Ángel Exterminador (yo también quiero ser ministro de la muerte)

En un estado moderno y laico no es de recibo dejar la atención a mayores y/o dependientes en manos de la Providencia. Máxime cuando, como veremos, su presencia en este campo no aporta ninguna mejora para residentes y trabajadores respecto a los fondos buitre y grandes empresarios. Sus prácticas son las mismas o peores.

Qué mejor que el título y un verso lapidario de la mejor canción del mejor grupo de rock nacional, Ilegales, para bautizar un artículo sobre el albero patrio. Todo tiene su versión española: Superman tiene a SuperLópez, la CIA a la TIA, Cobra a Torrente y así hasta el infinito. ¿Que Max Weber habló sobre la ética protestante y el espíritu del capitalismo? Nosotros hablaremos sobre la ética mendicante y el espíritu de “cañítalismo”[1]Capitalismo español parasitario y rentista desde sus orígenes. La jerarquía católica en España está ligada por fuertes vínculos seculares con el poder económico y político. Oligarquía e Iglesia conforman una unidad orgánica, cuya expresión política más reciente fue la dictadura franquista y que ningún gobierno posterior ha cuestionado.

En nuestro anterior artículo: No es país para viejos (buitre sí come alpiste, relatamos que el 90% de las plazas residenciales para mayores están en manos de fondos buitre, grandes capitalistas y… la iglesia. Es más, esta última es la mayor operadora en el negocio de la “Economía Plateada”, por supuesto a través de la fórmula de concierto con las Administraciones Públicas para muchas de las plazas que ofertan. Vaya por delante que, históricamente, la Iglesia a través de congregaciones atendía (y en algunos casos sigue siendo así) a ancianos con pocos recursos, los tradicionales asilos para menesterosos, hospitales de caridad… Pero no es menos cierto que en un estado moderno y laico no es de recibo dejar la atención a mayores y/o dependientes en manos de la Providencia. Máxime cuando, como veremos, su presencia en este campo no aporta ninguna mejora para residentes y trabajadores respecto a los fondos buitre y grandes empresarios. Sus prácticas son las mismas o peores. Hay que sumar la falta de transparencia en sus cuentas a pesar de recibir dinero público. No tienen obligación legal de presentarlas, a diferencia de las sociedades mercantiles. Por añadidura, los inmuebles de la Iglesia no pagan el IBI aunque se destinen a actividades económicas.

La presencia apostólica y romana en este sector adopta diversas formas: Congregaciones religiosas, Fundaciones, ONGs y Obispados. Estos últimos están aumentando sus proyectos geriátricos de la mano de grandes grupos como “compañía operadora”. Florentino Pérez a través de CLECE es el que más proyectos gestiona, seguido de la multinacional francesa Domus Vi. Solo entre 2018 y 2020 se firmaron 11 acuerdos entre estos grandes grupos y los obispados. Y hasta hoy sigue creciendo esa colaboración. Los buitres reciben de los cuervos edificios en donación que les reportan pingües beneficios.  

En lo que a congregaciones de religiosas se refiere, entre tres de ellas manejan unas 20.000 plazas y 200 geriátricos. Las míticas Hermanitas de los Ancianos Desamparados tienen a su cargo 15.000 personas mayores. Famosas por sus hábitos maximalistas y las enormes cruces de madera que lucen sobre su pecho, son conocidas por su aversión a que los trabajadores se organicen sindicalmente y a cumplir el Convenio Colectivo. Despidos, amenazas, coacciones, impago de pluses… También son famosas, sobremanera en Galicia, por llevar a los mayores a votar, incluso en pleno confinamiento, en furgonetas, y repartirles al bajar de ésta los sobres con la papeleta. Su amor por la democracia llega a tal punto que votan por correo en nombre de aquellos ancianos que no pueden salir, debido a su estado de salud, como bien denuncia un familiar de su residencia en Teruel. Misma residencia en que los Técnicos del Gobierno de Aragón comprobaron cómo, en medio de la pandemia, y pese a disponer de él, no pusieron el material de protección a disposición de los trabajadores. 

Si hablamos de Fundaciones no podemos sino centrarnos en la más famosa, dirigida por el cura más majete y mediático, ese del que Pablo Iglesias Turrión dijo que era un ejemplo y al que Yolanda Díaz calificó como “representante de esa España maravillosa que cuida a su gente”. Exacto, el entrañable Padre Ángel. Quien quiera bucear en la historia y los orígenes de este capellán falangista reconvertido en Rock and Roll star, puede consultar el artículo del exdiputado asturiano de IU, Antón Saavedra, en su artículo El Ángel de la Muerte. Antón, buen conocedor de la intrahistoria de las cuencas mineras asturianas, se pregunta: «¿Quién coño era aquel cura que tuvo que salir por la puerta de atrás de su pueblo, La Rebollá, por oscuros asuntos relacionados con la corrupción de menores y su explotación de los niños acogidos, vendiendo por las casas bolsas de arena de los areneros de Olloniego para fregar las cocinas de carbón y Lejía Conejo? (…) Nunca evolucionó hacia el movimiento obrero, como el Padre Llanos. Por aquel entonces ya vivía en Madrid codeándose con el poder franquista, el político (Carmen Polo o Carrero fueron valedores suyos) y el económico-tecnócrata del Opus Dei.» 

