etc.), es establecida de manera consciente, conforme a las
disposiciones de la ley del desarrollo armónico de la economía
nacional.

En la economía capitalista, fundada en la propiedad privada de los
medios de producción, la repartición del trabajo y de los medios de
producción entre las ramas de la economía se hace de manera
espontánea; la ley del valor, que actúa como una fuerza ciega, sirve
de regulador de la producción. Con el socialismo, gracias a la
propiedad social de los medios de producción, gracias a la acción de
la ley del desarrollo armónico de la economía nacional y a toda la
política económica del Estado Soviético que se apoya sobre esta ley,
la ley del valor deja de desempeñar el papel de regulador de la
producción y su esfera de acción queda limitada. En el régimen
socialista, la ley del desarrollo armónico de la economía nacional
regula la repartición del trabajo y de los medios de producción. Los
planes económicos deben responder plenamente a esas disposiciones y
reflejarlas; de otro modo, aparecen desproporciones que, por otra
parte, terminan por ser reveladas gracias a la acción de la ley de
desarrollo armónico de la economía nacional. Para suprimir las
desproporciones, esta ley exige la constitución de reservas en
material y en mano de obra. Las proporciones así fijadas no son
inmutables; ellas son determinadas por las tareas que plantea la
reproducción socialista ampliada, vale decir, el auge permanente de la
industria, de los transportes, de la agricultura, etc. El
establecimiento de justas proporciones entre la producción de los
medios de producción y la de los artículos de consumo, tiene una
importancia primordial para la reproducción ampliada. Esta no puede
ser asegurada sin el desarrollo prioritario de la producción de los
medios de producción, base de toda la economía nacional. El
crecimiento ininterrumpido de toda la producción social, que implica
la primacía de la producción de medios de producción, es una condición
esencial del pasaje gradual del socialismo al comunismo. Conforme a
esas exigencias objetivas de las leyes económicas, el Partido
Comunista ha sostenido siempre una lucha política con el propósito de
asegurar el progreso continuo de la producción de medios de
producción. Al mismo tiempo, apoyándose en los éxitos obtenidos en
ese dominio y en la ley del desarrollo armónico (proporcional) de la
economía nacional, el Partido realiza hoy un programa tendiente a
asegurar un poderoso auge de la agricultura y el desarrollo de la
producción de objetos de gran consumo. La ley del desarrollo armónico
de la economía nacional exige una repartición y una utilización
racionales de las fuerzas productivas, una estricta economía del
trabajo y de los recursos materiales.

La acción de la ley del desarrollo armónico de la economía nacional
implica la necesidad de planificar en escala nacional. Los planes
establecidos por el Estado Socialista reflejan más o menos fielmente
las exigencias de esta ley. No se debe confundir los planes anuales y
quinquenales soviéticos con la ley económica objetiva del desarrollo
armónico, proporcional, de la economía nacional. Esta ley determina
la necesidad de planificar acertadamente la producción social y ofrece
la posibilidad de esa producción a los servicios de planificación.
Para transformar esta posibilidad en realidad, es preciso estudiar esa
ley económica, llegar a dominarla, aprender a aplicarla
convenientemente, y establecer planes que respondan enteramente a sus
enunciados. Los errores en la planificación pueden causar y causan
efectivamente un gran perjuicio a la economía nacional. La
planificación sólo puede dar resultado si se apoya en la ley del
desarrollo armónico.

Los planes económicos traducen las necesidades imperiosas del
desarrollo de la vida material de la sociedad, reposan sobre las leyes
económicas del socialismo, generalizan la experiencia innovadora de
millones de trabajadores. Son planes-directivas que determinan y
orientan la vida económica del país, abren perspectivas, organizan y
movilizan a las masas trabajadoras. Lo que constituye la fuerza de
esos planes, es el hecho de que extraen su realidad de la actividad
viva de millones de trabajadores que construyen una vida nueva.

La planificación socialista basada en la ley del desarrollo armónico
de la economía nacional, constituye uno de los rasgos distintivos y
una de las ventajas esenciales del sistema económico socialista con
relación al sistema capitalista. Es la que garantiza una forma
superior de rentabilidad, duradera y estable, hace imposible las
crisis en la economía socialista y asegura ritmos acelerados a su
crecimiento ininterrumpido.

No figura en el Diccionario filosófico · 1965

No figura en el Diccionario de filosofía · 1984

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