Occidente acusa: Rusia es culpable

«La ideología norteamericana se va dotando de aportaciones constructivas ante las que el mundo entero ha tenido que, o allanarse o sublevarse sufriendo un duro castigo en este caso».

El periodista Pedro Costa Morata ha publicado con este irónico título un libro en la editorial El Viejo Topo, buscando ante todo «mostrar su malestar y disconformidad ante el monolitismo informativo vigente sobre el conflicto ruso-ucraniano, reflejo de una interpretación intencionadamente falseada de la historia  y la política internacional, sosteniendo la tesis de que esta crisis es esencialmente, el resultado de la indecencia política y la perfidia histórica de Occidente, con Estados Unidos a la cabeza, que utiliza a la UE como acólita y a la OTAN de instrumento agresivo neoimperial».

En cinco capítulos va desgranando lo que denomina  en el primero “una pequeña historia de la España rusófoba”, recordando el discurso de Serrano Suñer, del que se ha tomado el nombre del libro,  con el que se lanzó a la División Azul contra la URSS en 1941, acompañando al ejército hitleriano, el posterior pacto con los EEUU durante la Guerra Fría, la entrada en la OTAN, y en fin, diversos momentos en que se ha destacado el atlantismo de los dirigentes populares y socialdemócratas,  llegando hasta la  Cumbre de la OTAN celebrada en Madrid por todo lo alto  los días 29 y 30  de junio de 2022.

Merecen especial interés los análisis que realiza sobre el papel de los gobiernos socialistas dentro de dicha organización, y el empeño norteamericano de que siempre, a ser posible, presida la OTAN un socialdemócrata.

En el capítulo segundo se examina lo que el autor llama “Las cenizas de la URSS y la nueva Rusia”, analizando como se produjo el desmantelamiento del Estado Soviético y las variaciones que se fueron sucediendo en las relaciones entre Rusia y “Occidente”.  Analiza los periodos de Gorbachov, Yeltsin y finalmente el acceso de Putin al poder, tras la terrible frustración que la serie de engaños de los países occidentales fueron infligiendo a los dirigentes rusos, con especial consideración del incumplimiento de la máxima…”ni una sola pulgada hacia el este”. Esta era la frase que resumía como quedaría la situación geopolítica de tropas en Europa, con unos países antes pertenecientes al Pacto de Varsovia, que en modo alguno servirían de lugares donde se pudieran almacenar ni tropas ni armamento que pudiera suponer una amenaza para Rusia y que ya sabemos cómo terminó. La mayoría de estos países se fueron incorporando a la OTAN, y apuntando sus misiles hacia territorio ruso, incumpliendo reiteradamente todos los compromisos y promesas realizados en este sentido, ante la impotencia y complicidad de los primeros dirigentes rusos surgidos tras la desaparición de la URSS, y que explican finalmente la reacción del Gobierno de Putin a los últimos pasos que incluían a Ucrania dentro de este cerco organizado por la OTAN y los Estados Unidos.

Como indica el capítulo tercero, “La OTAN se relanza cuando cae la URSS”, pese a haber prometido todo lo contrario, se puso de manifiesto el carácter intrínsecamente agresivo de esta alianza militar al servicio de los EEUU, explicando el antisovietismo de ésta y sus falsas credenciales democráticas que utiliza a modo de coartada, con especial atención del papel de Javier Solana. Sobre este personaje, el libro nos da algunos datos muy interesantes, como su época de estudiante en EEUU donde llegó a ser Presidente de la Asociación de Estudiantes Extranjeros, y los contactos que pudo hacer entonces en aquel país en los más diversos ámbitos. Esto podría explicar en parte su nombramiento como Secretario General de la OTAN, y el apoyo extraordinario que ha tenido de los americanos continuadamente, a lo que nuestro “compatriota” siempre ha respondido con entusiasmo, como por ejemplo cuando ordenó sin autorización de la ONU bombardear a la población civil y las instalaciones e infraestructuras de Serbia, que produjeron un total de doce mil muertos, entre ellos cuatrocientos niños.

La inexistencia de méritos personales y de curriculum en Solana para haber alcanzado la secretaria general de la OTAN permite preguntarse al autor cuales hayan sido los verdaderos motivos y conexiones que este haya tenido con los más diversos estamentos de los Estados Unidos para haberlo conseguido, apuntando varios que no extrañarán a los lectores. 

División Azul: Rusia es culpable.