El exdiputado extracta en su artículo interesantes datos provenientes de otro texto de investigación acerca de los lazos del cura con la burguesía y sus representantes políticos, que recomendamos y que fácilmente se puede localizar en internet: Nacional Catolicismo. Padre Angel S.A. de Juan Ramírez y María Esther Bello.

Antonio Gómez Movellán, presidente de Europa Laica, en su reseña del libro de Ángel Mario Carreño, Padre Ángel, caridad, soberbia e indisciplina, desliza cómo «la utilización de los menores para la construcción de su imperio limosnero fue una constante hasta que los combinó con los ancianos. Bajo la apariencia de caridad, la suya es una obra meramente mercantil, con formas jurídicas diversas que destacan por la opacidad». El Padre Ángel maneja más de 100 residencias, aprovechando su conexión política, sobre todo en las dos Castillas. Su pelotazo geriátrico despuntó en los años 90 del pasado siglo.

Manuel Rico, periodista y director de investigación de Infolibre es el autor de Vergüenza, el escándalo de las Residencias, libro de cabecera cuya lectura recomendamos encarecidamente para comprender el negocio de este sector. Confiesa su decepción con este personaje que utiliza la caridad como reclamo de un oscuro y opaco negocio. Basta decir que conformó una UTE con Ingesan, filial de la Constructora OHL. El 90% de la UTE, activa hasta 2020, pertenecía a OHL. De esta forma, blanqueó, aportando el sello de “sin ánimo de lucro” a la empresa del Señor Villlar Mir.

El Roto, El País.

En lo que a los trabajadores del sector nos afecta en nuestras carnes, basta decir que CCOO acaba de denunciar a la Dirección General del Mayor de la Comunidad de Madrid la falta de personal, higiene y alimentación adecuada en su residencia Monserrat Caballé. Este mismo mes, la Comunidad de Madrid acaba de quitar la gestión de la Residencia Reina Sofía para mayores con Alzheimer a Mensajeros de la Paz, tras la lucha de 160 familias, que denunciaron como la búsqueda de una mayor rentabilidad llevó a despidos de auxiliares, fisios, animadoras… un recorte de plantilla que llevó a una alarmante falta de higiene y cuidados. “Hablar aquí del Padre Ángel es hablar del demonio, entidades de esta catadura moral no deberían gestionar lugares como éstos”.

La denuncia más sangrante se produjo en su residencia de La Bañeza, León, donde murieron 72 ancianos y solo 5 fueron trasladados al hospital. El abogado de los trabajadores (que denuncian un delito contra la salud de trabajadores y residentes con resultado de muerte y negación del deber de socorro) cree que podían haberse evitado puesto que se negó el material de protección cuando se disponía de él. La Fiscalía terminó investigando el caso a instancias del Defensor del Paciente. Desgraciadamente sabemos en qué han terminado todas las investigaciones sobre la muerte de mayores en las residencias durante lo más crudo de la pandemia. En el silencio. Los trabajadores decían: «esperamos verlo (al Padre Ángel) en el banquillo. Ya mucho antes de la pandemia nos negaban los pañales. Decían que gastábamos mucho. Teníamos a los abuelos mojados. Nunca miraba para los ancianos ni para nosotros cuando venía de visita. Es un soberbio, solo quiere fama y dinero».

¡Cómo me es de familiar todo eso! Son situaciones clavadas a las que sufrimos en la residencia de la multinacional Korian en la que trabajé cinco años. Lo que yo le preguntaría al Padre Ángel, a los obispos, a las monjas es: ¿para qué gestionan residencias si no mejoran en nada, respecto a los buitres, la atención a los residentes y el trato a los trabajadores, qué objetivo les mueve? En verdad nada justifica su presencia y, puesto que el historial de apropiación indebida de patrimonio histórico, cultural, artístico e inmobiliario por parte de la Iglesia es de sobra conocido, urge la desamortización. Deben ser estas residencias y asilos los primeros en recuperarse para la sociedad al objeto de ponerlos al servicio de una Red Pública de Atención a mayores y dependientes, que dignifique la atención a las personas y garantice calidad y derechos en el empleo a las manos que las cuidan.

Notas

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1 Capitalismo español parasitario y rentista desde sus orígenes
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