El Capítulo cuarto se titula “EEUU: una agresividad patológica, cínica e insaciable”, y recuerda el autor la inspiración y base divina que atribuye aquel país, desde su inicio, a sus objetivos de supremacía, configurando la historia de una “secta protestante engrandecida como nación y culminando actualmente en imperio”. Examina varios de los hitos de su trayectoria, y la continua motivación mesiánica tras la que se amparan lo que son sus objetivos de supremacía mundial, cubriendo con el manto de la exportación de sus valores lo que es la actividad de apropiarse de bienes y recursos ajenos, y marcar todos los aspectos de la política universal.

Encontramos algunos datos curiosos, aunque no sorprendentes, del modo de actuar de aquel país: fue precisamente el tan bien considerado prócer Jefferson el que ideó el málvado truco, tan seguido habitualmente después, de provocar a los enemigos para luego tras su reacción justificar su exterminio, que llevó a cabo, por ejemplo, contra los indígenas americanos.

«La ideología norteamericana se va dotando de aportaciones constructivas ante las que el mundo entero ha tenido que, o allanarse o sublevarse sufriendo un duro castigo en este caso». Analiza desde la doctrina Monroe de “América para los americanos”, las diversas invasiones que ha ido protagonizando, desde la poco conocida sobre Canadá, hasta el expolio de la mitad del territorio de México , las amenazas a la Francia revolucionaria en el Caribe (1798-1800), con especial dedicación a los países americanos, dividiendo Colombia para apoderarse de Panamá y su Canal, ocupando Cuba, Puerto Rico, Filipinas, donde eliminaron a un millón de tagalos.

Posteriormente crearon la doctrina del “destino manifiesto”, según la cual ese país posee un destino marcado por Dios, revivido por George W Bush en épocas recientes, mito que no hace sino cubrir una ambición expansionista que no respeta nada, en palabras del autor del libro.

Sigue exponiendo  Costa Morata las distintas intervenciones sobre Cuba, Honduras, Brasil, Granada, Haití, con especial mención a la invasión de Vietnam, y debemos destacar el recordatorio que realiza sobre cómo protagonizaron  el golpe de Estado en Irán que cesó al Presidente Mohammad Mosaddeq, porque cometió el terrible delito de nacionalizar la empresa de petróleo británica que saqueaba los recursos del país, que pasaron a ser propiedad de diversas compañías europeas y americanas desde aquel momento.

Se analizan los “regímenes sanguinarios” que ha ido estableciendo a lo largo del mundo, desde el derrocamiento de Arbenz en Guatemala por decisión de la United Fruit Company, llegando hasta nuestros días con la poco conocida guerra de Afganistán sobre la que se proporciona amplia y poco conocida información. 

Finalmente conocemos la opinión del autor sobre la decisión mantenida de antiguo por aquel país de impedir las relaciones comerciales entre Europa y Rusia, muy en particular en relación con el petróleo y el gas, que tras la ampliación de la producción del mismo mediante el destructivo método del “fracking” quería, y ha conseguido, que pasaran a adquirirlo los países europeos, pese a resultar mucho más caro que el ruso, lo que finalmente ha conseguido, llegando incluso a destruir los acueductos que lo transportaban desde Rusia a Alemania.

“Ucrania, estado libre de vida peligrosa” es el título del último capítulo, dedicado a estudiar los acontecimientos de dicho país, objetivo americano desde antiguo, y las  múltiples actuaciones organizadas por la CIA y los diversos servicios secretos  para generar división y odio contra Rusia, maltrato a los muchos ciudadanos rusos o de lengua rusa que en él viven, hasta organizar el golpe de estado del llamado Maidan, y el inicio real de la guerra con Rusia que se produce en 2014, con el hostigamiento y ataques sobre la zona del Donbass que finalmente han desembocado en la guerra que actualmente enfrenta a ambos países, pilotada por la OTAN. Muy posiblemente, como dice el autor, citando dirigentes norteamericanos, con el objetivo de intentar que la Rusia actual siga los pasos del derrumbe de la Unión Soviética y se disgregue en una serie de estados fácilmente manipulables por “Occidente”. 

En definitiva, Pedro Costa Morata consigue su objetivo, desafiar el discurso dominante, el del doble rasero, donde los Tribunales Internacionales deben perseguir a Putin y a Milosevic, pero no a Netanyahu, donde los malos son siempre los que se oponen a los designios del imperio. Que establece además con quien se puede comerciar y con quién no, como los antiguos imperios español e inglés a sus colonias, consiguiendo inverosímilmente, a estas alturas, la sumisión de los dirigentes gubernamentales de la Unión Europea, aunque resulten totalmente contrarios a los intereses de sus ciudadanos, por lo que creo que el libro es de gran utilidad a quienes quieran conocer la realidad y los antecedentes de los acontecimientos que están marcando nuestra época.

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